Capítulo 13 - Cake by the ocean

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Capítulo 13

Cake by the ocean.

Eran las seis de la mañana cuando me llegó un mensaje de Santino comunicándome que estaba abajo esperando por mí en el portal de la residencia. Emocionada salgo de mi casa y corro por las escaleras en donde casi me caigo y me rompo la crisma pero el susto no hace que pierda la sonrisa es más la adrenalina sube hasta mi cabeza incluso más cuando lo observo apoyado a un lado de su carro, sus brazos cruzados contra su pecho y sus piernas cruzadas a la altura de sus tobillos. Puedo ver dignas piernas torneadas de gimnasio por primera vez ya que lleva unas bermudas blancas que llegan a sus rodillas, la camisa negra que se extiende por su pecho combina con sus vans negras y sus ojos han sido privados de mi vista con unos lentes oscuros tipo aviador, es lo mínimo que logro mirar antes de lanzarme directo a sus brazos que por suerte me coje y grito sin poder evitarlo.

-¡Vamos a la playa! -estoy pletórica de felicidad.

Creo que se dio cuenta.

Comenta mi subconsciente sin que le haya preguntado.

-Sí, pero no se lo digas a todo el mundo. -él me abraza fuerte y se separa un poco aun sosteniéndome y me besa.

Un escalofrío recorre mi cuerpo y no tiene nada que ver con el frío de la mañana y mi pantalón corto. Sus labios calientes abrigan los míos y mis pestañas revolotean por el placer que genera su beso. Lastimosamente la muestra de cariño termina muy pronto y nos separamos.

-¿Y qué es todo esto? -señala el gran bolso de playa que tengo. Pero no le presto atención y sonríe ante mi falta de respuesta. Abre la puerta del copiloto de su reluciente y descapotable deportivo negro para que yo entre y seguidamente se sienta él en el puesto del conductor, seguidamente me roba un beso y antes de arrancar grita a todo pulmón en mi calle: 

-¡Vamos a la playa! -grita en medio de la calle antes de salir huyendo de la furia de italianos que han sido despertados temprano un sábado por los gritos de unos idiotas.

-Tengo que admitirlo. -hablo después de un tiempo.

-¿A qué te refieres? -pregunta intrigado.

-Este es un auto increíble. -una sonrisa adorno su rostro. Como si eso fuera necesario. Pero sé que solo se siente orgulloso por su adquisición.

-Te lo dije, pero nunca haces caso. -murmura por encima del viento en tono burlón, muy seguro de sí mismo. Como si me conociera de toda la vida. Oh no, mi amigo. No sabes absolutamente nada de mí. Y entonces es cuando una voz interna en mi cabeza me hace preguntarme ¿este hombre me aceptaría con todos y cada uno de mis errores? o al menos, el intento de ellos. No lo sé, aún no nos conocemos del todo, así que no puedo responder por él. Y es totalmente normal que no lo sepa, es decir, solo llevamos unos prácticos ocho días hablando y debo decir que nunca he sentido con nadie lo que siento con Santino. Aunque tampoco es que haya tenido alguna oportunidad. He pasado gran parte de mi vida afrontando los problemas de los demás y cuando por fin pude escapar de ellos con la bendición de mi madre y la aprobación del estado, me salpicó de manera violenta más tarde en el país de encanto en el que me encontraba la misma manera de problema a la que me enfrentaba antes, de esa manera entendí que si tenía pasar por alguna situación peliaguda , me enfrentaría a ello y aprendería de cada lección que la vida me quisiera enseñar. Quizá era el pensamiento más profundo, maduro y ¿por qué no? también deprimente que había tenido de adolescente a los dieciséis años Así que desde que tuve ese pensamiento estuve al pendiente de cualquier inconveniente al que hacerle frente, pero nada pasó. Por primera vez en mi vida todo estaba calmado, entonces es cuando comenzó lo que llamé "mi buena racha¨ y ha seguido así hasta ahora. No es que ahora esté sucediendo algo malo pero tal vez pueda ser una prueba, es decir, no estoy muy segura de querer compartir mis oscuros momentos, me avergüenzo de algunos de ellos por supuesto pero esas son las oportunidades que me han hecho quién soy hoy en día. Alguien estable, con seguridad de ser alguien totalmente diferente de lo que conocí como niña.

1460 Noches en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora