Parte Uno

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"Te odio, Afrodita

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"Te odio, Afrodita."

Yeosang tiró el pomposo arreglo floral a la basura, pero las diferentes flores y hojas eran demasiado grandes para caber en el pequeño traste y tuvo que empujarlas dentro con el pie. No quería ver nada que le recordara a ese maldito festival que solo le traía disgustos y dolores de cabeza, hubiera preferido mil veces quedarse en casa.

"Ojalá te caigas de la maldita concha marina donde estás parada."

Llegó hasta su armario casi tropezando con sus propios pies por la frustración, rápidamente dejó caer la túnica de seda y se dispuso a cambiarse con lo primero que tomó, un par de pantalones y una camisa ambas de un reluciente blanco. Su madre se encargó de eliminar todo tipo de ropa colorida en un intento de que Yeosang no levantara malos comentarios en el festival Cronia.

—Cariño, Afrodita es la Diosa del amor y la belleza, no puedes vestir como un vago cuando deberías ser su viva imagen —dijo su madre hacía cuatro noches mientras metía las manos en su maleta—. Prepararé tu equipaje otra vez.

Deseó haber sido desobediente una vez en su vida y rehacer su maleta, tenía el derecho de vestir por comodidad y no por cuidar la reputación de una Diosa que lo tomó como su elegido sin preguntar su opinión. Gracias a ella ahora estaba atrapado entre obligaciones y costumbres enfermizas.

No importaba que los demás vieran su posición como una bendición, tampoco lo orgulloso que estaban sus padres por nacer con ese privilegio, Yeosang hubiera preferido ser una persona común y morir sin ser reconocido por algo más que tragar pollo frito día por medio.

— ¡Yeosangie! ¿Qué demonios pasó allá afuera? —Wooyoung gritó entrando por la puerta con un estruendo. Yeosang se volteó con una mueca de disgusto, no se percató de que no cerró la puerta correctamente—. Todos están hablando, jamás te habían visto molesto.

— ¡Estoy muy molesto!

Wooyoung aplastó una sonrisa.

—Uh... tu cara no está hecha para lucir enfadada, apenas parece que haces una rabieta con tu bailecito de la ira.

Yeosang abrió la boca para protestar, más una parte de él supo que era en vano y prefirió callarse. Se echó en su cama y aplastó una almohada contra su pecho en un intento de contenerse.

—No respetaron mi opinión —murmuró por lo bajo—. Desde un principio no quería estar allí, no completé el formulario de ingreso y me mantuve alejado de la tarima como precaución. ¿Por qué me nombraron de todas formas?

Wooyoung se dejó caer en el espacio libre de la cama y le revolvió el cabello en un intento amistoso de consolarlo. En otro momento Yeosang hubiera golpeado su mano para soltar un comentario sarcástico que los llevaría a una pelea de cosquillas, ahora no tenía ánimos para nada más que dormir y esperar su muerte.

• El Capricho de Ares • [JongSang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora