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La mañana del sábado Renjun se despertó con el mejor humor del mundo, muy contradictorio al pésimo estado de ánimo que había tenido toda la semana. No era para menos pues esa semana había sido verdaderamente terrible entre todas sus obligaciones y no hablar con Jeno, pero la noche anterior habían hecho finalmente las paces y habían pasado unas buenas tres horas o incluso más hablando, y eso logró alegrarlo muchísimo. Por supuesto que también se masturbaron juntos como cada noche y mañana solían hacer, sin embargo también hablaron y mucho, y eso era lo que tenía más contento a Renjun. El mayor se había mostrado más que interesado en conocer cada detalle de su semana, y Renjun también quería saber cómo había estado el pelirojo esos días que habían pasado sin hablar, además de que quería la historia completa sobre la pelea que había tenido. Y entre tantas cosas por hablar las horas se les pasaron volando, hablando y contándose todo, hasta que Jeno se quedó dormido y dejó a Renjun hablando solo. Aunque Renjun había insistido en que colgase porque Jeno trabajaba el sábado por la mañana, el mayor se negaba y cada vez que se le cerraban solos los ojos murmuraba algo como "te escucho, bebé, sigue hablando", claro que fue cuestión de tiempo hasta que eso se volviera una mentira. Aún así, al pelirubio le pareció muy tierno de parte del mayor quedarse con él hasta no aguantar más. Como siempre, Jeno apenas respondía las preguntas de Renjun y hacía comentarios breves, quien mantuvo la conversación viva fue Renjun la mayor parte del tiempo, pero no era un problema porque tenía muchas cosas que decir, y Jeno era muy bueno escuchando cada una de sus historias.

Renjun en realidad sabía que los relatos de Jeno eran breves y concisos y no había forma de hacerlo hablar mucho más, pero la verdad era que simplemente quería escucharle la voz y saber que Jeno también lo escucharía a él.

Entre unas de las pocas cosas que Jeno le había dicho, había mencionado algo sobre una fiesta esa noche, y Renjun tenía tantas ganas de verlo que aceptó sin pensárselo dos veces. Y fue algo tan al azar que cuando despertó ya lo había olvidado, de modo que el mensaje de buenos días de Jeno acompañado con un <no te olvides de la fiesta de hoy> lo dejó bastante sorprendido hasta que recordó y comprendió de que hablaba el mayor. Conseguir permiso de sus padres no representaba un problema muy grande debido a que adoraban a Jeno y les parecía muy bueno que Renjun pasara tiempo con él, y en efecto, cuando bajó a desayunar y le comentó a su familia que le gustaría salir esa noche con su cuñado, sus padres se mostraron encantados y le dieron dinero para ir. Lo que sí temía que le costaría un poco más, y con razón, era no levantar sospechas ni dudas en Yeeun, quien lo miró con una ceja alzada en cuanto hizo su anuncio, curiosa por el "encargo" de hablar con Jeno que ella le había hecho al principio de la semana. De todos modos la chica permaneció imparcial en la conversación y no fue hasta después de comer, cuando ambos se encontraban juntando la mesa, que lo interceptó.

- Supongo que sí pudiste hablar con Jeno - comentó Yeeun con un tono casual que Renjun intuía que de casual no tenía nada - ¿Te contó algo?

- Ah, eh... sí, hablé con él, anoche hablamos - respondió, desapareciendo en la cocina con unos cuantos platos, pensando a toda prisa en una mentira para cuando Yeeun entrara detrás de él con los platos restantes - Hablé con él pero no me dijo mucho, me contó un poco sobre la pelea nada más...

-¿Y no te dijo si había algo que lo estuviera molestando? - indagó la chica, abultando los labios - ¿Le preguntaste?

- No podía ser tan directo y preguntarle eso, noona - soltó inventándose una excusa rápidamente - Q-Quiero decir... se daría cuenta, ¿no crees? Si de repente le preguntaba eso...

- Tienes razón - coincidió ella, riéndose - Bueno, ¿y qué te dijo de la pelea?

Maldición, está preguntando demasiado, pensó con frustración, pensando a toda prisa qué debía decirle a Yeeun. Renjun era muy malo mintiendo, se ponía nervioso y tartamudeaba, a veces se reía y otras veces se volvía increíblemente tímido al punto de sonrojarse, y su hermana sabía todo eso, de modo que se daba cuenta la mayoría de las veces. Pero ella seguía haciendo preguntas y la única opción que tenía era mentirle porque de otra manera Jeno y él estarían metidos en un buen lío. ¡Si tan sólo no fuera tan malo inventándose excusas bajo presión! ¡Si al menos tuviera la misma facilidad que Jeno para mentir! Si Yeeun pudiera dejar de mirarlo inquisidora, tal vez él podría relajarse y pensar más tranquilo...

~No le digas a Noona~Where stories live. Discover now