Dos

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Pense que era una linda coincidencia encontrarmelo aqui, considerando que antes me estaba lamentando no poder ver más a Severus, le sonreí y él me devolvió la sonrisa.

- ¿Quieres ayuda? - Severus apuntó a mi maleta y al ver que se paró de su asiento, le di un asentimiento.

La señorita Granger venía por el pasillo y al ver el gesto de Severus, me sonrió, yo le devolvi la sonrisa. Pero al ver que ella quería pasar, puse una mano en la espalda de Severus, él me miro y yo le hice un gesto para que mirara a la azafata.

- Lo siento, pase - ambos nos corrimos y ella pasó - Pasa - eso fue dirigido a mi, le sonreí y me senté con un suspiro.

- ¿Cansado? - Severus me preguntó mientras se sentaba.

- Bastante, estuve trabajando todo el día antes de venir acá, los clientes me cansan demasiado - Severus me miro con una sonrisa picara y me di cuenta que lo último que dije se puede malinterpretar claramente como otra cosa - O-Oye, me refería a los clientes de la empresa en la que trabajo, suelen ser exigentes en los productos que piden y eso me cansa demasiado para cuando termina el día y, y, y... - Me puse nervioso, mucho y Severus lo noto.

- Hey, tranquilo, solo estaba bromeando - y Severus hizo algo que no me esperaba, puso su mano en mi cabeza y despeino mis cabellos en un claro gesto burlón. Yo aparte su mano agarrando su muñeca y él me miro con la misma mirada intensa de cuando lo conocí en la fila del aeropuerto. No pude evitar morderme el labio con nerviosismo, él acercó su cara a la mía y me sonrió.

- Aunque a mi no me molestaría cansarte - y antes de que él pudiera hacer algo más, como acercar su cara más a la mía, una voz se escucho detrás de Severus.

Él se dio vuelta, y le sonrio a la azafata que nos había dicho que nos colocaremos los cinturones que el avión estaba por despegar. Yo le sonreí tímidamente a ella y abroche mi cinturón de seguridad, la azafata me devolvió la sonrisa y siguió su camino. Pensé en las palabras de Severus antes de que la azafata interrumpiera.

" no me molestaría cansarte"

Eso claramente se puede malinterpretar, y vi que Severus no era indiferente a mi, así que decidí coquetear con él. Ya lo había hecho con otros chicos y siempre obtuve un buen polvo de ellos, tal vez no tendría sexo, pero uno que otro beso podría robarle. Y con eso en mente, le sonreí una vez más a Severus antes de escuchar claramente el ruido del avión poniéndose en marcha.

...

Había pasado alrededor de 15 minutos desde que despegamos, y con Severus nos habíamos estado distrayendonos mientras despegaba el avión, debía admitir que escuchar su voz fue relajante, no me gustaba viajar en avión, pero por mi trabajo debía hacerlo. Suspire cuando nos dijeron que lo peor ya había pasado, y que podíamos relajarnos, aunque yo no me relaje del todo, había una tormenta allá afuera todavia y recién cuando pisara Londres estaría a salvo. Si, estaría todo paranoico durante las 8 horas que duraba en viaje.

- ¿Tienes miedo a viajar? - En ese momento que me relaje un poco note la mano de Severus sobre la mía, él estaba haciendo círculos sobre la palma de mi mano y debía admitir que era relajante, así que no aparte mi mano.

- Algo, suelo tener ansiedad, mi cabeza máquina cosas sin mi permiso y el subir a un avión hace que me ponga muy nervioso y paranoico de que algo pueda llegar a pasar, aunque se es que improbable de que pase algo o que se caiga el avión - mire a Severus para ver si me miraba como un bicho raro, pero él tenía una sonrisa comprensiva.

- Descuida, te entiendo, la ansiedad es algo para tomarse en serio, pero a menos que estemos sobrevolando por encima del triángulo de las bermudas no creo que pase nada - me reí, y aunque eso le dio una idea más a mi cerebro, la mano de Severus sobre la mía me daba una calma impresionante.

- Gracias por tu ayuda - y él me sonrió mientras aprovechaba para entrelazar nuestras manos.

- Descuida, estaré aquí para cuidarte hasta que pises Londres - sonrei inevitablemente, definitivamente tenia que conseguir aunque sea el número del hombre sentado a mi lado.

- ¿De dónde eres? - él me miro ante mi pregunta.

- De Inglaterra, estuve en Miami solo por trabajo - así que vivíamos en el mismo país.

- Que suerte que seamos del mismo lugar entonces - Lo mire, él tenia una sonrisa, sentí un apretón en mi mano. Aún no nos soltamos las manos.

- Cierto, tal vez podamos vernos seguido - sonreí por su respuesta, si seguía sonriendo me quedaría la estupida sonrisa incrustada en la cara.

- Si, pero a menos que me des tu número sería imposible contactarme contigo - dije.

- De eso no te preocupes, sabré contactarte - y eso me envió un escalofrío a la espalda, mi mano apretó la suya al captar una mirada bastante siniestra en su rostro.

Me pregunté cómo me contactaria, a menos que me conociera de antes o la empresa donde trabajo, no sabría de donde sacaría mi número. Pero empuje ese pensamiento al fondo de mi mente cuando el comenzó a acariciar con sus dedos el dorso de mi mano, lo mire y me dio una sonrisa que no pude evitar copiar. Durante alrededor de una hora estuvimos hablando en susurros, la mayoría de los pasajeros estaban quedándose dormidos y las azafatas pasaron ofreciendo almohadas o frazadas. Cuando la señorita Granger paso le pedí una frazada, solía tener bastante frío cuando quería dormir y debía admitir que el ambiente dentro del avion estaba helado.

Mi cabeza en algún momento se apoyó en el hombro de Severus y por alguna razón nuestras manos seguían unidas, no me importo, me brindaba calidad y tranquilidad saber que lo tenía a mi lado. Le compartí algo de frazada a Severus para que tapara sus piernas, y cuando me di cuenta ya estaba dormido. Desperté por una sensación en mi cuello, mire y me di cuenta que mi cabeza ahora estaba apoyada en la ventana del avión y la sensación en mi cuello eran los dedos de Severus, él me dio una sonrisa y una mirada intimidante. Me relami los labios, tenía sed.

- ¿Que pasa? - le pregunté mientras me sacaba la pesadez de los ojos pasandome las manos por la cara.

- Ya podemos sacarnos los cinturones, pensé que querrías ir al baño - negué con la cabeza.

- Necesito agua - él me tendio una botellita de agua y yo la tomé rápidamente.

- Me la dejo la azafata castaña, pensó que la querrías y al parecer no se equivoco - me acabé toda el agua y le di una sonrisa.

- ¿Cuanto tiempo pasó desde salimos? - me acomode mientras ponía la botellita de agua vacía en el lugar que tenía frente a mi asiento.

- Alrededor de 4 horas - gemí de frustración ante su respuesta, faltaban otras cuatro horas de viaje aún.

- Voy a ir al baño a lavarme la cara entonces - él se desabrocho el cinturón y me dejo pasar.

- Podría acompañarte si quieres - el tono sugestivo no me paso desapercibido y le di una mirada pícara.

- No estaría mal - pero eso lo dije en broma, lo dejé a él en nuestros lugares mientras caminaba por el pasillo hasta el baño.

Solo había una chico esperando para pasar, cuando él entro dos azafatas pasaron por mi lado casi corriendo, y escuche el grito de una señora más al fondo diciendo que alguien se sentía mal y se había desmayado. Las azafatas fueron hacia donde escuché el grito de la señora, alguien me tocó el brazo, era el chico que estaba en el baño. Con un gesto me dijo que ya podía pasar y le agradecí con un asentimiento. Con un pie dentro del baño escuche la cortina que separaba a los pasajeros de la cabina de las azafatas cerrarse y me encontré con Severus, él me metió dentro del baño y cerró la puerta con seguro. La oscuridad se desvaneció cuando se prendió la luz y pude ver la mirada depredadora que Severus me dirigía. Me mordi los labios, si bien quería sexo, no pensaba tenerlo dentro del baño de un avión. Aunque al parecer Severus pensaba todo lo contrario cuando me empujó contra una de las paredes del baño y me besó.

Vuelo a medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora