La juventud que jamás volverá.

6 1 0
                                    

Una cosa recuerdo, el mar furioso movido por el viento, el frío que golpeaba mi cara y la nariz roja de estar tan helada. 

Una cosa recuerdo, los pies temblando de frío, el pelo corto y negro por los hombros, todo despeinado y la risa de las chicas a mi lado.

Yo recuerdo la ronda de juventudes sordas, juventudes rotamente vividas,

y la amistad que nunca volvería, las niñas que crecían para distanciarse por siempre.

Y recuerdo a quien entonces no conocía,

recordé que ya había visto ese lugar en mi infancia, tú estabas allí junto a tu madre y nos saludabas.

Pero en mi juventud ya no estabas, fue otro quien me acompañó a esa playa, a aquel bosque. 

Y viví preocupada de confundir tu existencia con la de otro hombre,

pero no te confundías jamás, te mezclabas pero al final siempre aparecías tú del todo.

Y yo te buscaba como desesperada por la orilla del mar.

Hubo fiesta y gritos de un circo ambulante, de personas disfrazadas de anormalidades excluidas,

para mi fue una maravillosa vista,

no sabía en ese entonces que jamás volvería.

que las amigas de los quince a veces no están en los veinte,

que el cabello crece,

que la vista empeora,

que te quitan las ganas,

pero que otros las devuelven.

Y las risas siguen muchas veces, pero cada una hace su propia historia, a veces lejana de la otra.

Y quien se queda a tu lado ocupa un lugarcito especial en tu corazón. 

Y hay que seguir escribiendo en vida, en papeles, dejando marca en tantos corazones,

hay que crecer y transformarse para desear y ejercer.

Y entonces un día hay reencuentro y nos alegramos,

o puede que no exista un reencuentro jamás.

Pero quedan en mi los rastros de esa infancia, de la juventud que jamás volverá.


Al final florecí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora