CH 5 - Si no quieres caldo...

443 23 0
                                    

Lunes, 9 de octubre de 20xx

Querido diario de bolsillo:

Dar clases después de comer tendría que catalogarse como amenaza mundial, pero que encima la clase sea de filosofía, debería considerarse genocidio.

Rousseau, Platón, Nietzsche... yo sé que queréis decirme cosas bonitas para mi crecimiento personal pero es que tengo la sangre concentrada en mi estómago y solo entiendo "bla bla blá".

Aparto mi fiel libretita y trazo con el dedo el contorno del dibujo gigante hecho en rotulador permanente de un pene que he descubierto esta mañana en mi pupitre. No exagero si digo que ocupaba una tercera parte del mueble. Quien fuera que hubiese iniciado esta cruzada contra mí no escatimaba en detalles. Tenía pelos en los testículos e incluso le habían dibujado una vena y por la punta echaba unas brillantes y definidas gotitas. Si te fijabas bien, hasta se veía que habían detallado una sombra. 

Toda una obra de arte que había servido para que Joel hiciese un chiste muy original sobre mi sobrepeso debido a mi supuesta hambre de comer pollas. Mi única respuesta había sido ignorarle porque después del incidente del viernes pasado con sus gruñidos de placer y mi reacción vaginal ante ellos, si algo tenía claro era que a partir de ahora y para siempre iba actuar como si Joel Sendra no existiese. Ni mirarle, ni hablarle, ni reaccionar a ninguna de sus provocaciones.

Al parecer este cambio de actitud mío no le ha complacido demasiado porque al ver que pasaba de él, ha decidido tirarme de la coleta hacia atrás con fuerza causándome bastante dolor con el gesto, con la intención de levantar mi cabeza y obligarme a mirarle. Sus fríos ojos verdes llenos de ira y asco centrados en los míos y a apenas centímetros de mi cara me han hecho temblar de pánico al imaginar que pudiese adivinar lo que había hecho pensando en él, paralizándome al borde de la histeria. 

Si algo tengo claro desde primero de primaria es que jamás me mostraré débil o mínimamente humana con el energúmeno de Joel Sendra. Así que para evitar cualquier traspaso de pensamientos no deseados, no me ha quedado más remedio que recurrir a mi arma final: enumerar mentalmente a los BackStreet Boys como maniobra de bloqueo mental:

«Nick Carter, Kevin, Brian, Howie, T.J... ¿Era T.J. o A.J.?»

Por suerte la clase ha empezado y Joel ha vuelto a adoptar su máscara de estudiante perfecto mientras yo aún decidía entre la T o la A lo que me ha permitido escaparme a mi pupitre, suspirando aliviada.

Gracias a todos los Dioses que Iris ha llegado hoy extremadamente tarde a clase y se ha perdido la escena. Ella sí que es capaz de leerme la mente aunque use el más potente de mis recursos y aún no estoy preparada para afrontar la vergüenza de lo que pasó.

—Señorita Cardona, ¿es tan amable de responderme?

Levanto la vista reconectando con el mundo mientras pestañeo para centrarme en el presente.

«Mierda y ¿ahora qué?, la profesora me ha pillado totalmente ida en mis pensamientos mientras acariciaba una polla dibujada en mi pupitre. Venga cerebro, dime que escuchabas de fondo y has almacenado la pregunta... a ver... recuerda Marian... no, nada. Hasta nunca universidad»

Noto un ligero carraspeo y me giro para ver que Iris ha escrito discretamente en su libreta:

"Qué significa el fuego"

«¿Qué significa el fuego? ¿Qué tendrá que ver con la filosofía? La señora Martínez cada día es más rara, de verdad...»

Me adrezo en mi asiento y contesto con toda la seguridad de alguien a quien casi le han pillado pero va a salir victorioso, aunque no es que pueda esperarse mucho de una profesora que combina el negro con el azul marino. Por Dios.

—El fuego significa luz, calor y energía que usamos en muchos aspectos de nuestro día a día.

La primera reacción es una palmada de exasperación de Iris en su propia frente. Luego empiezo a oír las risas de la clase como un murmullo constante y contenido y finalmente, observo a Joel dos filas delante de mí girarse con esa mueca de burla condescendiente suya, mientras me mira por encima del hombro.

—Desde luego Cardona que debes vivir lejos del fuego porque muchas luces no tienes.

Cuando Joel suelta eso, el murmullo de la clase estalla en una risa acalorada y yo siento que necesito que me abduzcan los aliens y desaparecer ahora mismo.
Pasan los segundos y por mucho que espero, los extraterrestres no vienen en mi ayuda.

—Dado que la señorita Cardona anda algo perdida en la cueva de Platón y el señorito Sendra parece tan dispuesto a ayudarla con sus comentarios, acabo de decidir que seréis pareja en el próximo trabajo de fin de trimestre.

Cuando la señora Martínez (que como todos los profesores del instituto sabe lo que ocurre entre Joel y yo) visiblemente molesta por ambos suelta eso, pestañeo incrédula varias veces y el mundo desaparece a mi alrededor.
Por un momento, unos maravillosos segundos, llego a la conclusión de que ha sido cosa de mi imaginación y simplemente no he oído bien lo que ha dicho.

Pero luego mi vista se cruza con Joel.
Y por su cuello rígido, pasando por sus manos echas un puño con sus nudillos blancos por la fuerza y acabando por su mirada enfurecida, dedicada primero a la profesora y luego a mí, sólo me queda aceptar una gran y terrible verdad:

Mi peor pesadilla es real. Hasta diciembre compartiré deberes con Joel Sendra.

 Hasta diciembre compartiré deberes con Joel Sendra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Querido diario de bolsilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora