Por fin la maldita y mediocre inspiración quiso acudir a mi luego de tooodo este tiempo, pero tranquilos, no esta tan bueno, así que no se esperen la gran cosa.
Sin más preámbulo les dejo esta cosa.
***(~°°)~***
Se había levantado temprano al igual que todos los días, la puntualidad era una de las características por las cuales se destacaba sin siquiera quererlo, mas no pensaba cambiar aquel pequeño detalle, ya que, gracias a aquello, podía contar con un puesto vació en el bus donde sentarse y poder darse el lujo de leer, o simplemente, perder el tiempo antes de que las clases dieran inicio.
Se desvistió con parsimonia y observo su escuálido cuerpo reflejado en el gran espejo que abarcaba un sector del muro que se encontraba frente a su cama: su piel canela y sus huesos marcados por sobre esta; el busto pequeño y sin mostrar ánimos por querer crecer al igual que el resto de ella; el cabello corto por sobre los hombros de color negro y unos ojos casi igual de oscuros; los labios pequeños y de un rosa pálido se encontraban partidos y entreabiertos, mostrando por aquella hendidura sus blancos dientes adornados por frenillos de elásticos celestes. Se vistió con aquel uniforme azul marino con la misma calma con la que se había desnudado unos minutos antes, no importaba, no tenía prisa.
Bajo en silencio las escaleras de madera y camino sin zapatos hasta la cocina, no quería meter ruido y despertar a sus padres. Se sirvió un vaso con leche blanca y fría, junto con unas tostadas con mantequilla y disfruto cada trozo y sorbo de aquel poco elaborado desayuno; dio las gracias a la soledad por los alimentos, lavo lo que utilizo al igual que sus dientes y manos, y finalmente se calzo aquellos zapatos marrones que con tanto amor su abuela le había regalado a principio del año escolar. Sonrió inconscientemente al recordarlo.
Al salir a la calle lo primero que la recibió fue la oscuridad, y no era para menos, después de todo apenas eran las cinco de la mañana, faltaban al menos dos o tres horas para el inicio de clases, mas para ella estaba bien debido a su extrema lentitud. Camino con calma hasta la primera parada de buses, donde tomaría uno que la llevaría hasta la siguiente, donde debía abordar el micro que la llevaría a su colegio. Pasaron unos minutos y llego la locomoción, abordo sin preocupaciones y se sentó cerca de la puerta a esperar que llegase a su destino.
Se bajo con cuidado de no caer y camino hasta el paso peatonal, donde espero que el semáforo le indicase que podía seguir; miro sus zapatos y vio como una fina capa de polvo los cubría, luego limpiaría aquello; levanto la vista nuevamente y se dio cuenta de que ya podía pasar.
Se acomodo bajo el resguardo del techo de la parada (no quería coger un resfrió por la humedad del ambiente), y mantuvo su mirada fija hacia el frente, esperando que el bus que ella tomaba llegara pronto. Al ser tan temprano, no había mucha gente con ella, por lo que el lugar se sentía bastante solitario, e incluso se podría decir que incomodo, aunque no para ella, le encantaba la tranquilidad y el silencio, algo que pocos apreciaban debido a sus agitadas vidas.
A lo lejos pudo distinguir el bus amarillo con el número 66 en el letrero que llevaba en la parte superior; se acerco a la orilla y extendió la mano para que el chofer la viese y se detuviera para que ella abordara.
Sintió un empujón a la altura de los omoplatos y luego su cuerpo se desplomo frente a la ruedas de la máquina.
Se levanto temprano, vistió y desvistió. Su vida monótona y gris se basaba en la misma rutina todos los días sin excepción, ni siquiera el desayuno variaba, miro los zapatos marrones que su abuela le había regalado y no pudo evitar sonreír inconscientemente. Era cierto nada había cambiado, lo único diferente eran los incesantes llantos de su madre por la noche mientras le preguntaba a la soledad “¿Por qué? ¿Por qué?, si no había nadie más, ¿Por qué?”. Pensó por un momento quedarse en casa para intentar que su madre dejara de llorar, mas al ver su reloj de pulsera se arrepintió, ya era hora de abordar o llegaría tarde.
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Ya saben, comenten y dejen estrellitas.
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Cuentos cortos
RandomVarios cuentos que tratan sobre diversos temas. Algunos de estos cuentos están basados en historias que fluyen de boca a boca, como un chisme que ya nadie recuerda si fue invención o realidad con un poquito de condimentos para hacerlo más interesant...