En los ojos de Aspros, Sísifo, el adorable domador de caballos, estaba infectado.
El pobre estaba tan enfermo que ya no diferenciaba del bien y del mal, al menos así lo creía el cazador, pues cuando le comentó al rubio del elevado número de asesinatos causados por su endemoniado amante, este ni se inmutó; y su grado de enfermedad era tal, que seguía sin decir palabra alguna en contra de aquel demonio para protegerlo incluso cuando estaba a punto de ser ejecutado por culpa de su maligna existencia.
Mientras le observaba encima de ese patíbulo sintió lástima por él, por el precio que tendría que pagar por atraer a una criatura de la noche, un demonio que se alimentaba del rebaño de Dios, mofándose al salirse con la suya cada que anochecía; pero no más, estaba decidido a hacer pagar a ese vampiro con la muerte.
Aspros tenía un trabajo que se volvió su misión personal seis años atrás. Ocurrió cuando un demonio rubio y ciego infectó a su hermano gemelo, Deuteros, transformándolo en su congénere, una criatura que no podía salir bajo la luz del sol y que tenía un hambre colosal que solo podía ser saciada con una sola cosa, sangre humana fresca.
Durante años habían viajado juntos bajo las órdenes de su orden para matar a las criaturas, pero siempre fracasaban. Muchos de los cazadores lo hacían al no tener la herramienta más necesaria para llevar a cabo la cacería y esa era el conocimiento.
Durante generaciones, los cazadores atacaron a los vampiros ilusamente con lo que se rumoraba les hacía daño, descubriendo antes de morir que los rumores eran falsos, y lo peor era que no tenían oportunidad de informar sobre esas hipótesis falsas a sus compañeros, que terminaban repitiendo sus mismos errores.
Pero la transformación de su hermano marcó un antes y un después en el conocimiento de los cazadores, y todo gracias a ese vampiro altanero que lo había transformado como un castigo por irrumpir en su guarida durante una misión, porque no había nada peor que transformarte en lo que juraste destruir.
Sin embargo, aquel vampiro que condenó a su hermano jamás consideró la terrible fuerza de voluntad que tenía el menor de los gemelos, quien trató de resistir sus instintos de vampiro para que su hermano y su orden aprendieran de él.
Al principio, el joven vampiro Deuteros solo tenía que contener sus instintos asesinos para que probaran varias de sus hipótesis, descubriendo con horror el gran engaño con el que habían vivido, pero después también tuvo que contener sus instintos de supervivencia cuando comenzaron a poner a prueba su resistencia para descubrir que era lo que verdaderamente podía dañar a su especie.
Deuteros era un vampiro joven, mal alimentado, que suprimió todo su raciocinio de defenderse y escapar porque su hermano mayor, Aspros, se lo había pedido, quien le aseguraba que gracias a su sacrificio la verdad salió a la luz, que gracias al dolor al que lo sometió la orden por fin tenía conocimiento para cumplir con el trabajo que Dios les había encomendado y que este se lo compensaría en el paraíso y ellos orarían por siempre por el descanso eterno de su alma.
Con el dolor de su corazón, Aspros asesinó a su propio hermano después de someterlo durante meses a las más horribles torturas, abusando de su confianza ingenua, su fe y su compromiso con la orden y su gemelo, quien juró venganza contra la especie que le había arrebatado a su hermano menor al infectarlo, la cual llevaría a cabo con todo lo que había aprendido gracias al sacrificio de Deuteros.
Esa era toda su motivación, realizar su venganza contra aquella especie. Los buscaría por todo el mundo, sin permitir que los límites del trabajo de su orden se interpusieran en su camino y a veces aprovechándose del poder que le concedía ser un soldado del vaticano. Mataría a todos los vampiros que estuvieran a su alcance y soñaba con el día en el que matara al vampiro rubio que infectó a su única familia.
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Llévame (SísifoXCid) FINALIZADA
FanfictionSísifo, un joven que se dedica a domar y atender a los caballos del actual gobernante de Athenas bajo el régimen del imperio turco otomano en 1753, pierde uno de los caballos de su señor en medio de la noche, por lo que salé a buscarlo, sin imaginar...