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Ashley: Deja de verme de esa forma.

Matt: Sólo ignórame.

Ashley: ¿Igual que tú me ignoras a mí?

Matt: Ashley, no me lo eches en cara, no te imaginas lo difícil que es saber que ya no quieres responder mis mensajes.

Matt: Sé que no estás en casa, pero sólo quería decirte que estoy parado justo en la acera; las persianas del frente están entreabiertas; el perro no deja de ladrarme y tus vecinos ya han salido a decirme que no hay nadie en casa.

Matt: ¿Hay luna donde tú estás? Porque aquí sí. El cielo está despejado y la luna sobresale en el celeste firmamento, hay una pequeña estrella justo al lado de la luna, otras comienzan a surgir, pero lo hacen sin mucho brillo. Está por anochecer Ashley, ¿has visto el borde anaranjado que se forma cuando el sol se oculta? Me recuerda al vestido que llevaste el último día de clases, antes de las vacaciones de verano, sonreíste y por un instante nuestras miradas se cruzaron, yo aparté la mía rápidamente, pero fui lento, tú ya habías dejado de verme. Ese día te fuiste con Gerard al cine, me alegra que seas feliz, me da gusto saber que uno de los dos puede sonreír.

Matt: Apenas han pasado tres semanas desde que te fuiste y ya he pasado frente a tu casa dos decenas de veces; el perro ya ha dejado de ladrarme, ahora cada que me ve llegar mueve la cola con alegría. Espero que no te moleste que le haya llevado comida.

Matt: Siento la manera en que nuestra amistad, si es que al hecho de mensajearnos nos hace amigos, ha ido decayendo, pero hay cosas que simplemente no puedo explicar.

Matt: Ayer vi a una chica cerca de tu casa, pensé que podrías ser tú, pero no lo eras. Ella tenía los ojos del color de la miel y tú los tienes grises como el cielo durante una tormenta; el cabello de esa chica era castaño oscuro y el tuyo es completamente negro. Creo que tu ausencia comienza a llevarse la poca lucidez que queda en mí.

Matt: ¿Algún día responderás mis mensajes de nuevo?

El último mensajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora