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era viernes por la tarde, estaba sola en casa. HoSeok había salido con sus amigos a beber por ahí, mis padres habían salido de cita, con lo cual, llegarían tarde.

No tenía ni idea de que hacer, no me quedaban exámenes por hacer, ni tampoco tenía un grupo de amigos como tal como para salir con ellos. Solo me juntaba con los amigos que teníamos en común mi hermano y yo, pero desde que JiMin se sacó novia, se han vuelto las cosas un poco distantes e incluso incomodas.

Decidí dar una vuelta por la ciudad. Para salir un rato de casa. Agarré el abrigo y salí sin mucho ánimo a la calle.

Con las manos metidas en mis bolsillos, pegaba suaves patadas a una piedra que me había encontrado por el camino. Había un ambiente muy tranquilo a pesar de estar las calles de Seúl repletas de gente.

Caminé a paso lento. Fui a comprar chocolate caliente para el camino.

Miré hacia los lados, había un pequeño parque, no muy lejos de mi casa, ni tampoco del centro de Seúl.
Apenas había luz, por lo poco que alumbraban las escasas farolas del lugar. Me senté en un banco y al cabo de un rato escuché risas, charlas y risas. Pensaba que estaba sola.

Ya estaba aburrida, iba a irme a casa. Me levanté y me estiré, haciendo leves sonidos. De nuevo metí las manos a mis bolsillos, caminé a paso lento y cabizbaja.

Vi una piedra llegar a las puntas de mis pies, como si hubiera sido lanzada por alguien. Levanté la cabeza y vi la silueta del chico de color de pelo moco con una sonrisa. Le hice una mueca de asco. Continué andando y de nuevo vi una piedra en mis pies.

—¿Eres idiota o estas esperando a que te devuelva la piedra como un perro? -alcé una de mis cejas mientras le miraba-

Escuché una risa baja del chico que le acompañaba. Le miré rápidamente. Noté sobre mi la mirada del chico de ojos verdes oscuros, de cabellos largos y negros sobre mi. Ellos iban a mi instituto.

—¿Me estas llamando perro? -el chico bajo parecía ofendido y miró a su amigo con la misma cara. Soltó el humo del cigarrillo que sostenía en los dedos de su mano derecha- ¿Tienes algún problema, enana? -frunció el ceño-

—¿Enana? ¿Alguna vez te has medido? -el chico parecía igual de bajo que yo-

Antes de que el peliverde volviera a alzar la voz le cortó su amigo.

Sus ojos estaban clavados en los míos. Me intimidaba e incomodaba.

—He sido yo. -se escuchó su voz ronca. Me dio un gran escalofrío- ¿piensas devolvérmela, dulzura? -sonrió de lado-

Aquella palabra era como las de las conversaciones con el chico de mi móvil. Me tensé y me quedé sin poder hablar durante unos segundos.

—¿P-Perdón? -dije elevando la voz un poco porque casi ni se me escuchaba-

—¿Eres sorda? -de rió de mi-

No tenía ni idea de que contestar o decir. El amigo precia estar igual de perdido que yo, aunque no tenía muchas expresiones para saber a ciencia cierta aquello.

—¿Eres imbécil? -rodé los ojos. Comencé a andar de nuevo, pero esta vez a paso rápido-

—¿Estas deseando saber quién soy y ahora te vas? -se notaba lo divertido que estaba en su voz, pero estaba demasiado confusa como para pensar en aquello-

—Sois un par de subnormales que va a mi instituto. No hay que tener un máster para eso. -solté una risita. Algo me impedía irme, me gustaba la mezcla de miedo, curiosidad y cabreo que sentía en ese momento-

—¿Es que quieres tener problemas, en serio? -de nuevo estaba el peliverde hablando, pero me daba igual todo lo que decía, incluso no le escuchaba, porque yo estaba pensando en el otro chico-

Me acerqué a él. Quedando frente a sus ojos quien no despegaban de los míos.

—¿Cómo te llamas? -la sangre de mi pecho comenzó a bombear más rápido de lo normal-

—¿Yo? -me dio una sonrisa de lado- No lo sé... -miró a su amigo y sonrió- ¿Tú sabes como me llamo?

El otro chico negó divertido. Se estaban riendo de mi.

—¿Que más te da si solo soy un subnormal que va a tu instituto? -echó su cabello hacia atrás- seguro que tú eres mucho mejor que nosotros, siendo la hermanita del machote HoSeok, quien se mete con todos y se folla a las que puede... seguro que tú debes ser igual. Una niña de papá que no sabe valerse por sí misma.

De nuevo, me había dejado sin palabras. ¿Por qué hablaba así de mi? ¿Por qué decía eso de mi hermano? ¿Por qué este idiota también me hacía daño a pesar de no conocerle? Le pegué el la cara una bofetada sin pensarlo demasiado. Tenía los ojos llenos de lágrimas y realmente no sabía porque... ¿me molestaba por que era verdad todo aquello? ¿O solo por que no entendía porque todos pensaban igual de mi, cuando no me conocían en absoluto?

El chico se quedó paralizado y el otro que le acompañaba igual. Parecía que se lo esperaba en partes.

Comencé a llorar. El de ojos verdes se levantó rápidamente cuando me vio llorar. Salí corriendo sin dejar de pensar en todo aquello.

Escuché algo de fondo. Un "mierda" pero realmente no lo escuché.

Cerré de un portazo la puerta. Rompí más en llanto. Todo me dolía en exceso. Me sentía sola. Siempre. Mi hermano siempre había sido el favorito de mis padres, yo nunca había tenido amigos, se reían de mi, mis padres nunca me hacían caso, me veía horrible. Todo se me echó encima, no supe cómo canalizar todo lo que comencé a sentir y solo agarré un cúter.

Después de tanto tiempo me volví a hacer daño hasta dejar de sentir los dedos de mis manos y todo mi brazo era un cosquilleo constante.

Lo limpié todo y me abracé a mi misma. Llorando me quedé dormida.

"Todo dolía en exceso" no dejaba de pensar.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2020 ⏰

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