Capitulo 8

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Un día después de la lucha de Bell y Ottar contra aquel <Irregular>, estos ya se encontraban de vuelta a la marcha.

Ya habiendo descansado lo suficientey recuperarse con ayuda de viales, la fatiga ya se ha ido.

-Bien, sigamos con nuestro camino.

Habló Bell al aire mientras daba unos pequeños saltos y así hacer que sus piernas entraran en calor.

-Hum.

Ottar solo asintió siguiendo los pasos de Bell hacia el piso 51.

-¿Um?

Bell se dio la vuelta repentinamente.

Y no fue el único, Ottar también lo hizo, se escuchaban pasos por el pasillo de conexión del piso 49 al 50.

-Sigamos.

Sin darle más importancia al asunto, ambos siguieron con su andar y su avance por el calabozo.

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Muy bien, esto no podría ponerse mejor, ¡Que emoción!

Estamos rodeados por numerosos montruos, fácilmente 50 de ellos. Son los conocidos como "Black Rhinos", podríamos asemejarlo a los rinocerontes que existen el la superficie cruzándolo con un minotauro, su altura varía de 2 metros a 3 metros y medio, son mucho más altos que yo.

-Muy bien, esto se pondrá feo...¿me los dejas?

Le dije a Ottar con un tono de vos lleno de emoción.

-Me encargaré de los que se me acerquen, eres libre de hacer lo que se te plazca, solo no mueras.

-¡Gracias!

Agarré mi lanza, me servería mucho más mis dagas o incluso mi espada, pero quiero practicar más con la lanza, y que mejor forma para hacerlo que en el calor de una batalla donde tu vida esta en riesgo. Mi corazón comienza a latir de la emoción.

-¡BIEN, ESTO ES LO QUE ESTABA BUSCANDO!.

Desde que dejé de venir al calabozo todo ha sido muy aburrido, este sentimiento de adrenalina pura y emoción era lo que mi ser anhelaba, por esta razón estoy de nuevo aquí en las profundidades del calabozo.

-¡COMENCEMOS, VAMOS!

Cargué mi hechizo y lo introduje en la lanza, esta soltaba pequeños rayos de color blanco puro, era como si correspondiese a lo que sentía por dentro, la electricidad danzaba frenéticamente como si ya quisiera volar en pedazos a esos monstruos.

-¡AQUI VOY!

Tiré de mi brazo hacia atrás y luego lancé la lanza con toda la fuerza que pude reunir es ese momento, además uno de los Black Rhinos ya se estaba acercando a mi posición.

Uno, dos, tres, cuatro y cinco monstruos cayeron al ser atravesados por sus piedras mágicas y se deshicieron en cenizas. Inmediatamente después de que se evaporaran, corrí a toda velocidad en busca de mi arma, salté y corrí por las paredes y llegué a su posición, parecía que la lanza estuviese suspendida en el aire.

mirando atrás el lugar donde hace unos instantes estaba ya se había reducido a cenizas por un golpe del Monstruo rinoceronte. Sin más, agarré la lanza en mis manos y apreté el agarre.

Todos los monstruos tenían su mirada puesta en mi mientras caía, y yo ya estaba planeando una estrategia.

-...

Bell &quot;El Rey&quot; Donde viven las historias. Descúbrelo ahora