🌺[12]🌺

366 34 2
                                    

Por primera vez Renjun fue el primero en despertar a la mañana siguiente, cuando Jeno aún estaba sumido en el mundo de los sueños. Cuando despertó sintió el calor que emanaba el cuerpo del mayor todavía abrazado al suyo. además de los brazos y piernas entumecidas por la posición en la que se habían dormido juntos. Al abrir los ojos de todos modos confirmó que Jeno seguía durmiendo entre sus brazos, totalmente sereno mientras descansaba, aunque no le hizo falta verlo para comprobarlo pues el característico aroma de talco y hierbas se metía por las fosas nasales, haciéndolo sonreír incluso antes de abrir los ojos. No se atrevió a moverse porque no quería perturbarle el sueño a Jeno, por lo que se quedó quieto y se dedicó a observar el semblante pacífico del mayor, aprovechando las circunstancias. Jeno era hermoso, realmente hermoso; Renjun no recordaba haber visto a alguien que tuviera una apariencia tan perfecta, y es que los rasgos del mayor eran una verdadera obra de arte para el pelirubio, cada vez que tenía la oportunidad de mirarlo detenidamente terminaba concluyendo que Jeno era la persona más bella que podía existir. Los labios gruesos y rosados, la nariz pequeña y redondeada, las cejas negras perfectamente delineadas, el cabello rojizo resaltando aún más la piel blanca del mayor... Jeno parecía un muñeco de porcelana diseñado con el úncio propósito de ser perfecto.

Esa era la primera vez que Renjun podía comtemplar a Jeno dormir, y con ese pensamiento cayó en la cuenta de que en esas horas muchas cosas habían pasado por primera vez. Por primera vez, había sido Jeno quien buscó el contacto con Renjun al escabullirse en la cama antes de dormir; por primera vez Jeno había perdido la calma, y con ello había demostrado, también por primera vez, que sentía algo -celos- por Renjun. Era también la primera vez que pasaban una noche nada más durmiendo y abrazándose sin la necesidad de follar. Por primera vez, y esto era lo que más había sorprendido al rubio, Jeno había aceptado abiertamente sus sentimientos por el menor y se los había dicho a la cara. "Me puse celoso porque eres mío", tan simple como eso, sencillamente lo dijo. Era la primera vez que Jeno le decía algo así (sin contar lo del mensaje de la otra vez), y no sabía cómo tomarlo. No sabía qué hacer con eso, no sabía cómo responder, no sabía nada. No sabía nada porque Jeno seguía siendo el novio de Yeeun y no podían enamorarse, aunque sí sabía que deseaba con todas sus fuerzas que aquellas palabras fueran ciertas, aunque eso nada más les traería problemas.

(En el fondo, en su lado más cursi y romántico, Renjun pensaba que por Jeno podría soportarlo. Jeno valía los problemas)

- ¿En qué estás pensando? - Renjun se sobresaltó en cuanto escuchó la voz de Jeno. Regresó a la Tierra en cuanto el mayor le habló, y cuando lo observó se encontró con el que el pelirojo lo miraba con el ceño ligeramentefruncido y los ojos todavía entrecerrados, suponía que por el sueño. ¿En qué momento se había despertado? ¿Tan sumido estaba en sus pensamientos que no notó que Jeno ya estaba despierto? ¿Cuánto tiempo habría estado mirándolo sin verlo realmente, quedando como un psicópata? Podría ir agregandouna cosa más a la lista de "situaciones vergonzosas pasadas con Jeno".

- Renjun - lo llamó Jeno de nuevo - ¿me escuchas?

- Sí, sí, lo siento - se apresuró a decir, sacudiendo un poco la cabeza - Me distraje, perdón.

- ¿En qué pensabas?

- En nada especial - mientió, deseando que Jeno no lo notara - Yo, uh... sólo pensaba... tonterías.

Jeno asintió con la cabeza, probablemente aún estaba demasiado dormido como para mantener una conversación más larga que esa, y simplemente se acomodó acercándose más a Renjun. Por su parte, el rubio sonrió al notar que Jeno se acurrucaba en sus brazos, y lo ayudó con la tarea al abrazarlo más fuerte. No terminaba de comprender por qué de repente el eyor estaba tan cariñoso, era algo inusual, pero tampoco era como si le molestara sino todo lo contrario, de modo que lo aprovecharía hasta el último segundo. Entonces Jeno llevó una mano a la nuca del menor y pronto enredó los dedos largos y delgados con su cabello, comenzando a jugar jalando suavemente de las hebras que sostenía, logrando que Renjun cerrara los ojos y suspirara de placer.

~No le digas a Noona~Where stories live. Discover now