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Colocó la mano en la espalda de la menor, sin que esta se diera cuenta de que le había puesto su pequeña manta sobre la de ella, la había visto temblar, sin dudar en cuidar de esta. Seguro estaba agotada tanto física como mentalmente por todo lo que había pasado.

Acaricio la cabeza de esta quitando unos cabellos y pasándolos detrás de la oreja.

-¿Señor Asano?.- La pregunta le distrajo, girando su mirada hacia donde vino la voz.

-¿Michaellis?.- Dijo de la misma forma, el azabache asintió.

-Que bueno que este a salvo.- Bajo la mirada observando a la menor.- También la jovencita Sora.

-Si, hace una hora se durmió.

-Pobre niña, pasando por tal experiencia como si la oscuridad la consumiera.- Comenta, sentándose al lado del alfa.- ¿Y que hay de su esposo?.

-Nada, mientras la señal siga muerta no podremos contactarnos. Tampoco sé de los otros dos.

-¿Sai y Kaito, no?.- Recordó los nombres.- ¿No le dijo nada?.- Preguntó, llamando nuevamente la atención del rubio fresa.

-¿Sobre qué?.- Inquirió saber.

-Ambos salieron positivo.- Declara.- Ambos tienen parentesco con ustedes.- Repone, el ojo amatista abrió sus ojos ante la declaración.

-¿Son Shuu y Seiji?.- Preguntó más para si mismo. Aun sorprendido por la declaración, sus hijos, esos dos niños que encontraron eran sus hijos, lo sospechaba por el parecido en sus ojos y que ambos parecían querer su compañía como si les haya faltado todo ese tiempo.

-Lamento que se haya enterado en esta situación. Pero confió que su esposo cuidara de ambos, estoy seguro de que pudo leer la información antes de que esto sucediera.

-Maldición.- Siseo, ambas personas que había estado buscando por tanto tiempo ante sus ojos. Necesitaba volver a verlos, a los tres, estaba seguro de que regresarían, aunque no estaba seguro cuando se verían, el puerto mas cercano estaba a 78 kilómetros pero no estaba seguro del más cercano de donde estaban los tres. Limpio un poco sus ojos ante el ardor en estos.- Muchas gracias por decírmelo.

-Mm, voy a estar en este campamento por mucho tiempo, al menos hasta que se calmen las cosas. Si llego a verlo le haré saber que están bien.

-Te lo agradezco.

-No es nada.- Dijo. El rubio fresa volvió acariciar la cabeza de su hija, sabia que principalmente había sido ella la que los había encontrado y ganado su confianza para que se quedaran con ellos.

Si tuviera que trasmitirle el orgullo que le daba, no tendría palabras. Beso la frente de esta que permanecía recargada en su pecho.

-Lo hiciste bien.- Le susurro, no queriendo despertarla.

Volvió abrazarla cuando otra repetición se hizo presente. El sonido metálico resonando, tanto que la menor se despertó, su cerebro no pudiendo procesar los sucesos cuando sintió todo temblar de nuevo, se abrazo fuerte a su padre temerosa de lo que pasaba mientras este se alejaba de donde estaba, manteniendo distancia con cualquier árbol o póster.

Se aliviaron de que durara menos que el anterior, pero el sonido aun del metálico al estirarse no les daba buena señal. Se caería al amanecer o en unas horas.

-Tomemos más distancia.- Dice el doctor, el otro le asintió, abrazando más a la menor.

-¿Estas bien?.

-Quiero que esto se acabe pronto.- Respondió, aun ocultando su rostro.

-Terminara, solo debemos esperar.- Le dijo en forma de confort. No cree que eso dure mas que dos, por mucho tres días. Pero esta seguro que se normalizaría más. Comenzó a caminar alejándose del lugar.

(3ra Temporada) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora