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La noche cayó antes de que pudiera terminar de limpiar toda la casa, y a decir verdad una gran razón de eso fue que se distrajo mucho, cada tanto miraba por la ventana que daba a la parte trasera de la casa, tal vez volteando un poco a la de junto, pero todo lo que pudo ver fue al mismo niño de antes junto con la chica.

Lo más extraño de todo, era la intriga que aquel niño grosero le causo, no por su altanera respuesta, sino porque le resulto muy familiar.

Quiso olvidarlo, pero le fue imposible, como si no tuviera suficientes cosas en las que pensar para que ahora un completo extraño se metía en su cabeza sin razón aparente.

Josh se dio vuelta en la cama, hundiendo su rostro en la almohada, creyó que era un poco egoísta pero de todos modos pensó que dormir solo fue muy agradable. Y estaba muy seguro de que tener ese tipo de pensamientos era una clave para lo que realmente quería.

Aún así, se dijo a sí mismo que estaba siendo precipitado con sus decisiones, ni siquiera le había contado a nadie sobre sus problemas con su esposa, sabía que su familia lo presionaría demasiado con lo de seguir su matrimonio sin importar que.

Desde que fue declarado como un Alfa, todos siempre esperaban que hicieran todo no solo bien, sino mejor que todos, si alguien era bueno en algo, él tenía que superarlo, sus padres fueron exigentes en todo, en sus estudios, en actividades extracurriculares, en deportes y un montón de cosas más en las que nunca estuvo interesado pero que a decir verdad era bastante dotado en todas.

Así que, ciertamente agradecía ese pequeño descanso de todo, incluso de su vida marital. Josh se estaba sintiendo bastante culpable por sus pensamiento, agradecía mucho que solo él lo sabía eso.







Ya muy temprano en la mañana, Josh desayunó en su habitación mirando televisión, no recordaba cuando fue la última vez que pudo ser un perezoso total sin que le replicaron por eso.

Al terminar, se dispuso a lavar los platos, poniéndose ropa más cómoda para después poder arreglar el jardín trasero, el césped estaba muy alto y había muchas hojas regadas de los árboles, hierbas que estaba seguro eran malas, etc.

Josh encendió su podadora, soltando un suspiro y comenzando a cortar el césped, el patio era grande por lo que le tomó bastante tiempo, además bajo el gran rayo de sol todo era más pesado. Continuó ahora barriendo las hojas y lo que acababa de podar, metiendo todo dentro de una bolsa negra de basura.

Salió por el pequeño pasillo hacia el frente para poner la bolsa de basura en el bote, cuando estaba por volver, vio de reojo algo colorido acercarse, pero no le dio tiempo de reaccionar cuando la pelota golpeó su cara. Josh tocó su rostro, arrugando la nariz y soltando un quejido, molesto.

-¿Me pasas mi pelota?.

El pelinegro levantó la mirada, frunciendo el ceño con enojó, notando que quien lo había golpeado no parecía ni un poco arrepentido. Josh tomó la pelota, acercándose a la cerca de madera, mirando al niño de manera represiva.

-¿No crees que deberías disculparte?-dijo Josh.

-¿Por qué?, mi padre dice que solo debo disculparme cuando hago algo malo-respondió el niño.

-Bueno, me pegaste con tu pelota.

-¿Y eso es malo?-dijo pareciendo confundido.

Josh entrecerró los ojos, respiró profundo y le entregó la pelota para evitar ser grosero con un niño ignorándolo después de eso, se dio la vuelta sin siquiera esperar un gracias, pero de nuevo la pelota golpeó su cabeza, cayendo ahora hacia la calle. Se dio la vuelta, fulminando al niño con la mirada.

Lo que compatimos       {joshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora