Mi vida es de UNNIE 🔪❤️ (Lesbianas, Stalker)

[+18] CAPÍTULO 34 (2) - Nuestro primer...

—Min... Jee.... Te dije que no en la Academia... —Susurró Ha-neul sujeta de Min-Jee totalmente sonrojada. No esperaba que Min-Jee se lanzase tan rápido—Yo... todavía no estoy lista para esto... —Se aferró más y más a Min-Jee, quien la tenía sostenida entre sus delgados y femeninos brazos mientras la tocaba bajo su ropa interior.

—Unnie... —exhaló—no puedo aguantarlo más... quiero tocarte, esto es lo que siempre he soñado... además... tú decidiste salir conmigo... —Besó el cuello de Ha-neul, ésta rápidamente sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo... se sentía realmente bien... su mente estaba en blanco, Min-Jee comenzó a lamerlo de forma erótica y de tanto en tanto soltaba una inesperada pequeña mordida en la oreja de Ha-neul, Ha-neul no podía negar su excitación, estaba empapada, Min-Jee introdujo uno de sus dedos en la ya lubricada vagina de Ha-neul—Unnie... —sonrió de forma maliciosa— ahora tú sabes perfectamente la clase de persona que soy... ¿no es así...? No podría vivir sin haber escuchado tu hermosa voz y tus preciosos gemidos... —susurró en su oreja, al encontrarse con los ojos de Ha-neul sintió un éxtasis que nunca en su vida había podido encontrar, ese rostro fundido en placer de Ha-neul, esas manos temblorosas que sujetaban la chaqueta de su uniforme, esa mirada cargada en súplica de más, esa ligera sonrisa que Ha-neul intentaba camuflar, esa ligera gotita de sudor y esas mejillas sonrojadas... era todo perfecto... era una carga excesiva de placer.

Min-Jee no pudo evitar tener una gran sonrisa de goce, metía y sacaba su dedo, hacía movimientos circulares los cuales eran suficiente para hacer estremecer las paredes vaginales de Ha-neul, masajeaba su clítoris y ella simplemente estaba desecha, gimiendo casi en un susurro, el hecho de estarlo haciendo en los baños de la escuela la excitaba, estaba sorprendida de su propia lujuria y perversidad, Min-Jee estaba sacando una cara de ella que nunca antes había visto, estaba recibiendo todo el amor de Min-Jee... la abrazaba, olía su cabello, Ha-neul de pronto parecía loca por Min-Jee, no podía soltarla... se sentía suya... Min-Jee disfrutaba el tacto de sus dedos sobre Ha-neul, disfrutaba deslizar sus dedos sobre esos suaves y blandos muslos cálidos, subir la falda de ese uniforme, sentir las uñas sobre su espalda y la exhalación ardiente sobre su cuello, sus dedos eran apretados en placenteras contracciones por la mojada y caliente vagina de Ha-neul... era un completo placer. No podía pensar en nada más que en ella... finalmente... la tenía... definitivamente la tenía... había ganado...

Comenzó a besarla en la boca, Ha-neul la correspondió mientras acariciaba su cabello, enredaron eróticamente sus lenguas... era la primera vez en su vida que Ha-neul sentía el tacto de otra lengua en su cavidad bucal, era tan suave y húmedo, era la primera vez de ambas, Min-Jee tocaba con emoción los hermosos y definidos pechos de Ha-neul que estaban expuestos gracias a esa blusa desabrochada y ésta besaba el cuello de Min-Jee dejándose guiar por el placer. Todos los pensamientos se habían borrado de su cabeza y parecía ser una victoria para Min-Jee. Había encontrado el punto débil de Ha-neul: el sexo.

¿Quién lo diría?

Una chica tan responsable y ejemplar como Ha-neul quien tenía una debilidad tan primitiva como el placer sexual. Era algo morboso e inesperado.

De pronto se acercó el momento tan esperado... el primer orgasmo de Ha-neul, por fin lo vería con sus propios ojos... esa pobre Ha-neul era tan inocente a pesar de ser tan hermosa, de los años que había estado vigilándola nunca la había visto siquiera tocarse levemente su zona íntima, después de todo sí, Ha-neul era vírgen, Min-Jee se sentía agradecida de que Sun Hee no hubiese llegado a ese nivel... Min-Jee ya era experimentada, ¿no cuenta el haber fantaseado incontables veces el cómo hacerle el amor? Después de todo, sólo se la pasaba masturbándose y pensando en Ha-neul, con ese deseo y amor enfermizos... ahora no necesitaría masturbarse nunca más, cada vez que se acumulara ese deseo sexual iría y lo disfrutaría con ella.