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Joseph se siente solo.

Su hermano gemelo falleció cuando era joven, y años después, sus padres desaparecieron sin dejar rastro, dejando al pobre chico a cargo de la empresa de su padre y de si mismo.

¡No lo malinterpreten! El conde tiene bastantes amigos, si, pero, a veces, el solo quisiera a alguien con quien hablar mientras está en su mansión. Podría hablar con sus escasos sirvientes, excepto que estaba consciente de que tenían cosas por hacer, y que ellos únicamente lo escucharían por el bien de sus trabajos.

Necesita a una persona que llene su vacío corazón.

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El joven albino despertó y realizó su rutina habitual, saltándose el desayuno ya que iría a comer en el hogar de su confidente más cercano, Jack.

El resto de sus amigos asistirían igualmente, por lo que Joseph no se podía quedar atrás.

Salió de su mansión, le dio las indicaciones al cochero, y subió a la carroza, que empezó a avanzar poco después.

Cuando llegaron a su destino, fueron recibidos por un mayordomo, Joseph bajó y entró por las enormes puertas de la residencia de su amigo.

-¡Joseph, llegaste!- Justo en ese momento, Jack se hizo presente con su habitual abrigo verde y su cabello castaño bien peinado, este le dio una ligera palmada en la espalda. -¡Justo a tiempo! Comenzaba a pensar que estarías muy ocupado para venir.-

-Pude hacerme un espacio.- Respondió Joseph -Además, ha pasado bastante desde la última vez que nos reunimos de esta manera, no podía perdérmelo por nada.-

Después de una corta charla, Jack dirigió al conde hacia el comedor, donde, efectivamente, el resto de sus amigos ya estaban presentes.

-¡Finalmente llegaron! Mi estomago está rugiendo como un oso.- Dijo una mujer con los ojos cubiertos, vestía de purpura y tenía una larga cabellera negra.

-Yidhra, no seas descortés, tal vez le surgió algo a Desaulnier en el camino, ten más paciencia.- Respondió otra dama con un hermoso vestido rojo y cabello blanco.

-Bueno... ¡Aún así estoy hambrienta!-

-Espera, Jack dijo que tenía algo importante que decirnos primero ¿Me equivoco?- Mencionó de repente un atractivo joven de cabello blanco, sólo que este estaba suelto, llevaba una larga túnica que a la vez cubría su cabeza.

-¡Hastur, nooo!- Dijo Yidhra molesta.

-Fufufu, en efecto. Resulta que un día decidí pasearme por las calles, solo por curiosidad y encontré una tienda que llamó bastante mi atención.-

-No me digas que volviste a encontrar un puesto sobre magia negra o esas cosas.- Habló ahora otro joven que vestía de verde, y tenía un peinado bastante extraño.

-Para nada, Luchino~, aunque debo decir que me pareció muy misteriosa, así que entré, y al inspeccionar encontré un producto muy interesante.-

Yidhra dijo irritada -¡Déjate de cuentos, Jack! ¿Qué era?-

-Eran una especie de muñecos, tenían un gran tamaño, aunque no más altos que ninguno de nosotros, puedo asegurar... Bueno, tal vez a la par de Violetta o Galatea.-

-¡Oye!-

-¡Eso significa que son más grandes que yo! Que mal.- Dijo Robbie, el más joven entre ellos, recibiendo unas pequeñas palmadas en la cabeza por parte de la persona a su lado, Michiko.

-Le pregunté a la mujer que atendía el lugar, y me dijo que esas muñecas eran capaces de cobrar vida, y sirven para hacerle compañía a cualquiera que las compre.-

Muñecas Nightingale (Identity V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora