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Matt: ¿Puedes ver la luna?

Ashley: Sí, desde la ventana junto a mi asiento, tengo el número 22 ¿Recuerdas qué significa? Ese día me enviaste el primer mensaje. Recuerdo que me llevó casi treinta minutos aceptar la solicitud. Recuerdo haberle enviado una captura a Sophie y que ella me alentó a responder. Me gustabas, Matt, realmente me gustabas, estaba tan sorprendida de que me hablaras que cuando preguntaste por la tarea me sentí estúpida y ridícula por esperar algo más. Recuerdo la primera vez que te vi, estabas sentado en la banca que estaba afuera del salón y yo estaba recargada en el barandal a unos pasos de ti, pero yo era tan tímida y tú eras tan solitario, muy pocos podían hablar contigo, en su mayoría eran hombres, yo no tenía esperanza de hablar contigo ¿Cómo podía hacerlo si mi aspecto jamás haría que alguien como tú se fijase en mí? Me resigné a tu indiferencia. Y conforme los meses pasaron tu comportamiento me dejaron en claro que ninguna chica te importaba, incluso pensé que eras gay. Jamás le dije a nadie lo que sentía por ti, cuando Sophie me descubría viendo en tu dirección mentía y le decía que era Gerard a quien veía. Me convencí a mí misma de que todo lo que sentía por ti, lo sentía por él. Sí, Matt, soy una mentirosa, te dije que me gustaba Gerard cuando en realidad era en ti en quien pensaba ¿Cómo habría podido decírtelo sin arruinar lo que sea que tú y yo tuviéramos? Y ahora estoy en camino a encontrarte y haré lo que sea por llegar a tiempo.

Matt: Las estrellas cubren el cielo por completo y la luna resplandece en el centro. Para mí tú eres la luna, tan brillante y hermosa, y a la vez tan inalcanzable.

Ashley: Y solitaria. ¿Acaso no lo ves? Me convertiste en la luna y si no hay nadie que me observe mi existencia no vale la pena.

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