4-.ᴜɴᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ᴀᴍɪɢᴀ

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Mientras caminaba, la pelinegra iba observando cada pagina de aquella libreta

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Mientras caminaba, la pelinegra iba observando cada pagina de aquella libreta. Aun que las paginas estuvieran en blanco, Nezuko tenia la corazonada de que si seguía buscando encontraría algo mas, algo útil para entender más a Kanao.

Y de no haber sido por su insistencia, nunca hubiera sabido sobre la afición de la mayor con todo lo relacionado a las mariposas, si ya con la tapa de la libreta era algo obvio, las ultimas paginas de la misma volvían a recalcarlo.

Eran dibujos, paisajes, todo relacionado a mariposas, en grupo, solas, de todo los tamaños y diseños, no tenían color pero eso no impedía notar el evidente realismo en sus dibujos.

De no haber dejado su libreta en la biblioteca, nunca hubiera descubierto que Kanao dibujaba tan lindo, pensó la pelinegra cerrando la libreta para ponerla en su mochila.

A lo lejos vio la silueta femenina de una colegiala que se le hacia familiar.

Nezuko : ¿Makomo?

Susurro para si misma, esforzando mas su vista para alcanzar a ver alguna característica mas la cual defina si era alguien conocido o solo un extraño bastante parecido a algún amigo. La silueta caminaba a unos metros de distancia de ella, llevaba el mismo uniforme que los de preparatoria y tenia un... broche de mariposa.

Nezuko : ¡Kanao!

Exclamo la pelinegra, inmediatamente acelerando el paso para intentar alcanzar a la mayor.

De entre la oscuridad de la noche, surgió otra silueta más, esta vez era la de un hombre alto y delgado, rubio y que traía una vestimenta bastante extraña, como si se tratase de algún cosplayer.

Antes de que la pelinegra pudiese alcanzar a la oji violeta, esta se detuvo al notar la presencia de el rubio mirándolo fijamente mientras el posaba una de sus manos en su pequeño hombro. Nezuko, quien presenciaba todo, se quedo inmóvil viendo a aquel sujeto, entonces su momento de shock fue interrumpido por el sonoro grito de la mayor quien trato de correr antes de que aquel sujeto la agarrase de las muñecas.

La pequeña pelinegra quería correr y tratar de ayudar a Kanao, pero sus piernas no respondían y sus manos temblaban, entonces sucumbió ante sus temores, escondiéndose en uno de los arbustos cercanos mientras escuchaba como la oji violeta gritaba y pedía ayuda desesperadamente.

Kanao : ¡Suéltame! ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Alguien ayúdeme!

Escuchaba, una y otra vez, viendo como la oji violeta forcejeaba con aquel extraño quien evidentemente le ganaba en fuerza y altura.

Nezuko : ¡Tú! ¡S-suéltala!

Exclamo la pelinegra, saliendo de entre los arbustos, en su tono de voz se evidenciaba el miedo que sentía en eso momento, a el mismo tiempo que podía verse como la pequeña temblaba de pies a cabeza.

Douma : ¿Tú quien eres?

Kanao : N-nezuko, corre.

Advirtió la oji violeta, bastante agitada pues aun trataba de liberarse de el agarre de el rubio.

Nezuko : Que te importa, maldito bastardo.

Respondió la pelinegra, intentando aparentar seguridad.

En cuestión de segundos, el rubio tiro a el suelo a la oji violeta, corriendo hasta la pelinegra para darle un puñetazo en el vientre, dejándola agonizando en el suelo.

Douma : No trates de hacerte la valiente, mocosa imbécil.

Antes de que el rubio pudiese volver a golpearla, la pelinegra tomo una piedra, lanzándosela directamente en la cabeza, la cual al estrellar hizo que la pelinegra ganara tiempo para correr hasta Kanao, tomándola de la mano y huyendo de el lugar.

Nezuko : ¡Policía! ¡Ayúdenos! ¡Alguien!

Exclamaba la pelinegra, tomando con fuerza la mano de la oji violeta para evitar perderla.

Douma : ¡Maldita mocosa!

Exclamo el rubio, sobándose la cabeza, viendo como ambas jóvenes desaparecían entre la oscuridad de la noche.

Kanao : Nezuko.

Nezuko : Corre, no te detengas ni mires atrás por nada, mi casa esta a una cuadra más, solo espera...

Dijo la pelinegra, intentando calmar a la mayor.

Aun que su vientre ardía y sus piernas dolían por correr tanto, lo que más le importaba en esos momentos era la salud de la oji violeta y saber que pudo hacer algo para evitar que corriera peligro, le hacia ganar fuerzas para seguir corriendo.

Al llegar a la panadería de los Kamado, la pelinegra entro, poniéndole todos los seguros a la panadería rápidamente.

Nezuko : Uff... Nezuko : Hace tiempo no hago actividad física, mis piernas me están matando.

Comento la pelinegra, tratando de alivianar el ambiente y conseguir que la oji violeta riera, mientras apretaba su abdomen que dolía cada vez más.

Nezuko : ¿Estas bien? ¿Ese maldito no te hizo nada malo?

Nezuko : Deberíamos llamar a la policía

Kanao : Nezuko-

Nezuko : Voy por un poco de agua, para ti, ya regreso

Aviso la pelinegra, aun cansada.

Kanao : Nezuko.

Hablo la oji violeta, tomando a la adolescente de el antebrazo, impidiendo que se fuera.

Nezuko : ¿Kanao?

Kanao : Estas pálida y además te golpeo muy fuerte en el vientre, necesitas descansar.

Nezuko : Tranquila Kanao, yo estoy bien. Lo que me preocupa en este momento es que tu lo estés.

Afirmo la pelinegra, tratando de calmar con sus palabras a la oji violeta.

La mayor sintió como sus mejillas ardían, a la vez que su corazón palpitaba como si fuese a salir de su pecho, no lo habia notado por la adrenalina pero ambas estaban solas en la panadería. La adolescente miro a los ojos a la oji violeta, recorriendo su negra cabellera, entrelazando su largo cabello entre sus dedos, pasándolos por su barbilla haciendo leves movimientos, hasta llegar a sus labios, rozo su pulgar con la comisura de sus labios, antes de suspirar.

Nezuko : Kanao, yo...

La oji violeta sentía como si en ese momento fuese a desmayarse de lo rápido que latía su corazón, sentía miedo, nunca antes habia experimentado algo similar. ¿Qué era esta nueva sensación?

Nezuko : Yo... Me siento mal.

Confeso la pelinegra, con sus ultimas fuerzas antes de desmayarse, siendo agarrada con mucho esfuerzo por la oji violeta quien la llevo hasta una de las sillas cercanas.

Kanao : ¡Nezuko!

「 ᴍɪ ᴘʟᴀɴ ɴᴏ ᴇʀᴀ ᴀᴍᴀʀᴛᴇ」 🄽🄴🅉🅄🄺🄰🄽🄰੭  (ᴇᴅɪᴛᴀɴᴅᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora