Mi respiración comenzó a acelerarse cuando la vi frente a la entrada de la cabina de azafatas, tenía la misma sonrisa maquiavélica y su apariencia desastrosa no había cambiando en nada. Pero ella no infundía miedo, lo que me daba miedo era lo que ella era capaz de hacer, que podía hacerme gritar de dolor y partir todos mis huesos con un solo hechizo. Mi labio inferior estaba temblando, me levanté de mi asiento y Snape me miró serio, aún tenía a la azafata entre sus brazos y seguía apuntándole con el cuchillo en su garganta.- Potty - la voz cantarina de Bellatrix me hizo apartar la mirada de él y volver a verla a ella - Ha pasado un tiempo desde que nos vimos, pero sigues viéndote igual de patético, va a ser una lástima que mueras tan fácilmente - apreté mis puños, intentado calmar mi rabia ante sus palabras, no era el mismo mocoso que en ese entonces.
"No eres el mismo niño que antes, no lo eres"
Pero aunque lo repitiera una y otra vez en mi cabeza, estaba seguro que no me convencería de ello. Seguia temblando de miedo al verla, y seguro que tendría aún más miedo si veía que ese bastardo seguía con vida.
- Veo que aún tienes miedo, ¿Quieres sentir más miedo aún? - Ella comenzó a caminar por el pasillo, pude ver de reojo como Snape soltaba a la azafata y la ataba de pies y manos, en ese momento noté a todos los pasajeros inmóviles en sus asientos, atados con cuerdas mágicas.
Nadie iba a ayudarme esa vez, lo sabía a la perfección, había sido muy mala idea volver a Londres, pensar que se habían olvidado de mi después de ocho años lejos de Inglaterra, cubriendo mis pasos para que no me encontraran. Me había descuidado, pensando que estos bastardos no irían a subir a un avión, me había equivocado una vez más.
- Matame, hazlo, ya no me interesa seguir escapando, no voy a volver solo para ver la mierda que han hecho con el mundo magico - ella me apunto con su varita, rabiosa.
- ¡Mi señor engrandecio el mundo magico, ha hecho grandes cosas y nos enaltecio a los magos! Dumbledore solo hizo mierda el mundo mientras estuvo al mando y adulando la oreja de Fudge, los sangre sucias nos pisoteban a nosotros los sangre pura, ¡Cuando nosotros debíamos ser los que pisotearan la existencia de esas asquerosas ratas inmundas! - no le di la satisfacción de responderle, simplemente me quedé callado y dejé que su discursito sangre pura se quedara en el aire. Pero no me quede callado por mucho tiempo.
- Eres realmente una demente, nadie te pisotea, tu sola te pones ahí abajo para que te pasen por encima - y no pude seguir diciendo nada más, el hechizo cruciatus me pegó de lleno en el pecho, haciéndome caer al suelo mientras gritaba.
Habían pasado años desde que recibí cualquier tipo de hechizos ofensivo de algún mago. Mis nervios se crisparon y mi garganta ardía por mis gritos, sentía cada nervio dolorosamente, como mi piel quemaba y sentía un gran fuego dentro de mi cuerpo. Lo sentí como si me estuviera cruciando durante horas.
- Detente - y aunque agradecía que el hechizo se detuviera, el dueño de esa voz me hizo estremecer, conocía a la perfección ese timbre de voz, como arrastraba las palabras y tenía ese siseo al final de cada palabra.
Me obligaron a pararme, sentí unos brazos en mi cintura, un amplio y fuerte pecho contra mi espalda y mi cabeza cayó muerta hacia atrás sobre el hombro de esa persona. No tenía fuerzas ni para abrir los ojos, sentía mis mejillas mojadas y de mi boca caía levemente algo de saliva mientras intentaba respirar sin que me dolieran las costillas.
- Camina - Snape me susurró al oído mientras apretaba mis caderas, no pode evitar gemir de dolor por el apretón y sollozar cuando mis pies tocaron el suelo con fuerza.
Y aunque Snape podría haberme empujado a los pies de Voldemort me sostuvo entre sus brazos frente aquel ser que había arruinado mi vida. Él me sonrió, una sonrisa inhumanamente más ancha, con dientes puntiagudos. Sus ojos rojos como rubis destellaron cuando hice contacto con ellos, tenía su misma asquerosa túnica manchada de sangre y rasgada en los bordes, llena de tierra. Nunca entendí si el propósito de esa ropa era infundir miedo o simplemente pereza por lavarla, mi mente estaba tan embotada que ni sabía que estaba pensando. Él levanto su mano esquelética apuntándome con su varita, la clavó en mi cuello, crispandome y causandome un dolor que recorrió toda mi espalda.
- Harry Potter, el niño cobarde, un placer verte en este estado - él tuvo el descaro de acariciar mi mejilla izquierda, para sacarme de encima su tacto movi mi cabeza hacia el lado contrario y escondi mi rostro en el cuello de Snape. Sinceramente prefería oler la rica colonia de Snape a sentir el tacto frío y áspero de esa bestia - Supongo que ya le habrás abierto las piernas para sentirte más a gusto entre sus brazos, que con mi tacto sobre tu piel - y esta vez no pude escapar de él, me agarró del cuello y me jalo hacia su rostro, pero por alguna razón Snape no soltó mi cintura, así que quedé con la parte superior de mi cuerpo inclinada hacia él.
- Sigues siendo una puta, Harry Potter, abriendote de piernas ante cualquiera y dejándote follar solo por un rato, eres asqueroso - él solto mi rostro, haciendo que perdiera el equilibrio y que esta vez si cayera al suelo.
- Yo no me entrego a nadie, tu fuiste un error, que tal vez disfrute en su momento por la apariencia agraciada que tenias, pero ahora me causas náuseas, eres un ser asqueroso y repugnante - lo mire antes de continuar - Nada quedo del Tom Riddle poderoso e imponente que eras, aquel que con solo entrar en una habitación hacia temblar a todos, incluso al más poderoso mago, ahora solo eres un asqueroso e insignificante gusano que se arrastra buscado la gloria, ¡Que jamas podrás obtener! - la patada que me pegó en el estómago me la venía venir, pero lo que no me esperé fue la furia con la que se abalanzó sobre mi, continuando con los golpes que fueron a parar a mi rostro.
Intente cubrirme pero uno de mis brazos fue agarrado por alguien y la reconocí por el cuchillo que enterró en mi antebrazo, grité de dolor. Senti la carne abrirse y el cuchillo ardiente perforar mi hueso. Mis alaridos se escucharon por todo el avión, haciendo eco entre tanto silencio. El pánico me invadió al sentir mis ropas siendo rasgadas, el bastardo iba a violarme.
- ¡Ni lo sueñes! ¡SUELTAME MALDITO BASTARDO! - por suerte, o tal vez alguna otra cosa, pude liberar una de mis piernas y pegarle una fuerte patada en su pecho. Y en ese momento se dio cuenta de algo, podía usar su varita para torturar.
Yo ya no podía más del dolor, mis pulmones dolían cada vez que respiraba, sentía mucho dolor en mi costado izquierdo y mi brazo casi no lo sentía, tal vez perdería mi brazo si salía de esta con vida. Hice un último esfuerzo, me senté sobre el suelo, saque mi varita de mi manga y la apunte al bastardo que me sonrió con diversión.
- ¿De verdad crees que a estas alturas podrás hace algo por cambiar esto? Esta noche morirás, Harry Potter, voy a destrozarte hasta que pidas clemencia y me pidas el Avada final que acabe con tu vida - él se agachó frente a mi - No hay nada que puedas hacer para escapar de esto - me susurro con maldad. Mi mano tembló pero no dudé en lanzarle un Avada que dio en su pecho, él cayo muerto al suelo.
- No debes subestimar a tu enemigo, ni mucho menos distraerte mientras hablas - dije al aire.
- ¡ERES UN DESGRACIADO! ¡MATASTE A MI AMO! ¡TE DESTROZARE! - estaba preparado para el golpe de Bellatrix, pero antes de que pudiera apuntarme con su varita un cuchillo corto su garganta, salpicandome de sangre a mi y a todo el suelo e incluso a las manos de su asesino.
Antes de desmayarme solo pude ver unos ojos negros y una sonrisa sincera que calentó un poco mi corazón.

ESTÁS LEYENDO
Vuelo a medianoche
FanfictionHarry tiene un vuelo a medianoche, pero no sabe lo que le espera dentro de ese avión una vez que se suba. .... Advertencias: lenguaje explícito y violencia. Los personajes pertenecen a J.K Rowling, yo solo los utilizo para mis experimentos, digo, ej...