Problemas

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—Entonces la cámara enfoca a el auto destrozado y comienzan los créditos— termina de explicar Dokja con una sonrisa.

—¿Y? ¿Luego que sucede?— pregunta el hombre detrás del escritorio cerrando el libreto.

—Por favor, hay que mantener la expectativa para una secuela. Es por eso que termina allí— Dokja mira su reloj para comenzar a tomar sus cosas.

—Ahora, léelo, piénsalo y llámame si tenemos un trato— el chico salió de su oficina con un aire victorioso.

Él era un buen periodista, pero gracias a una buena historia que cazó tuvo la fantástica idea de escribir todo un libreto. El plan era simple, hacer que varias industrias del cine por todo el mundo se interesaran para venderlo al mejor postor.

Ahora tenía que ir a los Angeles, había un vuelo que tomar. Salió del edificio con una sonrisa y paró un taxi.

—Al aeropuerto— ordenó mientras subía al automóvil y acomodaba un par de cosas.

Revisó su agenda para saber con quien se reuniría, levantó la vista y se encontró que ese no era el camino al aeropuerto.

—Disculpe—

Cuando iba a replicar una mirada fría de ojos negros lo hizo ponerse muy nervioso. Estaba en muchos problemas.

Trató de abrir las puestas del taxi pero fue imposible, la señal en su teléfono estaba extinta, pensó en romper la ventana y gritar.

—Te recomendaría no hacer nada, casi llegamos—

Dokja pasó saliva al ver el arma en las manos del hombre y una sonrisa nerviosa fue lo único que contestó.

¿Recuerdan la historia grandiosa que cazó? Pues bien, la había obtenido gracias a que había perseguido a un mafioso y en el pasado trató de de (estafarlo) negociar con él.

Sin embargo a lo que llegó sólo fue hablar con la mano derecha del tipo, quien justo lo estaba escoltado dentro de la casa ya tan conocida de Yoo Junghyuk.

Irrumpió en ese lugar un par de días atrás, mostró toda la evidencia y le contó una bonita y trágica historia de su jefe. Pero él no se interesó y lo obligó a tomar otro camino, verderlo.

—Siéntate— ordenó el hombre de mirada fiera y ojos fríos mientras se quitaba su característico abrigo negro.

—Hay algo que debemos resolver— comenzó Junghyuk.

Dokja se quedó callado mirando a la nada, no sabía exactamente a qué se refería porque si era sincero había hecho varias cosas en contra de ellos.

—¿A caso te comió la lengua el gato querido?— se burló ante su silencio.

La primera vez que hablaron había sido juguetón con Junghyuk, Dokja al ver que esto le desagrado lo siguió haciendo y cuando trató de negociar con él no iba a negar que incluso le coqueteó y se le insinuó de varias formas.

—No sé a qué te refieres amor, que yo recuerde dejamos las deudas saldadas cuando me metiste a esa caja para botarme en algún lugar— contestó Dokja mirándolo mal.

Junghyuk soltó una carcajada muy alta y fingida para él, no negó que su risa era bastante masculina.

—No habló de eso— Junghyuk ahora se mostró serio poniendo la piel de gallina a Dokja.

—¡Oh! ¿Hablas de el libreto que trato de vender?— Dokja sabía que burlarse no traería nada bueno, aún así lo hizo.

—Eso no nos interesa— recalcó mucho el NOS. Dokja pasó saliva.

ONE SHOTS OF ORVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora