Sick [fma/royed]

Cap I

La poca luz que entraba por la ventana iluminaba el rostro de aquel rubio el cual se levanto con algo de sueño, se estiro y se asomo por la ventana con rejas para ver el sol y la poca luz que le hacía feliz durante el día.

Se miro en el espejo y toco su cabello, estaba un poco dañado y molesto bufo, la puerta del cuarto fue abierto dejando ver a una enfermera rubia, si cabello estaba atado en una coleta y sus ojos eran azules, llevaba consigo un carrito con medicamento y una botella de agua junto aún vaso, cerró la puerta detrás de si y camino hasta llegar al lado del rubio.

- Es hora de tomar tu medicamento Edward - sonrío, el mencionado miro mal y se sentó en su cama, estiro su mano - Aquí tienes - dijo dándole una pastilla y poniendo agua en el vaso para entregárselo, él se tomo la medicina y bebió agua.

- Que mala eres Winry - mencionó entregándole el vaso vacío

- No me digas así, solo cumplo con mi trabajo, ahora recuéstate, revisare tus automails - menciono sacando su caja con herramientas, el chico le obedeció, se quito la parte superior de su pijama y se acostó.

Al terminar la chica mencionó que no habían problemas, claro que el rubio no se sentía muy bien, estaba viendo algo borroso y tenia dolor de cabeza

- ¿Edward? ¿Me estas escuchando? - pregunto la chica preocupada al verlo algo desorientado

- S-Si...Ve-vetes

- Pero

- VETE -grito asustándola, acomodó sus cosas y salió.

Pasaron 2 horas de sufrimiento y de dolor y luego empezó a sentir bien, la puerta se volvió a abrir dejando ver a un hombre con bata, alto y de cabello oscuro

- ¿Qué haces aquí? - pregunto enojado

- Vine a ver como esta mi hijo, ¿acaso no puedo? - mencionó con una sonrisa falsa

- Tu no puedes - mencionó molesto - Por tu culpa estoy aquí...así que dime que quieres

- Solo quiero mantenerte callado y está es la mejor forma - el hombre se acercó quedando frente a frente - Ya sabes que si te portas bien no volverás a ese lugar ¿Verdad? - mencionó, el rubio giro su rostro hacia la izquierda y movió la cabeza en señal de si, el castaño sonrío y salió del cuarto.

Se acercó al espejo y se miro, cerro sus ojos pensando en lo miserable que se había vuelto su vida, se miro su cabello, estaba muy largo

- Deberé cortarlo - decidió salir de su cuarto e ir a buscar algo de comer, moría de hambre.

Camino por los aterradores pasillos del psiquiátrico evitando a los pacientes, llego al comedor y vio en una banca a su hermano, se puso feliz y camino un poco mas rápido hasta llegar con el y sentarse enfrente

- Ha pasado mucho tiempo hermano - menciono el menor sonriendole

-Solo fueron dos meses

- Es mucho

- ¿Qué haces aquí? - pregunto con una sonrisa

- Eso, quería verte, tengo muchas cosas que contarte

- Entonces empieza -.

Alphnse Elric, el hijo adoptivo menor y el menor de los Elric, era un chico listo, su hermano quedo internado cuando tenia 11 años, debido a su corta edad no podía ir a visitarlo pero al ser hijo de los dueños utilizaba un poco de ese poder para escabullirse y poder jugar o hablar con su hermano mayor.

Su padre adoptivo lo encontró, así que solo le quedo despedirse y retirarse, pero claro hablaron por horas y claro que Edward comió, ya que ese era el principal objetivo de haber ido al comedor.

Por otro lado, Al no sabia que pensar, los psicólogos le decían constantemente que su hermano estaba mal, que era un mitómano, paranoico e incluso depresivo, cuando era pequeño recordaba que su hermano le había dicho que hacían cosas malas en ese lugar, recordaba que se lo llevaban, era un recuerdo espeluznante por los gritos y los lloriqueos.

Sin embargo, la casa de su conflicto era si su hermano en verdad estaba mal, parecía una persona normal, no tenia problemas como otros pacientes que solía ver, como un problema de conducta o del habla, y cuando solía tenerlos era debido a algún medicamento.

Se sentó en una banca cerca del hospital, se quito su bolso y saco lápiz y papel y comenzó a escribir una nota, necesitaba descubrir la verdad, necesitaba saber si su hermano decía la verdad debido a que estaba muy confundido y además que el joven ya se traía sospechas de que algo raro pasaba.

Edward caminaba de vuelta a su cuarto, tenia algo de frio, en aquel momento sintió como su cuerpo se tensaba, era aquella extraña sensación indescriptible pero conocida de cuando alguien te observa, se puso incomodo y no quiso mirar atrás, continuo caminando un poco mas rápido pero esta vez escucho pasos que le seguían dándole un poco de susto, ya que sabia como era esta gente y que tan peligrosa era.

Decidió mirar atrás sin para y no vio a nadie, doble a otro pasillo y choco con una persona cayendo ambos al suelo, Edward se levanto rápido y estaba dispuesto irse pero esta persona le agarro la muñeca, se tenso y con razón, aquel sujeto con el se encontró era un satiriasis

- Suéltame - Menciono sin verlo, el sujeto se levanto y toco su rostro

- Hablemos - Sonrió el hombre - Siempre estas solito con esa carita triste, te hare algo de compañía - Aquellas palabras asustaron al rubio y un movimiento rápido del sujeto dejo al menor en el suelo

- SUELTAME!! - Grito intentando defenderse de las carisias del hombre, para su suerte Winry estaba pasando por hay y llamo a otros colegas para sacar al hombre de encima de Edward, cuando lo hicieron este se levanto y corrió directamente a su cuarto siendo seguido por la rubia.

Entro allí y se encerró poniéndose frente a la puerta para bloquearla

- Ed, ábreme - Decía la chica pero no era escuchada, el chico tenia las manos en sus orejas, no quería escuchar nada, no quería seguir allí.

Se levanto a la mañana siguiente, como era rutina su amiga entro, le llevo algo de comer y no quiso hablar de lo sucedido la noche anterior, solo se fue.

El rubio salió a caminar, tampoco quería estar mucho en su cuarto, se estresaba hay a dentro, camino a la sala de recreación y allí, al inicio del pasillo vio aun hombre un poco mas alto, de cabello negros y ojos oscuros como la noche, traía una bata blanca y unos lentes, ambos se quedaron mirando, Edward olvido a que fue allí mientras que el azabache dejo de escuchar a los doctores que les explicaban lo que debía de hacer.