26: Hola, primavera. Parte 2.

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Suspiré, me sentí pesado, aún sigo cansado; no quiero abrir los ojos, sin embargo, una humedad que se apodera de mis labios hace que los abra con vacilación, todo sigue oscuro y borroso hasta que me acostumbro un poco a esos ojos que brillan frent...

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Suspiré, me sentí pesado, aún sigo cansado; no quiero abrir los ojos, sin embargo, una humedad que se apodera de mis labios hace que los abra con vacilación, todo sigue oscuro y borroso hasta que me acostumbro un poco a esos ojos que brillan frente a mí, se encuentra encima de mi cuerpo, me quedé atónito y creo que Sesshomaru quedó igual, nos vimos uno al otro en silencio.

Intenté sentarme y espantar un poco el sueño, incluso encendí la linterna nocturna. El rostro de Sesshomaru y su piyama se pintan del amarillo de la lámpara, siempre parece una pintura o como una estatua en la oscuridad siendo iluminada por una vela.

―Sesshomaru, ¿qué ocurre? ―inquirí posando una mano por su mejilla, está caliente.

―No lo sé ―jadeó como si mi tacto doliera.

Tragué grueso e hice que se sentase y respirara profundo, su pecho sube y baja como si le faltara aire a los pulmones. Su temperatura está elevada, me levanté, busqué entre mis cosas personales una toalla pequeña, me dirigí al baño y lo humedecí con aquella agua tan fría que casi me entumece las manos. Salí de prisa.

―Recuéstate ―le dije y me obedeció.

Pasé el paño por su rostro, le subí la camisa del piyama, humedecí el duro abdomen, el pectoral; en cambio, el paño dejó de estar frío, calar el cuerpo con agua fría no funcionó, empecé a canturrear de preocupación, insistí en bajarle la temperatura con agua fría; Sesshomaru me quema con su mirada.

Reviso la hora de mi celular, es media noche, no puedo contactar al señor Horikoshi para que me ayude, debe estar dormido. Mis ojos se detienen fijos en la notable erección que tiene.

―Creo que estás en celo ―digo en voz baja.

―Eso no puede ser. ―Apoya sus manos en la cabeza y la inclina un poco hacia atrás―. No puede estar pasando, debería de ser capaz de suprimir esto, es muy extraño ―dice en voz ronca y casi ahogada.

Detesto que mis malos presentimientos se cumplan, Sesshomaru se nota tenso, sin duda no le gusta esta situación.

Suspiro con resignación, no me gusta verlo asustado por una reacción biológica. Empiezo a buscar entre mi bolso de cosas personales, saco la botella de lubricante, destapo el paquete de condones y saco tres, los guardo en mi bolsillo, si de verdad los daiyokai tienen tres eyaculaciones, no quiero ensuciar esta posada.

Me acerco a Sesshomaru e intento que deje de cubrir su rostro, sus ojos son intensos y eso me fascina, lo beso para intentar calmarlo un poco, fue un beso corto, pero cargado de sentimientos sinceros.

―No te preocupes, tarde o temprano esto iba a suceder ―. Él me besa esta vez, con urgencia, el beso es húmedo por sus lamidas sobre mis labios, su boca es caliente y su legua parece una llama ardiente. Me separo de sus labios―. Quítate la camisa ―. Su mirada parece insegura, le sonrío y acaricio su mejilla, si quiero que esté calmado, tengo que pretender estarlo―. Confía en mí.

NODUS TOLLENS (BL/Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora