Capítulo V

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|Narrador Omnisciente|

 

        Era la tercera vez que tenía aquel extraño sueño en el que no veía más que los ojos de aquel enorme lobo. Llevaba soñando con ello desde que había ocurrido aquel extraño suceso en el bosque, en el que, asombrosamente no había sido devorada por un lobo feroz, el día que de la nada apareció Ashton sentado en su habitación durmiendo, después de haberla traído del bosque.

 

        Hoy era lunes, un lunes bastante bonito en Sídney, la mañana se extendía en todo su esplendor, pero tal vez en aquella casa semi oculta en el bosque, no era una mañana tan hermosa, aquella chica de cabello rojizo, quien no paraba de correr de un lado a otro por toda la casa, sin saber realmente que hacer para convencer a su padre que no era muy factible que ella asistiera a la escuela ese día, o tal vez nunca. Era algo que sin duda alguna ella no podía debatir.

 

        Después de resignarse a que era inevitable su asistencia a la escuela, se sentó en la cocina a desayunar con calma y sobre todo resignación, no tenía ni la menor idea de lo que pudiese pasar aquel día, tenía miedo que sucediera lo mismo que había pasado en Londre, ella no había sido la típica chica que sufría bullying, pero si era más que un cero a la izquierda, nadie sabía de su existencia, inclusive muchos profesores no lo sabía así ella estuviese en sus clases, era algo incomodo para ella, pero a la vez muy cómodo, pues no se sentía a gusto hablando con la gente.

 

        Aunque eso había cambiado mucho desde que había llegado a Australia, tenía su padre, quien hacía todo lo posible porque ella se sintiera lo mejor posible después de que su madre hubiera delegado su custodia a él, así que en ese aspecto le resultaba genial pasar tiempo con él. Por otro lado ahora estaba Ashton, se podría decir que su primer amigo, aunque no lo admitiera le encantaba pasar tiempo con él.

 

        -Me tengo que ir Emm- dijo su padre acercándose a despedirse de ella-, Ashton pasara por ti en un rato.

 

        Ella sólo asintió y le deseo suerte a su padre. El trabajo de su padre era realmente complicado, él alguna vez se lo había explicado, a pesar de que tuviese una tienda en donde trabajaba Ashton con él, tenía otro  trabajo, y principal por así decirlo, Emma sabía que su padre era teniente de una organización mundial de seguridad. Ella ahora había comprendido porque en realidad Ashton era el que se encargaba del todo de la tienda, y las ausencias de su padre, pero lo comprendía.

 

        Escucho como tocaban a la puerta, dio un pequeño vistazo al reloj de la cocina y pudo ver que ya era hora de irse. Indecisa se puso de pie, tomando sus cosas, se dirigió a la puerta principal, al abrirla puedo ver a aquel chico de sonrisa encantadora esperandola.

 

        -¿Estás lista para tu primer día de escuela?- dijo aquel entusiasta rubio, ella solo negó, a lo que él rió.

 

        Ashton manejaba la vieja camioneta de su padre, en el camino le había explicado cómo eran las cosas, confirmó un par de veces con ella que tenía todo lo que necesitaba para el día y no morir en el intento, le recalco un par de veces que no debía tener miedo de hablar con los demás estudiantes, le explicó que la mayoría de ellos eran bastante amables. Ashton realmente se preocupaba mucho por el hecho de que ella tuviera un buen día.

Esclavo de la Luna |Ashton Irwin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora