Me senté muy tensa de de vuelta al sofá con la cabeza gacha. Era la primera vez que estamos a solas.
Estaba con la mente en blanco. Él se puso de pie, fue por otro vaso de whisky y me lo ofreció.
- Lyncon: bebe un poco, se que no sueles beber, pero un sorbo no te hará más, estas muy nerviosa, relájate, no temas de mi, no te voy a comer no soy el lobo feroz.
Lo mire a los ojos. En ellos vi una mirada lobina. Sonreía de forma perversa. Trague saliva nerviosa y anonadada.
¿Que no es un lobo? Pues esa mirada y esos gestos me decían lo contrario.
Si pretendía calmar mis nervios con licor lo logro. Me sentí lánguida después de terminar de beber el contenido del vaso. Además me relaje ya que comprendí que el es un hombre que me considera una mujer, no una niña. Era mi oportunidad de comenzar con el juego de sedición. Era ahora o nunca.
No me había tocado, pero bajo esa mirada hambrienta de deseo sexual que me expresaba, me sentí atractiva sensual. No me sentí inferior a él, sino como iguales.
Comprendí en aquel momento que somos solo un hombre y una mujer que se atraen. Era evidente que le atraigo.
Me ofreció más licor y acepte su ofrecimiento. Fue a llenar el vaso y volvió de frente a mi, cuando alargue el brazo derecho para recibir el vaso, el no soltó el vaso. Sus dedos rozaron los míos. Una corriente eléctrica subió desde mis dedos hacia todo mi cuerpo. Lo mire a los ojos y pareció que el tiempo se congeló. El interior de mi cuerpo bullía. Los latidos de mi corazón retumbaron en mis oídos.
El lentamente se agachó hacia mi, se acercó despacio para darme la oportunidad de rechazarlo. Ambos fijamos la mirada en los labios del otro.
Sus ojos estaban finalmente a la altura de los míos. Pude ver sus pupilas dilatadas. Lo mismos aprecie la vena de su cuello tensa, así como los músculos de su atractivo rostro. Cerré los ojos y ofrecí mis labios. Lánguida, emocionada y excitada sentí sobre ellos su cálido aliento antes de que él los rosara con su boca.
Al sentir su contacto de nuestros labios, suspire de placer. El comenzó a jugar con mis labios. Fue saboreando mis labios con los suyos. Fue mordiendo mis labios sedientos de forma lenta, sensual, y dulce. Jalo con los dientes mi labio interior. Abrí la boca y metió la lengua. Gemí sumida en un creciente extasis. Uni mi lengua a la suya y el beso se intensificó. Saboree el sabor interior de su boca, saboree sus dientes, y su saliva. Probé como sabe el whisky directamente de su lengua. Sentí un delicioso mareo.
El deseo sexual se disparó desde mi vientre hacia mi vagina. Los latidos de mi pecho se alteraron. Mi vagina se lubricó. Su aroma y sabor me llenaba los sentidos. Su beso sensual me hacía vibrar como una cuerda de violín.
Él y yo logramos música, una que sólo pudimos captar nosotros.
Mientras me besaba me hizo soltar el vaso. Lo dejo sobre la mesa de centro de vidrio. Se puso de rodillas frente a mi sin prisa. Subió las manos y rodeó de forma gentil mi rostro. Enredo los dedos en mi cabello y aumento la pasión con la que chupaba mi lengua y mis labios. Lo escuche gemir, y suspirar. Acercó su cuerpo al mío.
Separe las piernas para que se acorte la distancia que nos separaba. La falta corta quedó arremangada en mi vientre. El liberó mi cabeza y bajo las manos. Las puso sobre mis piernas desnudas. Donde tocaba la piel me ardía. Sus dedos rosaron tímidamente mi piel al principio. Me masajeo la piel de forma sensual y erotica. Su tacto era como fuego en mis sentidos.
Fue subiendo las manos lentamente por mis muslos, agarrándolo firmemente, demostrándome deseo, logrando así que vaya aumentando mi desea sexual.
Sentí hormiguear mi vientre. Mi vagina se humedeció bastante, empapando mi ropa interior.
Mis sentidos estaban alterados e intensificados. Me sentí en la gloria.
No me podía creer que un hombre como él estuviera por completo rendido de deseo a mis pies, tocándome, acariciándome, besándome con tal pasión, con tal deseo que lo sentí temblar. Él estaba haciendo esfuerzos por controlarse.
Deslice mis manos temblorosas por sus antebrazos con venas marcadas. Ame la textura y la forma de sus brazos largos y muy fuertes. Seguí subiendo las manos por sus brazos, palpando sus músculos que se tensaban ante mi tacto. Seguí explorando hasta llegar a sus hombros. Seguí subiendo por su cuello hasta que enrede los dedos en su pelo. Atraje su cabeza a la mía con ansiedad.
Ahora podía sentir su cuerpo más cerca del mío. Ansiaba sentirlo pegado a mi cuerpo con desesperación, con ansias locas y desbordadas.
Respondí y correspondí a sus besos ofreciéndome toda. Lo bese y acaricie demostrando las mimas ansias. Comprendí que lo amo con una intensidad monstruosa. Lo amaba locamente. Quería darle todo de mi.
Separo lentamente sus labios de los míos, como si fuera muy doloso, toda una hazaña apartarse. Note que deseaba seguir besándome.
Rodeo con manos temblorosas mi rostro una vez más y busco mi mirada. Me miró de muy cerca, rosando mi boca con la suya. Sus ojos luminosos estaban nublados de deseos.
Con voz quebrada, y enrojecida de pasión me dijo.
- Lyncon: yo.... lo siento, no quería llegar tan lejos, ni siquiera era mi intención darte un beso. Fue irresistible la idea de descubrir a qué saben tus labios
- Lyncon: no sabes cómo deseaba que llegara este momento. Lo imagine un millar de veces. Es mejor la realidad sin duda
- Lyncon: tú sabor es afrodisíaco, tú aroma es exquisito, tú piel es suave, quiero mucho más de ti, de ti quiero todo
- Lyncon: por favor..... no me mires así con tanta intensidad, pasión y deseo. No te apegues a mi Yam dispuesta, eres tan seductora, eres adorablemente seductora, toda una tentación, si apegas así tus labios a mi boca.... si me miras así deseo devorarte
- Lyncon: si me miras así deseo devorarte, ayúdame a alejarme, no me fío de mí mismo. Creo que no podré conformarme hoy con tan solo un beso, estoy perdiendo el control de mi voluntad por completo. Solo no podré apartar mis manos y mi boca de ti, te juro que no lo planeé así. Quiero ir despacio en la exploración de tu piel, oh cielos. Te deseo tanto que creo que voy a explotarme
Mire en la profundidad de sus hermosos ojos negros más oscurecidos.
Su cuerpo tenso vibraba. Me sentí realizada, segura de mi misma. Él me deseaba desde antes. Lo oculto muy bien. Pensé que le era completamente indiferente.
Comprendí que él esperaba a estar soltero para ir atrás de mi.
Libre de su posesiva y celosa esposa estaba dispuesto a demostrarme que me deseaba, que me necesitaba.
Un hombre guapo, sexy y inteligente como el pudo haber elegido a una mujer más madura. Más bella y elegante. Pudo haber elegido a alguien tan exitoso como el, pero al parecer quien le gustaba era yo.
Me dio igual si lo que sentía por mi era un gusto pasajero.
Con que me deseara ya estaba satisfecha. Mi corazón brinco de dicha y emoción.
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Un Amor Prohibido
RomansaOctavia López tiene 18 años, ha estado secretamente enamorada del papá de su mejor amiga. Ella ha tratado de luchar contra de sus sentimientos, incluso tiene novio, pero al enterarse de que Lyncon Rivera su amor desde adolescente, está divorciado q...