¡Hormonales! || [RinxLen][MikuxKaito]

8.

[Narra Miku]

— ¡Miku, apúrate que vamos a llegar tarde! —me gritó Gumi desde el otro lado de la puerta.

— ¡No me presiones que me pones nerviosa! —exclamé ya al borde del colapso.

Resulta y acontece que Gumi nos planeó una cita doble con dos de los chicos de la otra fiesta: Meito y Yuma. Honestamente, la idea no me extasiaba en lo absoluto, Meito me intimidaba un poco, con todo y lo guapo que era; además, daba por hecho de que Gumi me dejaría plantada para ver si sacaba el clavo con otro clavo, cosa que no me emocionaba.

—Ya, estoy lista —dije saliendo del baño después de cambiarme.

—De por Dios, niña ¿qué tienes puesto? —criticó la peli-verde al mirarme—. Miku, tienes ropa mucho más bonita, ¿qué es esto?

—Lo primero que encontré en mi clóset.

—No vas a salir así —decretó agarrándome de la muñeca y arrastrándome nuevamente al lado de mi clóset.

—Pero Gumi... —chillé.

—Pero nada —instó antes de bajarme la falda, haciendo que soltara un grito—. ¡No me jodas Miku! ¡Hasta tus pantis son mata pasiones, mujer!

— ¡Pero yo no quiero pasión!

Gumi hurgaba dentro de mi clóset, sacando un conjunto nuevo y lanzándolo en mi dirección, ignorando claramente mi deseo.

—Cámbiate la ropa interior y ponte eso —instruyó—. Te espero afuera, si no sales en cinco minutos juro que entro y es que te saco a las malas.

—S-Sí, señora...

*

Caminábamos por el centro comercial en búsqueda de los chicos, cosa que ya me tenía rendida. Entiendo que Gumi quiere hacer esto para que yo supere todo lo que sucedió con USee, pero creo que forzar algo que no está destinado a ser es innecesario.

Suspiré.

— ¡Allí está! —Exclamó de repente mi amiga antes de salir corriendo—. ¡Yuma-san~!

—Ahh, ¡Gumi-chan! —respondió el peli-rosa al verla—. No sabes el gusto que me da verte de nuevo.

Gumi prosiguió a darle un abrazo súper apasionado, dando inicio a lo que sería la maratón del coqueteo y melosería que me tenía tan preocupada en un primer lugar. Además, al no ver al castaño por ningún lado no sabía si sentirme aliviada o tres veces más inquieta.

—Yuma-san, ¿recuerdas a mi amiga Miku? —preguntó mi amiga acercándose a mí en compañía del chico.

— ¡Por supuesto que sí! —afirmó con voz alegre—. Creo que no pudimos presentarnos aquella vez, es un gusto.

—El placer es mío —saludé con una sonrisa forzada y una pequeña reverencia.

— ¿Y Meito-san? —preguntó Gumi, como si estuviera leyendo mi mente.

—Oh, sí. Llamó esta mañana, tuvo una emergencia en su trabajo de medio tiempo y me dijo que no iba a poder venir —me miró—. Dice que lo siente mucho.