Muñecas Nightingale (Identity V)

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-Me siento muy honrado de que me permita acompañarla en su viaje, señorita Mary.-

-No se moleste, usted es una parte muy valiosa de mi mansión, se lo merece.-

Días después de la charla con Michiko, Mary puso en marcha su idea, por lo que le ofreció a Leo Beck un viaje en su carruaje personal, no es como si le molestara tener compañía de todos modos. 

Y hablando de compañía, Vera se quedó en casa por esta ocasión, ya que parecía cada vez más familiarizada con su hogar y esto le dio confianza a la albina.

El hombre aclaró su garganta -Realmente le agradezco su hospitalidad, pero, sin afán de ofenderla me gustaría saber el motivo de su decisión. Soy solo un simple jardinero, en lo personal no creo que eso sea algo que destaque entre otras tareas más... Importantes.- Aquellas palabras tenían un pequeño roce de vergüenza.

La pregunta era algo que Mary ya esperaba, a ella también le parecería extraño si estuviera en la posición de aquel hombre. Estaba consciente de que era mejor decirle la verdad antes de que llegasen a su destino, pero tendría que hilar sus palabras con la mayor discreción que se le permitiera si no quería dar una paso a una interpretación errónea, por lo que se quedó pensando por unos momentos mientras Beck le miraba expectante.

-No diga eso, de no ser por usted las flores de mi mansión no serían nada más que yerbas secas y más descoloridas que la gente en las calles. Por favor no piense menos de si mismo.- Le ofreció la sonrisa más sincera que pudo -Aunque debo decir que, en efecto, me ha descubierto, ciertamente existe otra razón por la cual me está acompañando ahora mismo.-

Sabía que esto sería complicado ¿Cómo explicarle a ese hombre destrozado que quieres conseguirle un remplazo para su hija desaparecida? ¡Es totalmente irracional cuando lo piensas a detalle!

La mujer sintió que no podía soportar más la inexistente presión (ya que el señor Beck esperaba su respuesta con toda la paciencia del mundo), así que volteó hacia la ventana para continuar hablando -Cuando usted llegó a pedirme trabajo, no dudó en contarme su historia, confió algo tan importante en mi como muestra de su lealtad, realmente lo aprecié incluso hasta el día de hoy.- Hizo una pausa para mirar de reojo el melancólico rostro del jardinero, después procedió -Hace unas semanas, cuando Vera se quedó con usted, note como su expresión se iluminó considerablemente, era la primera vez que veía una sonrisa genuina de parte suya, y eso me hizo pensar... Tal vez, necesite a alguien que lo acompañe, una persona en su vida, y esto es a lo quería llegar...

Me gustaría comprarle una muñeca Nightingale.-

Cuando finalmente pudo encarar al hombre, percibió cómo la confusión inundaba su rostro incluso se percató ligeramente del miedo en sus ojos, pero hizo lo posible para no flaquear en su postura y se mantuvo serena.

-S-señorita Mary... Yo...- Su intento por formular una frase fue en vano, lo cual no pasó por alto a los ojos de la dama, decidiendo hablar por el.

-Si, tal vez suene muy arriesgado, pero considero que debería darle una oportunidad, el señor Beck es una buena persona, me duele saber que alguien como usted pase su vida en soledad, es como verme a mi misma antes de que Vera llegara. Por favor, se lo ruego, confíe en mí.-

-...-

Finalmente, Leo asintió con tristeza.

"*Sigh* Al final no salió tan mal..." Pasó por la cabeza de Mary.

-Llegamos.-

Ambos individuos bajaron del carruaje, y observaron el letrero de la tienda, "Oletus Manor".