La tarta sobresale de la mesa. Se puede ver aún incluso antes de entrar al gran salón. La multitud de invitados elevan un murmullo al verlo entrar, todos van tan elegantes, todos van esperando algo que Alicia no sabe si ocurrirá.
Está escondida, desde un rincón puede apreciar como su novio, el que se supone que será su esposo dentro de unas pocas horas, camina decido por los invitados. Regala sonrisas y saludos cordiales. Ojalá ella pudiera hacer lo mismo.
Charles está tan hermoso con ese traje, se le ve tan feliz. De pronto Alicia siente un pinchazo en el corazón. Lo quiere, vaya que lo quiere. ¿Entonces qué pasa? ¿Por qué no puede ponerse su gran y majestuoso vestido blanco, y caminar tan decidida como su novio por el altar?
Entre a los invitados, está la respuesta de sus preguntas.
Un hombre alto, moreno, guapo. Reconoce esos ojos que en su momento amó, está de traje también. Siempre le quedó muy bien el negro. Tiene una copa en su mano, y sonríe.
El corazón de Alicia se acelera esta vez. Él ya no es nadie, ni siquiera tiene derecho a mencionar su nombre. No. ¿Qué hace aquí? ¿Quién lo invitó?
Si Charles lo llegara a ver...
Camina decidida al coche, se pone su vestido de novia, se maquilla mientras intenta que sus manos no tiemblen de pánico. Pone sus zapatos de tacón en el piso y se calza en ellos.
Faltan cinco minutos, cinco minutos para entrar a la iglesia de la mano de su padre.
- ¿Estás lista, pequeña Alicia?
No
-Sí.
Los invitados se levantan y le sonríen. De pronto, entre la multitud, vestido de negro, y con una sonrisa resplandeciente, lo ve a él. El corazón le da un vuelco y casi siente que tropieza. No es su esposo quien le hace sentir ese millón de cosquilleo en la punta de los dedos. Aunque debería ser él la causa.
Ve a Simón a lo lejos. Le devuelve la sonrisa más falsa que jamás pudo haber dado, y sigue con su camino.
- ¿Charles Adams aceptas a Alicia Dune como esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?
-Acepto.
Lo dice decidido, jamás había visto a Charles tan seguro de algo en su vida.
- ¿Alicia Dune aceptas a Charles Adams como esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
Alicia lo mira, le da una última mirada a aquél chico de ojos color miel. Charles sabe que pasa algo, Alicia no responde como lo ensayaron, ¿acaso no le ama?
Lo ama, lo sabe también. De eso está segura. De eso tal vez es lo único que puede estar segura. Pero, no puede estar con alguien a quien no le podría dar todo de sí. No es justo para ambos.
Mira ahora al chico de ojos azabache. Suelta la mano de Charles con una mirada de disculpa, sabiendo que el entenderá, decide arriesgarse.
Se arriesga y antes de bajar los peldaños, respira. Se siente segura, como no se había sentido en mucho tiempo. Baja por completo, sabiendo también que con Simón las cosas no serán del todo fácil, ni siquiera es seguro que él sienta lo mismo que ella, la lastimó, y le mintió. Y aun así ella sentía más cosas por él que por su prometido.
Lo mira directamente, Simón se levanta preparado para tomar su mano y correr muy lejos, tal vez por eso había asistido a la boda, se equivocó al hacerlo.
Alicia no elige a ninguno de los dos, se elige a sí misma, corre ella sola por el pasillo y escapa.
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Cuentos para no dormir.
Fiction généraleRecopilación de cuentos cargados de desesperanza, desilusión, y dolor en cada uno de ellos... Una corbata perdida, un gato que quiere conocer el mundo pero que no puede salir de su casa, un amor imposible... Si te gusta leer cuentos para ir a dormi...