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Ashley: ¿Por qué lo hiciste?

Matt: ¿Hacer qué?

Ashley: Matthew, no soy estúpida, ayer vi que hablabas con Gerard y hoy a la salida me habló.

Matt: Que bueno, supongo que le gustó tu nuevo look.

Ashley: Matt, no sigas haciéndote el idiota, tú le dijiste algo y quiero saber qué fue lo que le dijiste.

Matt: Yo no le dije nada.

Ashley: ¡Matt, por favor!

Matt: No tuve que decirle nada, él sería un idiota si no viera lo grandiosa que eres.

Ashley: ¿Grandiosa yo? Definitivamente no sabes absolutamente nada sobre mí. No soy grandiosa, y no tengo un nuevo look sólo porque me decidí a peinarme y usar un poco de maquillaje. ¡Estoy harta de que me trates como si fuera un estúpido juguete! Puedes mensajearme por horas, pero eres incapaz de dirigirme la palabra por un minuto. Siempre que trato de acercarme para charlar, te alejas. Cuando pasas a un lado mío me ignoras por completo. ¿Qué significa todo esto entonces? Mi madre me dice que deje el maldito teléfono y cuando le respondo que estoy platicando con un amigo me dice que por qué no lo hago como la gente normal. Y creo que entonces no somos amigos por el simple hecho de que somos incapaces de hablar en persona.

Quizás lo mejor es dejar de enviarnos mensajes, Matthew. Nos vemos en la escuela y espero que tengas el valor de hablarme, porque yo estoy dispuesta a escucharte, a escuchar tu voz y no a tener que conformarme con la idea de imaginar la manera en la que podría sonar; quiero escuchar la forma en que ríes y no lo haré si todo lo que tengo es tu voz explicando procesos termodinámicos.

Matt: No lo entiendes, Ashley, de verdad que no puedes entenderlo, me gustaría explicártelo, pero tal vez mi explicación te parezca ridícula.

Ashley: No puedo creer que seas incapaz de hablarme. Me detuve junto a ti, te saludé, me respondiste y te fuiste, me dejaste ahí, Matthew.

Matt: Lo siento.

Ashley: No, no creo que de verdad lo sientas.

Matt: Ashley... 

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