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Llevaban siendo una pareja muchos años, desde que se conocieron sintieron una química especial, por lo cual se volvieron amigos y tras una noche de pasión decidieron formalizar. El menor de ellos se sentía en un sueño, porque él llevaba amándolo más tiempo.
Pero ahora pasaban por un problema, la ausencia de Reborn era abrumadora, era desesperante y su forma tan seca y arisca de tratarlo solo lo llenaban de sospechas, posiblemente su error más grande había sido el aceptar entrar al server de su amigo, pero vamos, ¿quién iba a imaginar que a ese server entraría el mismísimo Auronplay? O mejor, ¿Quién iba a pensar que seduciría a su novio?, y la cereza del pastel, ¿Quién pensaría que su novio caería en sus encantos?

Pero era algo que Momon aún no tenía claro, en su cabeza el castaño lo amaba con locura así como él, y su locura era literal. Pero a este punto es donde todo ya acabó, y para lograr saber qué pasó debemos regresar al día en que todo se fue yendo al pozo, el día en que Momon perdió la cordura.


Llevaba muchas horas esperando a su novio, en ese departamento se sentía solo, tenía a Mika, eso lo reconfortaba, pero no terminaba de sentir alguna calidez que lo llene. El asunto ya era extraño, Reborn siempre iba a los bolos o a un bar con sus amigos los miércoles, normalmente demoraba entre las 9 de la noche hasta las 12 a.m, pero ahora sus salidas se habían vuelto más recurrentes, saliendo casi tres días por semana y volviendo a las 2 a.m, el pequeño otaku prefería pensar que demoraba porque se la pasaba bien y estaba feliz, y eso lo hacía feliz a él, era la única opción que existía, nada más. Reborn siempre llegaría a casa a pesar de todo, era lo único que importaba.

Quería esperarlo toda la noche si era posible, pero el sueño lo consumía, aparte al día siguiente tenía que trabajar. Cuando estaba a punto de subir las escaleras escuchó el sonido de la puerta abrirse, y el cansancio se esfumó, yendo corriendo a recibir a su novio, lo abrazó fuerte, él no era casi nada demostrativo en el ámbito amoroso, solo le mostraba amor a su gata, pero en ese momento se había sentido tan abandonado que hasta le podría llenar la cara de besos.

_Bienvenido, Reb –lo saludó sonriente, lo miró, estaba medianamente despeinado, un tic en su ojo comenzó al darse cuenta de algo, pero prefirió ignorar el hecho de que el mayor llevaba perfume que no era de él, solo importaba que ya estaba en casa.

_Hola. –Lo saludó mientras se lo quitaba de encima, adentrándose en la casa, dejando su chaqueta encima del sofá- te dije que no me esperaras despierto. –le regañó.

_ ¡Ay pues perdón por querer esperar a mi novio! –le exclamó medianamente divertido, normalmente su humor lograba sacarle sonrisas al mayor, le encantaba cuando este se preocupaba por él. Aunque esas no fueras las verdaderas intenciones...

Reborn se tensó al recordar el pequeñito detallito de que Momon era su novio, sintió una ola de culpa y lástima por el otaku, suspirando resignado se giró para tomarlo de la cintura y acariciar delicadamente su mejilla, mirándolo a los ojos, muy bonitos a decir verdad.

_Me alegra que me esperes, pero si llego tarde deberías ir a dormir, tienes que empezar a dormir más. –le dijo, intentaba sonar como un novio amoroso, era difícil siendo que ya no quería ser su novio y menos ser amoroso- venga, vamos a la cama.

Momon solo asintió y siguió al castaño escaleras arriba hacia la habitación, desde atrás lo miraba con admiración, como siempre ha hecho, desde atrás. En su el corazón del mayor también estaba atrás.

Al llegar a la habitación fue de frente a subirse a la cama e ir a su lado en la misma, que era junto a la pared, miró al mayor que se sentó en su propio lado, que era al lado de la puerta. Lo volvía a mirar desde atrás, espalda ancha y un cabello corto pero que fácilmente podía enredar sus dedos en este.

Lovefool -RebornkunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora