Nuestro Bebé | ʰʸᵘⁿˡⁱˣ 『𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡』

4.- Cuarto mes

Felix saltaba de un lado a otro en el campo de flores de su madre, sí, su madre, ya que después de haber visitado a la madre de HyunJin, hace un mes atrás, él había pedido -rogado- que el siguiente mes vayan a visitar a la suya. Al comienzo HyunJin se negó, pero luego no pudo resistirse a aquel menudo cuerpo cubierto solamente por una de las camisas que él usaba para dormir. Y es que después de que le haya dicho que no, al omega solo le vino una idea a su hermosa cabecita: seducirlo.

—Jinnie. —Lo llamó recibiendo la atención de su alfa, el cual se encontraba leyendo un libro sobre medicina, esos malditos libros lo tenían harto, a veces creía que su alfa amaba más a esos libros que a él, sin embargo, HyunJin solo los leía por interés, así que no lo hacía muy seguido.

HyunJin bajó su libro y dejó de lado su taza de café amargo para fijar su atención en el omega —¿Qué ocurre, bebé? —Felix se sentó en el gran mesón de la cocina, al lado de su alfa.

Sonrió pícaro —Jinnie... —Puchereó —¿Recuerdas los helados de la semana pasada? —HyunJin asintió —Pues... —Jugó con sus dedos nervioso —Quiero dos tarros de vainilla y otro de galletas. —Pidió con la cabeza gacha y las mejillas sonrojadas.

—Pero bebé, está al otro lado de la ciudad. —Felix supo que diría eso, así que se sentó a horcajadas en el regazo de HyunJin y acomodó su cabeza en el pecho contrario.

—Es que Jinnie, tengo muuuchas ganas de ese helado. —Lo miró y empezó a dejar besitos en los labios del alfa —Por fis. —Rogó y dejó un beso más profundo en los labios de su esposo, queriendo tomar el control, pero perdiendo ya que HyunJin siempre le ganaba.

HyunJin simplemente no podía resistirse a esos besos, así que mientras lo besaba acarició la barriguita por debajo de ese gran suéter holgado. La semana pasada le hicieron unas ecografías a Felix y pudo conocer a su bebé, era hermoso a pesar de que todavía no estaba complementamente desarrollado y se podía observar como una pequeña manchita, aquello hizo a su corazón saltar de emoción, así que con ese pensamiento rondando su cabeza abandonó su hogar para buscar lo que su omega pedía.

Felix sonrió victorioso y corrió escaleras arriba, solo tenía aproximadamente una hora antes de que su alfa regresara. Encendió algunas velas aromáticas y las colocó en diversas partes de su gran habitación, limpió la cocina y le dijo a la beta que ayudaba con las labores del hogar que podía irse temprano, la mayor solo sonrió pícara y entendió lo que el joven omega quería hacer, dejándolo solo rápidamente. La beta había sido contratada por HyunJin para que cuidara a su omega durante el período de gestación, y a Felix le parecía divertido poder conversar con la señora mientras su alfa trabajaba; le ayudaba a cocinar pequeñas galletas o brownies, e incluso le enseñó a tejer, y aquella actividad le gustó tanto que estaba tejiendo un pequeño conjunto para su cachorro, claro que HyunJin no lo sabía porque el pequeño omega quería que fuera una sorpresa.

Cuando estuvo completamente solo tomó una ducha algo larga, alistándose bien, si quería ir donde su madre tenía que hacerlo bien ¿Cierto? Aunque él lo hacía también con otras intenciones.

Salió del gran baño sin nada que lo cubriera, pero daba igual, estaba solo, así que no tenía nada de que avergonzarse, además de que su pequeña barriguita que se encontraba a la vista le sentaba de maravilla.

Caminó rápidamente hasta el armario y sacó una blusa de dormir color blanco, impregnada con el aroma de su alfa, gimió ante la orda de olor que lo atacó, se la puso y caminó hasta su cajón de ropa interior, sacando de lo más profundo de este una linda braga de encaje rosa pálido. Él no era fetichista, pero a veces le gustaba ponerse esas braguitas, decía que realzaban su bien formado traserito y lo hacían ver lindo, sin embargo, jamás las había utilizado para seducir a HyunJin, mas su omega le gritaba que debía hacerlo, porque quería que HyunJin lo tocara, quería que le hiciera el amor. HyunJin ya no lo hacía porque no siquiera, sino porque él simplemente tenía miedo de lastimar a su cachorro, y es que ¡Demonios! Felix se veía tan sexy con esa hermosa barriguita que quería hacerlo donde fuera, pero se contenía ya que no quería dañarlo.