e x t r a III

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La primavera por fin había llegado, el aromático olor de las flores abriendo se sentía de forma muy agradable. El sol brillaba con todo su resplandor iluminando toda la ciudad.

Es domingo por la tarde, una bella chica se encontraba en el balcón de su hogar leyendo un libro, recostada sobre una silla que habían colocado en el lugar con el paso del tiempo, acariciando dulcemente su abultado vientre.

"¿Podré conocerte pronto, mi pequeño?"

La melodía se asomó a su cabeza, comenzado cantar por lo bajo una pequeña canción de cuna. A cambio, persigo un pequeño y suave movimiento dentro suyo.

Shinobu sonrió con emoción al percibir la respuesta de su pequeño que estaba a casi dos meses de conocer el mundo.

— Te gustan las canciones de cuna, pequeño... — le habló a su barriga sintiendo nuevamente un suave movimiento causando que riera.

Continuó con su lectura dando sorbos a su té que momentos antes bebía. Ensimismada en su lectura, pronto fue oscureciendo y una corriente de aire rozó su espalda. Shinobu decidió entrar, a pesar del califo y freco clima, aun así podía pescar algún resfriado.

Dejó el libro que momentos antes leía en su librero, no sin antes marcar la página con su separador en donde se había quedado. Después llevó la taza ya vacía al lavavajillas.

Vio por su reloj de mano que eran casi las seis de la tarde, Giyuu no tardará en volver.

Sacó café molido de uno de los muebles de la cocina para colocarlo en la cafetera, a Giyuu le gustaba mucho el café, por lo que le prepararía un poco en cuanto volviera. Era su día libre, sin embargo recibió una llamada que le indicaba ir a la estación para recibir el papeleo que le debía, muy a su pesar fue, a cambio de que pasaría después al supermercado a traer algunas cosas que su esposa le pidió.

Hacía ya un buen rato desde que se fue. Shinobu confiaba mucho en él, pero desde lo sucedido en el accidente hace casi un año, se preocupaba de más.

Su vientre comenzó a provocarle malestar al sentir bastante movimiento por parte de su bebé.

— Tranquilo pequeño, papi volverá pronto... — fue lo que le dijo.

Sucede que su retoño no podía estar mucho tiempo sin escuchar la voz de su padre, para el bebé era como un calmante cada vez que lo escuchaba, lo relajaba. Por lo que cuando le tocaba trabajar hasta tarde, se volvía una tortura... lo que la llevó a tener en su teléfono, una grabación de la voz de su esposo, para colocarse a su bebé en su receso, era algo temporal... o al menos poco antes de que la suspendieran debido a que se encontraba en su último trimestre de embarazo y podía pasar un poco más de tiempo con Giyuu.

Volvió sus ojos a su reloj: 6:45 p.m.
En parte debía entender, generalmente esta es la hora del embotellamiento, y al ser domingo, mucha gente volvía de paseos.

Sin embargo, su bebé no lo entendía, por lo que sus movimientos lastiman severamente a Shinobu. Se dirigió al refrigerador en donde tenía guardadas algunas frutas; en busca de peras para ponerlas a cocer. Recordaba que Yushiro le recomendó mucho las peras con miel, y al ser un gran bocadillo, su bebé se calmaba un poco con ese postre. Aunque a Shinobu comenzaba a aburrirle...

— Que conste, no siempre he consentire así, ¿Queda claro? — Shinobu amaba platicar con su bebé.

Termiando de pelar la fruta para colocarlas en la olla, cuando escuchó por fin la puerta principal de su hogar abrirse. De inmediato se giró a ver, y efectivamente, era él.

Angustia || GiyuuShino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora