— ¡MYST! — Gritó el pelirrojo entrando a la casa con una gran sonrisa en su rostro.
— Ay, ¿Qué? — Respondió con fastidio. Estaba ocupada con unas cosas de la universidad, por lo que era casi un momento inoportuno.
— Sé que estás ocupada, pero esto es muy importante. — Sonrió con entusiasmo.
— ¿Qué fue ahora? — Cerró la laptop tratando de relajarse y centrar su atención en Phineas.
— ¡Mira esto! — Sacó las manos de sus bolsillos, mostrando su mano izquierda, la cual tenía un anillo de diamante
— ¿De dónde lo sacaste? — Preguntó con algo de excepticismo.
— ¡Me lo dio Walter! — Sonrió ampliamente, a lo que la mod abrió sus ojos como platos.
— ¿Osea que...? — Trató de adivinar, aunque ambos sabían que estaban en lo cierto. Phineas asintió repetidas veces ansioso. — No.. No es cierto, estás de broma. — Negó con una expresión de asombro y sorpresa.
— Te lo juro, te lo juro por mi madre, por Perry, por el que quieras.
— ¡Ay, Phineas! — Gritó levantándose de su asiento agarrándolo de las manos con emoción, los dos saltaron y chillaron entusiasmados.
Se abrazaron haciendo un alboroto, Mystic estaba muy feliz porque su niño al fin se iba a casar con su novio, y obviamente Phineas estaba más que feliz con sólo tener el anillo en su dedo anular. Se calmaron un segundo para que Phineas le contara la historia.
— ¿Y cómo te lo pidió? — Se sentaron en el sofá agarrados de las manos.
— Primero me llegó con un discurso tan cursi que casi me hace llorar, es que fue muy lindo, te juro que me derretí.
— Ajá..
— Entonces se me arrodilló y sacó esa caja en la que estaba el anillo.
— ¡Ay, no! ¡Qué bonito!
— Eso sí me hizo llorar, no te imaginas, ¡Fue hermoso!
— ¡Ay, mi niño se va a casar! — Lo abrazó con una amplia sonrisa, le dio varios besos en la mejilla.
A Phineas se le fue la emoción de repente al darse cuenta de que también tendría que confesarlo a sus hermanos. Más que todo, le preocupaba Ferb, recuerda muy bien que no se cayeron bien cuando se conocieron. Sobretodo por lo celoso que era su hermano. Mystic se separó de él notando su repentina expresión de preocupación.
— Phineas, ¿Qué ocurre?
— Nada, es que.. También tengo que confesarlo a los gemelos, Peter y.. Ferb.
— Oh.. Cierto..
Se quedó pensativa unos segundos, luego volvió a sonreír con una idea.
— Oye, pero no tienes que decírselo ahora. ¿Qué tal si esta noche les damos la noticia a todos?
— Suena bien. — Dijo recobrando la sonrisa. — ¿Qué tal la cena? Quizá comer algo bueno suavice todo.
— Me gusta cómo piensas.
— Sí, quizá Polar pueda— oh, cierto.. Ya no está. — Se desanimó recordando que la mitad de todos se fueron hace poco, la casa se sentía algo vacía desde entonces.
La mod rió revolviendo un poco el pelirrojo de aquél.
— Yo también los extraño, renacuajo... Pero no es momento de lamentar nada, hay que preparar una buena cena, y luego, les das la noticia. — Así hizo que el triangulado recobrara la sonrisa de forma definitiva. — Déjame terminar con unas cosas de la u, y ya comenzamos. ¿Te parece?