「05」

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Con los ojos vendados me dirigieron a un lugar, que por lo que entendía era la oficina del jefe. Caminaba segura, sentía que de alguna manera podía hacer algo por mi padre, pero, ¿por qué lo hacía?

Se escuchó abrirse una puerta, me hicieron entrar a un lugar y me sentaron en una silla, y volvieron a atarme. Ya atada me sacaron las vendas de los ojos y la boca. Lo primero que vi fue al chico de máscara sentado frente a mi, con una pierna sobre la otra, con su máscara, parecía interesado en tenerme ahí.

(similar al de la foto)

-Pequeña Clarke, me alegra tenerte aquí

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-Pequeña Clarke, me alegra tenerte aquí. -Rompió el silencio luego de darle orden a sus guardaespaldas de salir.

-¿Qué necesitas que haga? ¿Ocuparme de alguien? -Fui al grano.

-Alguien parece emocionada. -Sonrió de lado.- ¿Sabes usar armas?

-Solo rifles, me enseñó mi padre para la caza cuando era pequeña.

-No es suficiente. Pero puede ser bueno para el inicio. -Se levantó y se acercó a mi lentamente.

-¿Entonces?

-Te entrenaré yo mismo. -Comenzó a girar al rededor de la silla sin quitarme la mirada de encima.- Te entrenaré para pelea y uso de armas. No puedo enviarte por ahí como una niñata que se deshaga de cualquiera y que sepan que eres enviada mía. Te costaría la vida. Y me darías muchos problemas, más que los que da tu padre.


Ahí fue donde me cayó la idea de que esto no era un juego, no había vuelta atrás. Pero quizá podía hacer algo más.


-¿Hacer todo esto que logrará? -Pregunté.

-Pues sacarás a tu padre de un buen apuro, pero no solo será trabajar para mi. -Agregó y se detuvo a un lado mío, observándome desde arriba.

-¿Qué más entonces?

-Vivirás aquí todo este tiempo que sea necesario y requerido. Mis hombres no pueden arriesgarse como hoy, un lunes a la noche a buscarte por tu casa. Tu padre hasta que yo decida estará aquí.

-¿Y mi madre? ¿La escuela? -Buscaba excusas.

-No te preocupes por ello, serán notificados con otras excusas razonables.

Parecía tener todo pensado y bajo control, como si esto se lo esperara. Como si él ya supiera que yo estaría aquí con este motivo.

-¿Cómo puedo estar segura de que mi mamá estará bien?

-Lo estará. Haces muchas preguntas para tu posición.

-¿Y que esperas que haga? Tus hombres me trajeron aquí atada frente a un lunático. -Fruncí el seño.

Comenzó a reír en bajo y se detuvo delante mío. Me miró fijamente y con una de sus manos tomó mi mentón y lo levantó delicadamente.

-Tu misma ofreciste sacrificarte por un idiota como tu padre. -Colocó su dedo pulgar en mis labios, acariciándolos.

Al instante de sentir su dedo lo mordí con fuerza, con una energía que emitía odio. Retiró su mano rápidamente y quejó en lo bajo. Su gesto cambió, ya no se lo sentía amable y emitía un aire serio. Se volvió a acercar a mi y tomó mis mejillas con fuerza, levantando mi rostro para que lo mire fijamente.

-Me agrada tu enojo y tu forma de actuar tan imprudente, pero eso puede llegar a que cabes tu propia tumba. Cuida tu lengua. -Dicho eso soltó con brusquedad mi cara y se dirigió a la puerta.

Pareció hablar con sus guardaespaldas, quienes acto seguido entraron y volvieron a vendarme y me levantaron con brusquedad.

Ya no sabía en lo que me había metido.

Señor G y T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora