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-Y verás que esperar no es la mejor forma de ser libre, el final Siempre sorprende aun que este escrito desde el principio -

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Caminaba por las calles grises de Alemania, cuna de las familias, como las de él, si es que alguna vez tubo mas familia que jazz, Saint vestía elegante y su piel pálida notoriamente mas blanca hacia resaltar sus labios rojos, su ahora cabellera negra, teñida claro, Estaba larga y desordenada por las rafagas de viento propias de el invierno, el cuello de su gabardina gucci era afelpada y se extendía hasta el gorro de la misma, sus manos en guantes de mas de 50 euros, y largas pestañas que esparcian el vaho humeante de su aliento con rastros de fino tabaco, el hombre era la reencarnación de el buen sabor de los vinos tintos añejados mas caros de el mundo.

El piso bajo sus pies tronaba tapizado de el propio color blanco de la nieve acumulada, zapatos de punta y tacon de 5 cm para ganar mas altura hacia magia con lo grueso de sus piernas y plano de su vientre marcado , anillos en los dedos pulgares y una arracada sencilla, nada llamativa, unos pantalones que le daban el tono a su figura masculina.

Saint se había vuelto la viva imagen de la masculinidad echa carne, hueso y elevada temperatura.

Paso las manos por su melena tratando de acomodarla, no podia recordar cuando habia echo su último corte de cabello o si quiera por que estaba ahi, no sabia muy bien que estaba viendo o por que hace un mes cuando hiba a salir de viaje, sus maletas habian sido regresadas de su destino en Turquía, no sabia tampoco desde cuando habia comenzado a fumar para calmar unos nervios inexistentes.

Tampoco supo como se podia fumar una cajetilla por dia. Las luces de el atardecer se comenzaron a aparecer con las farolas encediendoce poco a poco, el cielo se oscurecía y con eso la luz de sus ojos se notaba más.

Se apoyo sobre su pie derecho tiro la colilla de su cigarro y coloco un cubre bocas negro en su cara después de llevarce una pastilla de menta a la boca.

Muchas madrugadas se levantó de golpe en la cama sobresaltado, algunas veces sólo, otras acompañado de algún cuerpo ocasional, varón, claro.
Siempre irritado por los gritos de su mente una y otra vez dando vueltas sobre pensamientos que debia dejar ir, habia pasado casi tres años según su cuenta tenia 37 o 38 años, ¿quién era? ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba ahí? ¿Esta era su casa? ¿Esos brazos eran su hogar? ¿De donde venia y adonde se dirigia?.

Y por alguna razon ahora escribia era escritor. Y no era justo Seguía escribiendo una secuela de historias que sabia que no estában ahí, no quieria morir, pero no queria vivir así.

Si pudiera elegir cualquier cosa le

gustaria ser bueno, se enamoraría y se quedaría, amaria.

✧*  INVIERNO ✧*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora