Capítulo 2

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  Es tan difícil salirse de entre las sábanas, es como si una fuerza invisible me empujara hacia mi hermosa cama, pero por desgracia no puedo quedarme acá asi que hago un esfuerzo sobrehumano para levantarme y me dirijo hacia el baño, luego de una ducha de unos 20 minutos ( sí, se que me demoro pero es inevitable) y ya vestida, voy a cepillar mi cabello pero cuando me miro al espejo me doy cuenta de que no será nada fácil.

-¡ Mi cabello !- Parece que hubo una pelea de gatos en mi cabeza.

  Luego de pasar un terrible dolor peinando mi pelo al fín terminé y bajo a desayunar, mi padre no está así que supongo que ya se fue al trabajo, por lo que me toca irme caminando, por suerte la escuela está a tan solo 10 minutos y ya sé dónde es.

  En el camino esperaba encontrarme a Jess y Lucas pero al parecer ya se fueron así que me voy con mi buena amiga soledad. Una vez que llegué a la escuela visualicé a un montón de adolescentes por todos lados, todos demasiado ocupados en sus cosas como para notarme así que voy a buscar mi horario a la dirección, ah pero esto más que una escuela parece un laberinto y ni siquiera hay alguien a quién le pueda preguntar.

  Una vez que encuentro la dirección me dirijo hacia ella y voy a tocar pero me detengo al escuchar que hay personas dentro y yo de bien chismosa que soy me pego a la puerta para poder escuchar bien.

- No puede ser que solo llevamos un mes y medio desde que empezó la escuela y ya sea la tercera vez que le mandan a dirección, ¿acaso no le enseñaron a comportarse?- a través de la puerta se escucha como una mujer que al parecer es la directora discute con alguien y suena un poco alterada, mientras que la otra persona solo suelta un bufido como si ya le hubieran dicho eso muchas veces.

- Tampoco es para tanto directora Luciana- dijo un chico y esas palabras fueron suficiente para que aquella mejor estallara de enojo

-¿¡Qué no es para tanto!?. ¿¡Te parece poco teñirle de verde el cabello a el profesor Lupin!?- baia como en Harry Potter.

- Ya se le caerá en unas semanas, de todos modos ya le hacía falta un cambio de imagen- habló con desinterés, parece que a este chico le gusta meterse en problemas.

- Ya deje de hacer bromitas y muestre al menos un poco de respeto hacia sus profesores, si no estás fuera de este colegio es por sus abuelos porque créame que ganas de echarlo no me faltan, y como castigo se tendrá que quedar a limpiar la biblioteca después de clase- habló la directora con autoridad.

-Pero...

-Nada de pero jovencito, ahora váyase a clases.

-Ash.

  Dicho esto me alejé un poco de la puerta pero no conté conque la abrirían con tanta agresividad que terminarían estrellándomela en la cara.

-¡Auch!, creo que me partí la nariz- dije masajeando ese lugar en el que tenía un dolor insoportable- ¿Por qué tanta agresividad?- dije aún sin mirar hacia adelante.

-Bueno pero tú si que eres tonta, ¿para qué te pones detrás de la puerta?.

  Ok ok, ¿quién se cree este? Tampoco es que esté en su casa para andar abriendo las puertas de tal manera. Iba a decirle eso pero cuando lo miro me quedo sin palabras. Es un jodido dios griego , mide al menos 1.85, es de tez blanca y cabello oscuro, ojos café, tiene un piercing en el labio y varios tatuajes, y fornido pero sin exagerar. Está más bueno que la nutella, ya se que no es la mejor comparación pero me encanta la nutella.

-Bueno, ¿Ahora aparte de tonta eres muda?- y con esas palabras salí de mi trance y le puse mala cara.

-Iba a buscar mi horario, fue un accidente y además se dice disculpa - le dije de mala manera.

-Como sea, no perderé mi tiempo con alguien tan insignificante.

-¿Perdón?.

-Tienes mi perdón ahora ya deja de molestar- y con eso se fue dejándome sola en el pasillo.

  Una vez que recogí mi horario me dirigí hacia el salón de clases y la primera clase que tenía era nada más y nada menos que Matemática, que divertido, ¿no?, no tengo nada en contra de esas personas a las que les gusta esa asignatura, al contrario, creo que son unos genios pero yo no logro entenderla, miras solo un segundo hacia otro lado y cuando vuelves a mirar el pizarrón ya está lleno de números que ni siquiera sabes de dónde salieron. Cuando entro al salón ya están todos los estudiantes y frente a un buró está un señor de unos 50 años que parece una momia viviente y tiene tiene el cabello ... ¿verde?, bueno supongo que es la víctima de la broma de ese estúpido chico, el profesor Lupin .

-Eh, buenos días.

-Buenos días señorita, usted debe ser la alumna nueva ¿cierto?.

-Si.

-Pues por favor preséntese ante la clase- ya para este punto todas las miradas estaban sobre mí.

-Bueno me llamo Débora Días, tengo 17 años y me gustaría llevarme bien con todos.

-Alguien tiene preguntas?- preguntó la momia de verde y un chico moreno bastante atractivo alzó la mano.

-¿Podrías comerte el lunes?-Todo el salón comenzó a reírse y el profesor suspiró de cansancio.

-Odio este trabajo- susurró la momia de verde tan bajo que apenas alcancé a oír- Ya, hagan silencio, vamos a comenzar la clase.

  Avancé hacia el fondo porque no me gusta sentarme delante y el único asiento que estaba libre era al lado de el chico de la bromita, así que sin más remedio me senté allí y traté de prestar atención a la clase pero no pude.

-Pss- me estaba llamando el moreno -Hey fueguito.

-¿Me acabas de llamar fueguito?.

-Si, me gusta como te queda, te llamaré así a partir te ahora, te pega por tu cabello- dijo con simpleza- Por cierto, me llamo Martín.

-Un gusto conocerte Martín, ¿o debería llamarte payasito?.

- No te lo tomes a mal, solo dije eso para enojar a el profesor, al parecer no le caemos bien- dijo con un toque de diversión mientras me miraba - y si necesitas un guía para que te muestre esta cárcel llamada escuela no dudes en llamarme - y me guiñó un ojo mientras mostraba una perfecta sonrisa.

- Lo haré- y le sonreí yo también.

  Y así comenzó una linda amistad con Martín, con quién me la pasé charlando el resto de la clase y parte de la mañana ya que coincidimos en varias ocasiones hasta que el timbre de el almuerzo tocó y me dirigí hacia el comedor y no podía creer lo que veía.

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La hermosa Débora en multimedia.

 

LiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora