CAPÍTULO 33: Llegó el gran día

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-Narra Miriam-
Estaba nerviosísima, había llegado el día de la boda, el gran día, y no podía estar más nerviosa.
Mimi ha dormido hoy en casa con su madre y con Paula, y bueno, esto es algo que no había dicho, pero, Mimi dio a luz hace a penas 3 meses, nació Mateo, un niño precioso, que por mucho que se parezca a mi, los ojitos verdes de Mimi los tiene.
Mateo lógicamente ha dormido en casa también, pero mi hermano y mi padre irán a por el luego para que Mimi no esté tan estresada y pueda prepararse tranquila.
Yo por otra parte, he dormido en casa de mi hermano, porque Mimi y yo, queríamos darnos una sorpresa con los vestidos.
Bajé a la cocina encontrándome con mi hermano e Inés haciendo el desayuno.

Inés: Buenos diaas
Efrén: Eyy, buenos días pequeña
Miriam: Buenos días -sonreí-
Inés: ¿Lista para el gran día?
Miriam: Nerviosa más bien, pero si
Efrén: Todo va a salir bien enana ya verás
Miriam: Efrén, tengo casi 30 años y me voy a casar, ¿enserio me sigues llamando enana?
Efrén: Hasta que me muera lo haré -dijo abrazándome-
Miriam: Eres muy pesado que lo sepas -dije siguiendo su abrazo-
Efrén: pero me quieres, ¿a que si?
Miriam: No lo sabes tu bien
Efrén: Pues venga, a desayunar que te me pones sentimental y todavía tienes que ir a la peluquería y vestirte
Miriam: Lo se, lo se -dije cogiendo mi café y dándole un sorbo- ¿mamá y papá donde están?
Efrén: En el hotel, mamá irá a la peluquería y ya os encontráis allí las tres, y papá luego vendrá conmigo y vamos a recoger a Mateo
Miriam: De acuerdo -dije terminándome el café-
Inés: Tranquila peque, todo está controlado, a por cierto, Mireya va a ir a la peluquería con nosotras
Miriam: Perfecto, la necesito
Efrén: Venga chicas, vestiros y os vais que Mireya tiene que estar al llegar

Hicimos caso a mi hermano y subimos a vestirnos, y una vez estuvimos listas bajamos encontrándonos con Mireya en el salón hablando con mi hermano.
Yo corrí a abrazarla, y a ella no la faltaron segundos para seguirme el abrazo.

Mireya: ¿Nerviosa peque?
Miriam: Muchísimo
Mireya: Bueno, tu tranquila que todo va a salir genial, ahora vamos a la pelu, nos encontramos allí con tu mami y nos dejan a las cuatro guapísimas
Miriam: De acuerdo, vamos
Mireya: Vamos

Y dicho eso, salimos las tres en el coche de Mireya hacia la peluquería y una vez allí, nos encontramos con mi madre.
Y después de muchos abrazos y la maldita pregunta de que si estaba nerviosa, entramos, y nos empezaron a peinar a todas.
Como no, yo era la que más problemas daba, entre mis rizos, que no son fáciles de llevar, y que soy una indecisa, tardé bastante en estar contenta con un peinado, pero al final lo conseguí.
Al salir, fuimos a casa de mi hermano, donde estaban el y mi padre, haciéndole tonterías a Mateo.

Miriam: Pero buenoo, ¿Donde está el niño más bonito del mundo? -dije acercándome a ellos, cogiendo a Mateo y comiéndomelo a besos mientras el reía-
Efrén: Es un amor de niño eh
Miriam: Ha salido a mi -dije creyéndomelo un poco y riendo-
Efrén: Que tonta eres -dijo riendo-
Miriam: Pero tu me quieres así
Efrén: No me queda más remedio
Miriam: Oyeee -reí- ¿Mateo has visto lo que dice el tito? Es un malo ehh
Efrén: Mateo ni caso a mamá, el tito es buenísimo
Miriam: Claro claro -reí-
Mireya: Bueno venga, no nos la entretengáis más que se tiene que vestir y todo
Miriam: Cierto -dije dándole mil besos a Mateo para después dejarle en brazos de mi hermano- te quedas con el tito y el abuelo enano
Inés: Venga peque, vamos arriba

Subimos a la habitación de invitados y ahí empezó mi comedura de cabeza mientras me vestía, mis tipicas dudas de que no se si estaré a la altura de Mimi, que si alomejor no soy suficiente para ella y de más. Pero como siempre tenía a Mireya, mi ángel de la guarda, sin ella no sabría de hacer, es la única que consigue quitarme las dudas.

Mireya: Venga, ahora que te has olvidado de todo, ¿vamos a maquillarte si?
Miriam: Déjame guapa
Mireya: Cariño tu ya eres preciosa
Miriam: Ya bueno...
Mireya: No empieces Miri, ya lo hemos hablado
Miriam: De acuerdo -suspiré- empieza

-Narra Mimi-
Me desperté más temprano de lo pensado al notar unas manitas dando golpecitos en mi cara, el pequeño Mateo me había despertado a las 7:30 de la mañana, mientras que yo tenía puesto el despertador a las 8:00.
Esa noche dormí con el en la cama porque se me hacía enorme sin Miriam, pero queríamos darnos una sorpresa, además, el resto de noches las voy a poder pasar a su lado, por una que no durmamos juntas no pasa nada.
Me levanté y bajé a la cocina a por el biberón de Mateo, lo calenté y se lo di mientras subía de nuevo a la habitación, y en esa me encontré a Paula yendo al baño.

Mimi: Peque ¿que haces despierta tan pronto?
Paula: Me dieron ganas de ir al baño
Mimi: Pues ve corre, que tu hasta las 9 puedes dormir
Paula: Vale mami

Y tras esa conversación se fue al baño, aun que para mi sorpresa, cuando salió, vino a mi habitación.

Paula: ¿Puedo dormir aquí?
Mimi: Claro cariño ven -dije tumbándome con Mateo apoyado en mi pecho y dormido otra vez- ponte a mi lado
Paula: Vale -sonrió y se tumbo acurrucándose, pocos minutos después volvía a estar dormida-

Yo intenté dormir un poco más, cosa que, no se como pero conseguí.
Me desperté a las 8:00 con el sonido de mi despertador, me levanté con mucho cuidado para no despertar a Paula, dejé a Mateo en la cuna y fui a ver si mi madre estaba despierta, para que se quedará pendiente de Mateo.

Mimi: ¿Mamá?
Inma: Dime cariño
Mimi: Ay estás despierta que bien, ¿Te puedes quedar pendiente de Mateo en lo que yo me ducho?
Inma: Claro que si ¿Paula sigue dormida no?
Mimi: Si pero se vino a mi cama así que están los dos juntitos
Inma: ¿Has dejado a Mateo en la cama?
Mimi: No, no, le he dejado en su cuna tranquila
Inma: Ah vale, pues voy para allá entonces
Mimi: Gracias -sonreí-
Inma: De nada cielo -y tras eso se fue a la habitación mientras que yo fui a ducharme-

Salí de la ducha, me puse un chándal ya que me iba a ir a la peluquería y enseguida llegaron Efrén y Ramón para llevarse a Mateo, porque habíamos acordado que ellos le cuidarían para que tanto Miriam como yo, estuviéramos tranquilas a la hora de prepararnos.
Llegaron las 9 y fui a despertar a Paula.

Mimi: Princesa -dije dándole besos en la mejilla- arriba
Paula: Mmm cinco minutos más mami
Mimi: No venga, que nos vamos a la peluquería a ponernos guapas
Paula: Tengo sueño...
Mimi: Bueno, ahora te tomas un colacao y se te pasa
Paula: Vale -dijo levantándose de la cama y abrazándome, cosa que no me esperaba pero agradecí-
Mimi: Mi niña -dije acariciandola-
Paula: Te quiero
Mimi: Y yo cariño, muchísimo
Paula: ¿Vamos a desayunar? -dijo mirándonos a mi y a mi madre, que observaba la escena enternecida-
Mimi: Claro, vamos -sonreí-

Bajamos a la cocina, hicimos el desayuno y desayunamos rápido ya que si no íbamos a llegar tarde a la peluquería.
Fuimos y la verdad que yo no tuve problemas con el peinado, pero Paula si, no le convencía nada, y yo me estaba empezando a estresar, por suerte eligió uno que le gustaba del todo y pudimos irnos a casa a vestirnos.

Continuará...

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