III.

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III. Confrontación

El rubio no creía lo que acababa de ver y estaba viendo.

—¡Mierda Heavy! ¡¿Qué putas es esto?! Estuviste evitándome todos estos días ¿y para qué? ¿para que te encuentre así? ¿haciendo esta cochinada en mi maldita habitación? — el rubio intentaba no alzar tanto la voz, no quería despertar a sus padres, iba a encargarse de esto él mismo.

—Dee puedo explicar- yo- esto no es-

—Mira, sólo cállate.

El mayor dejó caer su mochila al suelto junto con su chaqueta y se subió a la cama donde estaba el contrario, acercándose lentamente hacía este, como un depredador a su presa.
El menor se cubría a sí mismo con las sabanas lo mejor que podía, las sostenía con fuerza, tenía miedo, vergüenza, se sentía como un perro sucio y asqueroso.

—Escucha, no- Dee no me hagas nada, por favor, te juro que-

—¿QUÉ TE DIJE?

El mayor tomó las sabanas con su mano y empezó a jalarlas, intentando quitarlas del camino.

—¡Espera! ¡¿qué haces?!

—No creas que no he notado cómo has estado mirándome últimamente, era por esto, ¿no?

Heavy guardó silencio.

—Eres un maldito enfermo Heavy.

Dee logró sacarle la tela de un jalón aprovechando que el otro aflojó ante aquel comentario.

—¡Oye! — el pelirrojo se tapó con sus manos rápidamente.

Dee miró a su hermano, completamente desnudo frente a él, nunca había visto algo tan vulnerable en su vida, fue como si activara algo en él.
¿Su piel siempre se había visto tan suave? ¿Sus pezones siempre habían sido de ese color tan lindo? No, definitivamente habían cambiando, en ese momento combinaban con el color rojizo que invadía sus mejillas regordetas. Hizo que su vientre cosquilleara. El cabello algo alborotado el pelirrojo, todo quedaba a la perfección.
Dee tragó saliva.

Tal vez... necesitaba ver el panorama completo.

Heavy por su parte estaba sumamente avergonzado, atemorizado.
¿Qué estaba haciendo Dee?
Mejor dicho, ¿qué estaba planeando hacerle?
¿Cómo lo iba a castigar?

— ¿Qué? Hace unos momentos estabas gimiendo mi nombre como loco ¿y ahora que estoy aquí te avergüenzas? No te entiendo Heavy.

— ... Perdón ...

—Anda, quita tus manos. Necesito ver qué estupidez estabas haciendo.

Heavy se lo pensó por un momento pero finalmente movió sus manos tembloroso, dejando así que Dee viera su aún semierecto miembro, el desastre entre sus piernas, llenas de alguna clase de lubricante que formaba un camino hacia cierto orificio ahí atrás.

—Diablos, eres un desastre total — el rubio pasó un dedo cerca de la parte íntima del menor, retirando lubricante de la zona, ocasionando que este jadeara con sorpresa. — mierda. — soltó entre dientes, notando la reacción del otro.
Se relamió los labios.

—Dee... — El mayor no lo escuchó. Seguía muy concentrado analizando al pelirrojo, pasando sus dedos por sobre la piel de este.

Heavy se exaltó al sentir que el otro tocaba su entre pierna, que la tomaba con una mano.

Dee ahora lo miraba a los ojos, intentando disfrutar de la expresión de sorpresa, angustia y vergüenza que ponía su hermanito menor.
Sin pensarlo comenzó a masturbarlo.

Algo nuevo [Deavy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora