No niegues mi petición

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- Quédate conmigo - susurró Ylönen.

-¿A dónde quieres que vaya?

- Eres cómo yo,debes resistir - dijo cómo un mantra.

Notaba los nervios en su voz.

Sentí frío. Estaba en una bañera.

Aquello no era bueno.

- Alejandra.

- Dime Xandra - murmuré.

- Alexander me matará si te pasa algo - dijo mientras ponía su frente sobre la mía.

Veía borroso. Sus manos estaban frías,o eso pensé.

Me movi inquieta,ya que él estaba tan cerca de mí.

- Que idiota - dije.

Entonces caí en la cuenta de que sentía el agua por completo.

El brazo comenzó a doler mucho.

- No puedo darte nada,no sé qué hacer - dijo asustado.

- Ayúdame - le pedí - mátame.

-¡No!

Cerré los ojos aguantando el dolor.

Estaba muriendo,mi última petición sería morir dejando de ser casta y pura. Saber lo que era el sexo. Era un cliché,pero nunca tuve la oportunidad de odiar o amar al sexo.

-¿Estás segura?

- Aún estoy cuerda. Sé lo que quiero.

- Te arrepentirás - dijo.

- Lo dice el experto en sexo - me burlé.

Y sentí odio hacia él,odio porque él me doblaba la edad,porque habría tenido muchas mujeres a sus pies... Y yo repelia a los chicos.

Me sacó de la tina. Me envolvió en unas toallas con delicadeza.

El brazo dolía horrores, punzaba como si fuera a caerse de un momento a otro.
Me cargó con cuidado, me dejó en una cama muy suave.

- No debería...

- Tómalo como una petición, sé que te gustó.

-¿Y cómo llegaste a ésa conclusión?

- Me duele el brazo,no estoy muriendo - afirme - no soy estúpida.

- Tienes temperatura,estás delirando - dijo serio - tu brazo está muy infectado...

- Soy inmune - dije - pero por si acaso, concedeme el favor que te pido.

Déjame saber cómo se siente tener sexo con alguien guapo,alguien que sepa lo que quiero,alguien cómo tú.

- No puedo - dijo firme.

-¿Te negarás?

- Si lo hago, significa que me aceptas en tu vida.

- No puedo negarte estar en mi vida.

- Eres mi prometida - confesó - no quería cruzar nuestros límites.

Decepcionada le di la espalda.

- Ardere en las brazas del infierno si tu padre me perdona.

Me quedé dormida de nuevo. La fiebre aumentó. Yo tenía mucho frío.

- Estoy contigo - me susurró a mi lado.

- Olvidaba que no soy totalmente de tu agrado.

-¿Vas a decidirte? ¿Dices que me gustas o no?

-¿Eso importa?- pregunté mientras lloraba.

Me abrazó y su piel me calmó unos segundos.

Besó mi espalda con lujuria.
Con un movimiento, dejé de estar adelante de él,para quedar debajo de él.

- Claro que me gustas mucho - dijo mientras se acercaba a mi rostro.

Me besó con calma,pero yo me sentí ansiosa por probar sus labios y con mi brazo no infectado toqué su espalda.

Estaba desnudo encima de mí,lo que significaba que estaba a mi lado desnudo quien sabe cuánto tiempo.

Baje mi mano y le apreté una nalga.

Gimió mientras no dejaba de besarme.

¿Era mi prometido? ¿Nos casariamos?

Con los ojos cerrados pude notar los cambios en mi. Había olvidado lo mal que me sentía.

Dejó de besarme y me tomó de las piernas.

- Ylönen...

- Vas a ser mía, voy a robarte lo más preciado que tienes,debes decir mi nombre.

Eso me encendió más. Estaba ansiosa por sentirlo adentro.

Sus besos me provocaron una reacción extraña, yo estaba muy húmeda en aquella parte tan privada.

Acarició suavemente mis pechos,rozando con sus dedos mis pezones.

Un escalofrío placentero me recorrió.

- Esto debería ser lento - dijo Lauri.

- Al diablo - dije antes de darle oportunidad de reaccionar.

Lo hice girar y me quedé encima de él. No le presté atención a mi brazo infectado.

Toqué la piel de su pecho y cuando se estaba por quejar, me acomodé y me acoplé en su excitado falo.

Grité al sentirlo dentro, fue algo delicioso.

Era un dolor momentáneo, mezclado con todo lo que sentía en ése momento.

Comencé a buscar puntos de placer y en pocos minutos empezaba a sentir un orgasmo.

- Lauri - dije mientras sentía sus manos en mis caderas.

Yo llevaba el ritmo, eso me gustó mucho.

Era un ir y venir muy placentero.

Exploté apretandome más contra nuestra unión y un gemido de su parte,junto con su expresión ( se mordía el labio) fue lo último que recordé de ése momento.

Me desmayé. Era mucho esfuerzo.

Desperté sola, en la oscuridad.

Tenía una pijama de franela y mi brazo ya no dolía.

Me senté algo cansada,con mucha hambre.

- No te levantes - dijo Lauri.

- Siento como si me hubieran atropellado.

- Eso te pasa por no hacerme caso - dijo Lauri.

- Tengo mucha hambre.

- Te traeré algo de comer.

- Lauri... ¿De verdad pasó lo que creo?- pregunté algo preocupada.

- Eso queda entre ambos.

- No quedará entre ustedes - dijo una voz en la entrada.

Mi estómago gruñó.

- Traele algo de comer - dijo aquel hombre.

Estaba algo desconcertada, sumado a qué estaba oscuro.

XandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora