Capítulo 7

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-Sí, Gonzalo, vos, Federico y yo.

-¿Quién es Federico?-inquirí medio confundida.

-Su hermano.

De pronto me acordé de la conversación que ella había tenido con Gonzalo noche y que había mencionado a un Federico como su hermano.

-Ah.-musité- Me encantaría.-sonreí, amable.

-¡Le voy a decir a Gonzalo para que organicemos todo!-me abrazó de nuevo, dando saltitos como una nena de cinco años.

Así era Sharon; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta. Era una nena chiquita encerrada en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.

-Sharon-musité, cambiando repentinamente de tema-, quiero ir al famoso Puente de los Suspiros, quizá pueda sacar algunas fotografías.

-Il Ponte dei Sospiri. ¿Y para qué querés ir ahí? No es la gran cosa.-dijo- Más bien tendrías que ir a la plaza de San Marcos, muchos sacan fotos ahí.

-Ya sé, pero no quiero algo común. Ya me conocés.-me encogí de hombros.

-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, podrías sacar lindas fotos.

-¿Al qué? ¿Sharon, te molestaría hablarme en español?

Ella rió.

-Al Palacio del Duque.

-Gracias, ¿me vas a llevar al Puente de los Suspiros?

Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

-Está bien. Te voy a llevar mañana.

-Gracias, Shar. Sos la mejor.-y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que había por ahí. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento.

Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando tocaron la puerta.

-¡Es Gonzalo!-anunció jovialmente Sharon y se levantó como un rayo dando zancadas hacia la puerta.

Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

-¡Amor!-Sharon se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incomoda.

-Vení, pasá.

Desvié mi mirada de nuevo a televisor queriendo aparentar que no había despegado de ahí.

-Kendall, hola.-mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer único.

Me giré para mirarlo.

-Hola, Gonzalo.-preguntó

-¿Cómo va tu primer día en Venecia?-preguntó.

-Cansado.-reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando el me había preguntado acerca del vuelo.

Creo que él también se acordó, porque se rió de la misma manera que yo.

-Ojalá los demás no sean siempre así.-comentó y sonrió, luego miró a Sharon para entablar conversación con ella.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa alemán que se proyectaba en la televisión.

-¿Estás nerviosa, Shar?-le preguntó.

-¿Sobre qué?-inquirió Sharon, confundida.

-Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.

-¿Mañana es siete?-la voz de Sharon sonó alarmada- ¡Dios, me olvidé!

Entonces me giré de nuevo para mirar.

-¿Tenés una entrevista de trabajo?-pregunté, realmente emocionada.

-Sí y...¡ay!-se quedó en silencio durante unos segundos- ¡Perdón! Perdón, perdón, perdón.-se acercó a mí- Es que no recordaba lo de la entrevista, perdoname.

Tarde un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.

-No, Sharon, no te preocupes, nena.-le sonreí- Podemos ir otro dia al Puente.

-¿No estás enojada?

-Para nada, al contrario ¿De qué es el trabajo que solicitás?

-Enfermería en el hospital de la Isla de Torcello ¡Tengo una idea!-dijo de pronto, como si la primera parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio- Amor, ¿podrías llevar a Kendall a Il Ponte dei Sospiri?

Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Gonzalo, encandilada por su encanto. Él también me miraba con sus profundos ojos marrones.

[Foto Multimedia: Sharon recorriendo las tiendas de Venecia]

Manual de lo Prohibido || Gonzalo HiguainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora