Emma Blossom
Todo estaba oscuro. La temperatura era mínima, el silencio absoluto. No se escuchaba nada, solo un vacío que anunciaba peligro.
Y entonces lo sentí. Una respiración. Pausada, temblorosa.
Provenía justo detrás de mi.
Me giré aterrada, y ahí estaba ella. Era rubia, joven, pero su rostro parecía consumido por profundas ojeras. Sus ojos vacíos reflejaban un sufrimiento indescriptible. Cuando nuestras miradas se cruzaron, su expresión cambió. Una sonrisa espeluznante se dibujó en su rostro mientras avanzaba hacia mi.
Me agarró con fuerza por los hombros y comenzó a reír. Era una risa desquiciada, su boca se abrió de una forma antinatural, dejando salir un sonido que me heló la sangre. Su carcajadas resonaban en mi cabeza, y yo forcejeaba con todas mis fuerzas, desesperada por liberarme de su agarre.
De repente, dejó de reír y empezó a murmurar algo, un hechizo. Sentí su magia atravesarme, un dolor insoportable que me arrancó un grito. Quería defenderme, pero era inútil. Todo estaba en mi mente, y no podía detenerlo. De pronto, una sensación húmeda recorrió mi rostro. Era mi sangre. Salía de mis ojos, bajaba por mi cuello y mis brazos, hasta formar un pequeño charco bajo mis pies.
En medio del dolor, apareció otra figura. Un hombre. Era rubio, igual de joven que la mujer. Su mirada, llena de odio, se clavó en mi mientras se acercaba. Me arrancó de las manos de la mujer como si fuera un muñeco. Su mano se cerró con fuerza alrededor de mis brazos, sus dedos hundiéndose en mi piel. Yo gritaba, pero el no tenía piedad. Con la otra mano, avanzó hacia mi pecho. Quería arrancarme el corazón.
Y entonces desperté.
Me incorporé de golpe, jadeando. Mis manos buscaron frenéticamente alguna marca en mis brazos, pero no habia ninguna reciente. Solo había sido otra pesadilla. Igual que todas las anteriores.
Agarré el teléfono y revisé la hora. Eran las seis y veinte de la mañana. Me sentía agotada, como si no hubiera dormido nada, pero no tenía opción. En exactamente diez minutos debía levantarme.
Con un suspiro, me puse de pie y corrí las cortinas de la ventana. El cielo seguía oscuro, aunque en el horizonte comenzaba a dibujarse una fina línea naranja; el amanecer estaba cerca.
Mi mirada se desvió hacia "Mausolée de l'Héritage", el supuesto cementerio familiar. Un conejo saltaba despreocupado sobre la tumba de la tataratatarabuela de mi madre. Supuesto, porque ese no es el verdadero. El auténtico está en Francia, en nuestra casa.
Mi madre mandó a construir una réplica de nuestro patio en este lugar, una copia tan exacta que resulta inquietante. Me pregunto si habrán trasladado los cadáveres para enterrarlos bajo este césped o si todo es una fachada, un intento de recrear el hogar que dejamos atrás. Aunque la casa aquí es diferente, el patio es idéntico al de nuestra residencia en Francia, como si fuera un espejismo diseñado para engañar al tiempo y la distancia.
Hice una mueca, sin saber bien por qué, y me dejé caer nuevamente sobre la cama. Me quedé ahí, inmóvil, mirando el techo en busca de respuestas que no iban a llegar.
Hace exactamente seis meses que comenzaron las pesadillas. Siempre son las mismas imágenes, y lamentablemente, las mismas personas... el mismo terror que me asalta en cuanto cierro los ojos. Ni siquiera se por qué, esto me ha pasado desde hace años y las pesadillas aparecieron ahora.

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Imparable (borrador)
حركة (أكشن)En la gélida y arrogante piel de Emma Blossom se teje una trama inesperada cuando, bajo la orden de su padre, ella y sus hermanas se ven forzadas a viajar a Washington. Su único propósito es erradicar a M.B de su vida, pero en el transcurso del viaj...