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Capítulo 120: Quién estaba tomando riesgos (II)

Entonces, Long dijo simplemente: "Descansa bien".

"Si." Xu asintió con la cabeza.

Long y Shi se fueron con el colgante de jade y la carta especial.

Fang miró a Xu y dijo lentamente: "El emperador te trata muy bien. Se preocupa mucho por ti.

Xu estaba un poco aturdido. Luego, sonrió y dijo: "Por supuesto. Lo veo como mi hermano mayor ".

Fang sonrió. "¿Estás tan feliz de tener un hermano mayor?"

"Por supuesto." Xu saltó hacia la cama con un pie y se sentó al borde de la cama.

"El destino nos unió. Creo que el emperador y yo nacimos para ser hermanos ", dijo Xu con firmeza.

Fang estaba un poco celoso. "Estaré celoso si sigues diciendo eso".

Xu se rio. "¿Estás realmente celoso?"

"Si." Fang fingió estar hablando en serio. "¡Por supuesto que estoy realmente celoso!"

Xu se rio de nuevo.

Long y Shi volvieron al Palacio Qiankun con el carruaje imperial.

Cuando llegaron a la habitación, Long llevó a Shi a la mesa y le sirvió una taza de agua caliente. "Hace un poco de frío afuera. Bebe un poco de agua caliente.

Shi asintió con la cabeza. "Mhmm".

Long y Shi bebieron una taza de té caliente. Entonces, Long dijo: "Ve a dormir. No hablaremos de nada hoy ".

"Bueno." Shi estuvo de acuerdo con él, pero ... "El colgante de jade y la carta deben estar bien escondidos".

Long pensó que las palabras de Shi tenían sentido, por lo que inmediatamente le entregó el colgante de jade y la carta a Shi. "Qingzhou, guárdalos. Manteniéndolos, me sentiré a gusto ".

Shi levantó ligeramente las cejas. Después de mirar a Long por un momento, Shi sonrió. "Bueno."

Long no fue a ver dónde Shi puso esas cosas, sino que fue a la habitación.

Justo después de que Long se quitó el abrigo y se fue a la cama, Shi regresó.

Long dejó la otra mitad de la cama por Shi. "Qingzhou, ven aquí".

Shi se sentó en el borde de la cama para quitarse el abrigo, y luego, también se fue a la cama.

Después de que ambos se acostaron, Long inmediatamente sostuvo a Shi en sus brazos.

Shi giró la cabeza. Long picoteó a Shi en los labios. "Vamos a dormir."

"Mhmm". Shi asintió con la cabeza.

Aunque no pasó mucho antes del amanecer, Shi y Long aún durmieron por un tiempo.

Como era de esperar, en la reunión de la corte de la mañana del día siguiente, los ministros comenzaron a discutir lo que sucedió la noche anterior en que Qiu Ming dirigió a sus tropas a luchar contra los asesinos fuera de la ciudad imperial, pero sufrió muchas bajas.

Algunos ministros dijeron enojados que los asesinos deben ser arrestados.

Algunos culparon a Qiu Ming por no liderar a las tropas.

Algunos dijeron que los asesinos fueron tan audaces y que el tribunal debe investigar quién era el autor intelectual ...

En resumen, la mayoría de la gente pensó que lo que sucedió fuera de la ciudad imperial fue una provocación deliberada a la corte, ¡que no debería tolerarse!

Era raro que el pensamiento de los ministros fuera el mismo que el de Long. Finalmente, Long ordenó al Ministerio de Castigos que investigara a fondo el asunto y la persona responsable de eso fue el Ministro Hu Qingyuan, quien fue apreciado por Shi.

Después de la reunión, Long se reunió con otros dos ministros y ordenó algo. Uno de los ministros fue Sun Youjing, uno de los estudiantes de Shi Qingshan.

Shi y Long confiaban mucho en Sun en este momento.

Después de dar las órdenes, Long fue al Palacio Qiankun, pero se sorprendió al ver que Shi estaba a punto de salir.

"Hmm? ¿Vas a salir?" Long preguntó mientras caminaba hacia Shi.

Shi asintió con la cabeza. "Si. De repente pensé en algunas pistas que podrían tener algo que ver con el colgante de jade y la carta. Así que quería ir a tener una verificacion".

"¿Qué?" Long estaba más sorprendido. "¿Qué quieres decir?"

Shi sonrió. "No estoy muy seguro de eso. Ayer, pensé que el colgante de jade era un poco familiar, pero no estaba seguro de haberlo visto en alguna parte. No pensé en nada hasta esta mañana. Así que quería salir y verificarlo con mis propios ojos ".

"Entonces iré contigo", dijo Long de inmediato.

"Pero ..." Al escuchar las palabras de Long, Shi dudaba un poco.

Long entrecerró los ojos. "¿Es un secreto?"

"No." Shi sonrió amargamente. "Hay muchos asesinos afuera ahora. No tengo miedo de nada si estoy solo, pero si estás conmigo ... "

Shi no terminó sus palabras, pero Long entendió lo que Shi quería decir.

Tuvieron peleas antes sobre si Shi realmente veía a Long como una "carga". Aunque Shi dijo la verdad esta vez, temía haber herido el orgullo de Long.

Al ver la reacción de Shi, Long sintió mucha pena. Sabía que Shi aún recordaba la última vez que pelearon por esto y también sabía que Shi tenía miedo de lastimarlo.

A Long no le gustó que Shi fuera eso, así que dijo con una sonrisa: "Qingzhou, tienes razón. Bueno, no iré contigo esta vez ".

Sin embargo, Long no esperaba que su fácil compromiso hiciera que Shi se callara.

"¿Qué pasa? ¿No estás contento si no salgo? " Long estaba confundido.

Shi bajó levemente la cabeza y luego dijo de repente: "Salgamos juntos".

"¿Por qué?" Long se sorprendió cuando escuchó eso.

Shi levantó la cabeza y dijo seriamente: "Salgamos juntos y atraigamos a la serpiente fuera del agujero, veamos si esas personas realmente quieren morir". ¡Realmente quiero saber cuántos asesinos se han escondido en la ciudad imperial!

Long guardó silencio por un segundo y luego sonrió. "Qingzhou, ¿estás dispuesto a correr riesgos?"

Shi sonrió. "Las personas que están tomando riesgos no somos nosotros, sino ellos".

Long rio. Al ver que Shi estaba tan seguro, Long estaba muy feliz. Long siempre pensó que Shi era demasiado cauteloso cuando estaba lidiando con algo en el pasado porque Shi estaba preocupado por él. Y debido a eso, Long se enojó y dijo que era una carga para Shi la última vez.

En aquel entonces, Long dijo esas cosas sin pensar cuidadosamente. ¡Pero ahora, Long descubrió que la segura emperatriz era tan encantadora y atractiva!

Entonces, Long sonrió y sostuvo a Shi en sus brazos. "¡Si! ¡Tienes razón! De hecho, ¡están tomando riesgos, no nosotros! "

Shi sonrió. "Su Majestad, vámonos después del desayuno".

"¡Bueno!" Long lo esperaba con ansias, no porque no tuviera miedo a la muerte y tuviera que abandonar el palacio en este momento. En cambio, pensó que si todavía tenía miedo cuando estaba protegido por tanta gente, ¡mejor que fuera un hombre muerto!

¡Long no creía que fuera una persona débil e incompetente! ¡No quería vivir bajo las alas de otras personas para siempre!