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Pov's T/N....

El resto de la semana se pasó verdaderamente rápida, muy rápida a mi parecer, ya era sábado. Jean y yo no nos habíamos vuelto a relacionar en la manera sexual desde la última vez, también se ha ido constantemente, con la escusa de querer pasar más tiempo con su hermana, hablando de eso, tampoco me la ha presentado. La semana se resume en besos, caricias, grabar contenido de mi parte y nunca juntos.

Estoy sentada en el sillón, Darían está a mi lado. Oh sí, Jean no me volvería a dejar sola, ahora parece que Darían es mi niñera y no Jean.

— Entonces Naim y tú no son nada. — Aseguré.

— ¡Claro que no! — Respondió con una cara de asco.

Ambas reímos con fuerza.

— ¿Entonces tú y Liba? — Inquirí nuevamente. Ella me miró con reproche y yo elevé las manos. — Okey okey, ¿Orson? — Insistí.

Y así es cómo me gané un almohadazo directo a mi cara. Tenía que salir con uno de los chicos, estaba un setenta y ocho porciento segura, las marcas en su cuello, la sonrisa y.....

Un mensaje llegó a su teléfono y al instante su cara cambio a una gran sonrisa reprimida.

Sus sonrisas de adolescente hormonal, sabía de qué se trataba, puesto que yo estaba en las mismas.

— Me tengo que ir. — Avisó.

Tomó su bolso y al parecer se le olvidó un pequeño detalle, yo.

— Adiós. — Le sonreí.

Ella se giró al instante y me señaló con sus dedos índice.

— Cierto. Jean vendrá pronto y será mejor para ambas que te encuentre aquí. — Condicionó.

— Está bien mamá Darían. — Dije con gracia.

La acompañé hasta la puerta la cuál dejó bajo llave, nos despedimos y no le tomé mayor importancia.

Subí a mi pieza y me recosté boca arriba en mi cama, con mis brazos extendidos y mirando el techo.

Escuché tres toques en mi ventana, segura de que fue un pájaro o algo referente no le tomé atención.

— T/N. — Escuché.

Los animales no hablan, me senté de golpe en la cama y miré hacia la ventana.

— ¿Qué rayos hacen aquí? — Pregunté al ver a mis dos mejores amigos en la ventana como acosadores.

— Solo diré que estoy apunto de caer y te juro que si caigo de cara al suelo te mataré. — Advirtió Vanessa, quién se sostenía con fuerza a el brazo de Ralf.

Mi cuarto tenía un gran árbol fuera y ellos estaban trepados ahí como un par de simios.

Abrí la ventana y lo primero que sentí fue mi espalda contra el suelo y el peso de dos personas aplastarme como jamón en el suelo.

Ambos se levantaron quejándose.

— Primero tenía que entrar yo, y luego tú. No tenías porque empujarme. — Se quejó Ralf.

— Estaba apunto de resbalar. — Contra atacó Vanessa.

Extendí mi mano hacia arriba esperando que alguno notara que estaba tirada en el suelo. No pasó.

Me levanté y sacudí mi ropa.

— ¿Qué hacen aquí? — Interrumpí su pequeña pelea.

— ¿No podemos visitar a nuestra querida mejor amiga? — Dijo Ralf quién se acostaba en mi cama, analicé su cara, dientes apretados y mandíbula tensa, estaba molesto.

• 𝑴𝒊 𝑵𝒊𝒏̃𝒆𝒓𝒐 • 𝑱𝒆𝒂𝒏 𝑪𝒂𝒓𝒍𝒐 𝒚 𝒕𝒖 • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora