Algo nuevo [Deavy]

II.

II. Expuesto

Heavy llevaba ya un tiempo practicado aquello que había aprendido gracias a un video.
No un dedo, dos.
No. Tres.
De igual forma sus dedos eran pequeños, no le costó mucho acostumbrarse.
Incluso consiguió algo así como un lubricante, para facilitarse el trabajo.

Podría decirse que masturbarse de esa manera se volvió un mal hábito, algo adictivo. Aunque de igual forma cuándo recordaba el video que lo inició todo sentía que esto no era suficiente, no aún.

Claro que hacer este tipo de cosas tan seguido trajo consecuencias, tal vez una que otra traición de su subconsciente pensando en... alguien.

(...)

Heavy pasaba mucho tiempo con Dee, el mayor posible. A Dee no le importaba, claro, a veces quería su privacidad, pero estaba acostumbrado a tener la presencia de Heavy junto a él y aunque no lo admitiera de hecho era agradable.
Heavy solía apoyar su cabeza contra el hombro de Dee mientras este leía uno de sus libros aburridos y él jugaba algún videojuego, solía recostarse con Dee en su cama, hablar con él aunque la mayoría de las veces el mayor sólo guardaba silencio y Heavy terminaba teniendo una conversación consigo mismo. Nunca importaba, estar con Dee era suficiente.
Incluso, a veces solían dormir juntos por ver una película de terror hasta muy tarde en la cual Heavy no aguantaba el sueño.
Y ese fue el caso en esta ocasión.

El de ojos verdes se encontraba aferrado al brazo del rubio, durmiendo plácidamente después de una sesión de "cine" en la habitación de este.

El olor de Dee se hacía presente y Heavy, a pesar de estar dormido, podía percibirlo, le gustaba. Era de alguna forma relajante y lo conocía a la perfección.

Heavy empezó a soñar. A soñar que estaba sobre una cama bastante familiar, boca abajo. De pronto unas manos ajenas comenzaban a tocarlo desde atrás, lo desvestían. Su reacción en el sueño no era de sorpresa, no era de miedo, mas bien lo disfrutaba, como si lo deseara.

Suavemente unos dedos comenzaron a penetrarlo, se sentía asombroso. Heavy gemía, pero no conteniéndose como siempre lo hacía, gemía tan libremente como quería, era algo agradable.

El pelirrojo sintió cómo la otra persona se inclinaba hacía él y se acercaba a su oido, soltando un pequeño aliento que lo hizo estremecer, entonces escuchó una voz familiar, acompañada con ese olor que se hizo mucho más presente.

—Vamos, di mi nombre Heavy. Dilo.

Se tomó un momento.

—... Dee...

El pequeño escuchó una ligera risa por parte del otro, seguido de unos labios sobre su cuello, depositando besos mientras aceleraba el ritmo en que los dedos entraban y salían de él.

–Buen chico.

Heavy ahora no paraba de gemir el nombre de su hermano. Sus dedos entrando y saliendo de él frenéticamente, su otra mano acariciando su vientre mientras lo mantenía en lugar.
No tardó mucho en llegar al orgasmo y vaya que se sintió real.

Entonces despertó abruptamente.
Se sentó sobre la cama exaltado, llamando la atención del rubio.

— ¿Qué pasa?

Su entrepierna se sentía húmeda... ¿se había corrido? Diablos, no podía ver a su hermano ahora mismo, aún estaba asimilando todo lo que había soñado.

—¿Heavy?

Dee puso una mano sobre la espalda del menor, para despertarlo del trance en el que parecía estar.