Capítulo 3

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Doyoung

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Doyoung

     Subí al avión como un solitario, parecía que todo mundo, a excepción de mí, viajaba en pareja y, esperé que dentro de poco pudiese sentirme un poco mejor, sin embargo, recibí un mensaje de Sicheng antes de despegar, me decía que me pusiera en contacto pronto y que disfrutara de mis vacaciones. Tan solo leerlo me causaba dolor, ¿por qué continuaba buscándome? ¿Por qué insistía en saber de mí? Si seguía respondiendo cada vez que él quisiera jamás podría olvidarlo, así que antes de apagar mi teléfono le respondí: «Ambos sabemos que necesito dejar de amarte, por favor, permíteme intentarlo». Era lo mejor que podía hacer por mí.

     El clima ventoso de isla Jeju me sentó bien desde el comienzo. Amaba todo lo que veía y lo amable que eran conmigo, incluso el señor del taxi. Me recibió un día soleado y me deleité con la cabeza fuera de la ventana convertido en un perrito de paseo hasta que el chófer me indicó que estábamos en el punto al que le solicité me llevara.

     Apenas podía creerlo: cuando le pregunté a Taeyong cómo era su casa me dijo que un poco más grande que la mía, pero lo que tenía en frente era una mansión. Enorme y lujosa, decorada con un gusto exquisito, me dejó boquiabierto. Recorrí cada espacio brincando y gritando, ¡aquel sitio lo tenía todo! Gimnasio, recibidor de lujo, piscina, teatro en casa y una habitación de ensueño, parecía la propiedad del protagonista de un dorama de ceos empresariales, donde por supuesto, estuve saltando en la cama.

     Al día siguiente nadé en la piscina con termostato de su jardín, desayuné ligero y luego intenté ver una película, pero Taeyong era una persona muy adinerada y no logré entender todos los aparatos de su teatro en casa, es como si me hubiesen dado la cocina de un chef después de cocinar con leña toda la vida. Pensé que para cuando lograra dominar aquella tecnología ya sería hora de regresar a casa. Luego, tuve una pequeña crisis cuando sonó el timbre avisándome que había alguien esperando en el portón grande. Logré encender el intercomunicador.

     —¿Puede oírme?

     —Sí, Taeyong —me respondió una voz desconocida.

     —Lo siento, no soy Taeyong, de hecho, él no está y yo intento abrir el portón, pero ¡puta! —dije cuando el control remoto pareció tomar vida propia e hizo ruidos extraños. Al menos, el portón se abrió.

     —Muy lindo —se burló el hombre en la entrada.

     —Si me escuchó decir eso, lo siento.

     Salí a recibir a un hombre de rostro simpático que venía acompañado de una mujer muy bella. Dijo que se había divertido al escucharme y que no era necesaria la disculpa, se presentó como Johnny, una de las personas con las que trabajaba Ten, el ex de Taeyong.

     —Ten me envió a recoger algunas de sus cosas.

     —Taeyong estará afuera durante los próximos días. —Le expliqué nuestro cambio de casa y me quejé cuando una fuerte brisa metió algún residuo en mi ojo derecho— ¡Auch!

     —Déjame ver —se acercó—. Sí, tienes algo ahí, ¿te yudo? —Johnny acercó mucho su rostro al mío antes de soplar en mi ojo. —Ahora deberías estar bien.

     —Lo estoy, gracias —A pesar de sus dedos enormes tuvo mucho cuidado a la hora de extraer la molestia de mi ojo—. Entonces, eres amigo de Ten —repetí porque de repente su cercanía me hizo sentir un poco incómodo, noté que Johnny era apuesto y olía muy bien, como a ropa recién lavada, a limpio... me sentí algo nervioso.

     —Sí, soy compositor y trabajamos juntos en un estudio.

     —¿La música que suena es tuya? —pregunté porque desde su auto podía escuchar una dulce tonada.

     —Sí —sonrió feliz de confirmar aquella información.

     —¡Es muy bella! —dije con sinceridad.

     —Lo es. Una lástima que te haya mentido, la música que suena es del gran Ennio Morricone, ojalá pudiese componer algo así —rio y yo también lo hice. De inmediato me cayó bien y después de esa broma mi nerviosismo desapareció por completo. Johnny era muy bueno haciendo que las personas se sintieran cómodas a su alrededor y yo empezaba a aprender eso.

     —Soy Doyoung. —Estreché su mano. Entonces la mujer que lo acompañaba salió del auto. Él la presentó como Karina, en realidad, «su Karina» y la abrazó de la cintura. Vaya, las mujeres se quedaban con los hombres más apuestos. En otra vida esperaba nacer como una de ellas.

     Antes de marcharse Johnny bromeó nuevamente «No dejes que te lleve el viento», respondí que intentaría evitarlo, aunque era cierto que el clima en Jeju estaba bastante ventoso para mi costumbre. Antes de cerrar el portón observé a una mujer pasear a una adulta mayor frente a la casa. Suspiré regocijado con el clima y luego, entré a seguir traveseando entre las cosas de Taeyong antes de volver a la cama un rato más.

 Suspiré regocijado con el clima y luego, entré a seguir traveseando entre las cosas de Taeyong antes de volver a la cama un rato más

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Johnny

El intercambio [Fanfiction NCT- JaeYong/JohnDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora