¡Happy Birthday Khun!

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Lo primero que recordaba de toda su vida era frio, era lo primero que sintió después de nacer. Su vida siempre había sido dura, desde que fue sacado del vientre de una mujer que solamente fue usada por el hombre que se hacía llamar su padre para tener otro descendiente. Cuando fue sacado de ese vientre sintió tanto frio y luego de eso también sintió frio. Su dichosa madre nunca lo cargo, pues ni bien dio a luz a él, recibió la plata de su padre y desapareció. Obviamente no fue abandonado, claro que no. Fue llevado a la mansión de Khun Eduan para ser criado junto a los demás hijos de aquel señor.

Lo que recuerda en su primer año de vida, es soledad. Aquel sentimiento gobernaba todo su mundo con la frialdad. Si bien era cuidado en aquella mansión con bastantes cuidado y delicadez, eso solo era por la plata que recibían sus nanas, nunca hubo alguna que lo cuidara con un cariño que lo hiciera cambiar aquel sentimiento y aún más el día en que nació.

Pero el decidió ser positivo, decidió creer que aquel sentimiento desaparecería en el siguiente año que pasara hasta su cumpleaños número dos. Aquel año fue lo mismo, aquel sentimiento de soledad seguía instalado en su corazón y en su vida, no había más. Sus hermanos solo le saludaban por compromiso, no había ninguna sonrisa que fuera sincera, lo mismo con sus nanas y ni hablar de su padre. Él ni le saludaba.

Pero nuevamente decidió ser positivo, decidió esperar un año más hasta su tercer cumpleaños. Decidió que ese año sería el bueno, que ese año encontraría el sentimiento cálido que había buscado por bastante tiempo. Pero grande fue su decepción al ver que dos días antes de su cumpleaños un nuevo hijo fuera llevado, el desplazado y que nadie se acordara de su cumpleaños. Ni un saludo, aunque fuera de pena o compromiso, ese año se estuvo encerrado en su cuarto llorando toda la tarde hasta pasadas las doce. No culpo a su nuevo hermano, culpo a su existencia.

Para cuando paso un año y fue su cuarto cumpleaños, ya no tenía ese positivismo de que algo pasaría, aunque eso lo demostraba de manera exterior mientras que, por dentro, en lo más profundo de su persona aún estaba aquel deseo. Ese año tuvo algo bueno, su pequeño hermano le dio su primer saludo honesto, aquella vez lloró por un mero saludo mientras abrazaba a su hermano borrando aquella faceta de niño frio que había formado. Aquel cumpleaños fue algo feliz,

Para su quinto cumpleaños se sintió más dichoso al recibir el saludo de una prima lejana, una chica albina, pero con el mismo tono color de ojos azules. Aquella chica se llama Maria y se iba a quedar por varios meses o años con ellos, eso no le molesto en nada. Maria le daba aquel sentimiento de calidez que buscaba, bueno era un sustituto, porque hasta ahora no encontraba a la persona.

Para su sexto cumpleaños fue lo mismo, el saludo más honesto fue el de su hermano menor, seguido por el de Maria y al final del resto. Porque a pesar de todos los años sus hermanos seguían dando saludos por puro compromiso entre ellos, ya que bien todos sabían que ser un Khun heredero era una batalla contra el mundo y contra tu propia familia.

Para su séptimo cumpleaños sintió más frio de lo normal con el regreso de su prima cercana Kiseia, aquella chica solo le daba dolores de cabeza y solo ayudaba con las pesadillas que tenía en la noche, siendo así la albina la única que pudiera calmarlo. Aquello pasó la noche antes de su cumpleaños, fue bastante cálido aquella noche para su joven corazón.

Para su octavo cumpleaños todo se destruyó, aquella joven albina mostro su verdadero rostro un día antes de su cumpleaños. Una de sus hermanas se suicidó por culpa de aquella chica a la cual había ayudado a llegar a donde debería estar su hermana. Su prima Kiseia solo lo odiaba con más ganas y le hacía daño físico, a veces. Su familia le miro con asco, menos su padre que ni mostraba su rostro por la vergüenza de que una de sus hijas se suicidara y su hermano Ran, él era el único que sabía lo que sentía por aquella chica.