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Después de firmar el contrato, se podría decir que todo ocurrió ¿Normal?. Louis y Harry optaron por ir a sus respectivos cuartos para ir a dormir, o eso creyeron.

Ese día ninguno de los dos durmió. Harry se encontraba algo en shock por lo que acaba de hacer, ahora tenía un Amo, un dueño. Louis no durmió de la felicidad y euforia que se sentía. Ya quería que pase la noche para poder ir con su sumiso y compartir su alegría, pero él no se va a permitir eso. Tiene que tener una mirada fría y seria con el ojiverde, o este último no lo tomaría en serio.

Cuando la mañana llegó, ambos chicos decidieron tomarse una ducha para seguir pensando en todo lo que había pasado, y por último bajar a desayunar.

El primero en llegar a la mesa fue el ojiazul, con su típico semblante serio, y con una taza de café en la mano.

Luego de unos pocos minutos, se ve a un rizado totalmente ojeroso bajar por las escaleras y tomar asiento en la mesa.

—Buenos días, Harold — saluda cordialmente esperando una respuesta por parte del menor.

—Buenos días, amo — responde Harry con un toque de vergüenza, todavía no sabía cómo actuar frente a Louis, ¿Que tiene que hacer?¿Arrodillarse en el piso y limpiarle los zapatos? Já.

El mayor asiente en un gesto de aprobación. Que Harry lo llamara amo, prendía una chispa de emoción en él. —Siéntete libre de comer lo que te guste. Mientras no sea nada que te caiga mal, está todo perfecto.

—Bueno, gracias — se levanta de la mesa y camina hacia la cocina para prepararse un té.

Después de unos minutos, Louis también se dirige a la cocina para servirse un vaso de agua, pero se queda apoyado en el marco de la puerta al ver algo hermoso, Harry meneando sus caderas de un lado a otro con el ritmo de una canción que tarareaba.

El ojiverde sentía una mirada que lo penetraba por detrás entonces decidió girarse para ver quién estaba y bueno, digamos que no fué una muy buena idea, ahora se encontraba más rojo que un puto tomate.

—N-no sabía que me estaba viendo — dirige su mirada hacia el piso.

-¿Qué le pasa?¿Desde cuándo las personas espían a las otras cuando bailan?- piensa Harry mientras lucha por no rodar los ojos. 

—Mirame a los ojos — ordena.

El rizado hace lo ordenado, revelando a su cara de un color carmesí.

—No me tengas vergüenza. Bailaste hermoso, no hay porqué avergonzarse — murmura sin poder hacer que a Harry se le baje la vergüenza.

—Gracias, ¿Hoy qué haremos? — habla para cambiar rápidamente de tema.

—Ya que es feriado, me gustaría que hoy nos conozcamos mejor, que fortalezcamos el vínculo reciente de amo y sumiso — explica con su típico semblante serio.

—Está bien — sirve el agua ya hervida en la taza.

—Vamos al comedor — ambos comienzan a caminar hacia dicha área.

Una vez ya acomodados en sus asientos, uno frente al otro, Harry es el primero en hablar.

—¿Ahora que hacemos? —  el ojiverde cree que la presencia de Louis lo atonta un poco, solo un poco.

Sonríe —Lo que las personas hacen para conocerse, hablar de si mismas — dice con obviedad, haciendo que Harry se sienta algo absurdo.

Asiente —Entonces, ¿Te cuento mi vida?

—Si estás de acuerdo — encoge sus hombros.

—Okey, nací y viví mi infancia en Holmes Chapel. Prácticamente fui criado por mi mamá, porque mi "papá", — hace comillas con los dedos — si es que le puedo llamar así, siempre estaba borracho o aprovechándose de cualquier mujer que se le cruzaba. Las únicas veces que estaba en casa, era para pegarle a mi mamá, y decirnos que solo éramos una escoria en su vida —el castaño hace una cara de desagrado y enojo al imaginarse todas las situaciones de mierda por las que habrá tenido que pasar Harry y su madre — o reprocharnos que no servimos para nada. Cuando tenía diez años, esa basura que lamentablemente ayudó en mi creación, tomó la mejor decisión que pudo haber hecho en su vida, irse de la casa. ¿Por ahora vas entendiendo? —

Tomlinson Company  •[[Larry Stylinson]]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora