Capítulo 6

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Phoenix

Despierto con sábanas blancas enredadas en mis piernas, un suave cuerpo cálido está a mi lado, su brazo está encima de mi pecho. Observo su mano, son suaves contra mi piel, no tiene las típicas uñas largas que suelen tener las demás mujeres, esas que pueden rasgarte como freddy, al contrario, sus uñas son pequeñas, tienen un brillito y tiene pintada una línea blanca al final. Se mueve un poco pero no retira su mano.

Miro el lugar, aún está algo oscuro, cojo mi móvil para ver la hora. Son las 5 am, mierda, debería irme. Trato de quitar su mano con cuidado de no despertarla, cuando finalmente lo logro, me arrastro de la cama, pero algo me detiene, el tatuaje de su cuello está expuesto entre sus cabellos, está boca abajo en la almohada. Tengo la urgencia de tocarlo, pero vacilo en el aire.

Me rio internamente. Tiene un maldito ave fénix en el cuello, es demasiado loco para creerlo. Niego con la cabeza y me levanto. Cojo mi ropa y me cambio en el silencio más sepulcral posible.

Justo cuando estoy por guardar el celular en el bolsillo, recibo un mensaje de León.

- ¿Está hecho?

Miro la habitación y luego a ella.

Cierro los ojos y me paso la mano por la cara. ¿Está hecho?... ¿Cómo le digo al imbécil de León que no voy a tomar ningún dinero? ¿Cómo le digo que no haré nada porque me lleve a la chica a un hotel?

Guardo el móvil y salgo de la habitación sin mirar atrás. Esto... esto no tiene explicación alguna. Soy un idiota.

....

-¿Cómo que se fue? -Grita León paseándose por el pequeño apartamento.

-Ya te lo dije. Se asusto en el momento, no quiso seguir. No podía obligarla, ella no quería que vaya a su departamento, se fue de la disco.

-¿Así sin más? ¿No la convenciste? -Dice enfurecido.

-No. Podía. Hacer. Nada. -Le digo molesto.

-Seguramente se acordó del novio ese que tiene. ¿Le habrá dado cargo de conciencia?

No lo creo.

-Seguramente. -Respondo. -Has debido averiguar un poco más. Esa chica no quería una follada de una noche, solo buscaba conversar con alguien y no estoy para esas estupideces.

-Por supuesto. -Dice León mientras se pellizca el dedo con el pulgar. -Maldita sea, hemos perdido el tiempo con esa estúpida. Solo quedan dos días. -Dice como si no lo supiera.

Me sirvo un vaso de agua.

León me mira de forma rara.

- ¿Dónde estuviste anoche? -Pregunta.

Trago el líquido del vaso. -No recuerdo que tenga que darte explicaciones de lo que hago.

-Pudimos haber buscado un plan B. -Refunfuña.

-Era muy tarde para eso.

-Alguna idiota de la aplicación podría haber dicho que sí.

Ignoro su comentario, esas chicas no tienen la culpa de dejarse engatusar por este imbécil, por los dos en realidad, pero no es el momento de enfrentarnos, no cuando faltan pocos días.

-Ya no tiene sentido lamentarnos.

Me fulmina con la mirada y saca un cigarrillo de su bolsillo trasero, lo enciende mientras habla. -Está noche vas a salir con una chica y quiero que hagas hasta lo imposible, píntale las estrellas y fóllala de mil maneras, pero tienes que dejarla tan mal como para llevarte todo lo que encuentres en el lugar sin que ella pueda abrir un ojo, entiendes.

Azúcar y SalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora