Ella es luz.
Él oscuridad.
Ella es dulzura.
Él dureza.
Ella es rebeldía.
Él inteligencia.
Los mellizos Woodburn son como el agua y el aceite, pero estarán dispuestos a enfrentarse a lo que sea que intente separarlos.
Acompaña a Aila y a Alec en esta...
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Narrador Omnisciente
Una tarde calurosa del 29 de Marzo, los mellizos Woodburn jugaban tranquilamente en los impetuosos jardines reales del castillo. La joven Aila de siete años jugaba con las flores mientras Alec leía uno de sus libros favoritos de la biblioteca.
Sus abuelos han estado buscándolos por todo el palacio para iniciar sus lecciones reales, pero los pequeños de siete años no están por ningún lado.
-Espero que no estén en problemas- Comentó preocupada Aileana, la dulce abuela de los mellizos.
-Cielo, no te preocupes. Alec protegerá a Aila de todo peligro, y ya sabemos que esos dos siempre están juntos, seguramente estarán jugando por ahí- Tranquiliza Acair, el esposo de Aileana y abuelo de los pequeños.
Mientras los reyes siguen buscando a los traviesos niños, estos están pacíficamente en el jardín, su lugar sagrado.
La joven e inocente Aila observa que Alec está tan concentrado en su libro que le parece una perfecta idea gastarle una pequeña broma.
Se levanta sacudiendo su hermoso vestido color azul cielo, haciendo un contraste perfecto con sus ojos azules y cabello rojo fuego. Con una agilidad increíble para su edad, le quita el libro a Alec y se aleja con una sonrisa divertida.
-Aila, devuélveme mi libro- Dice Alec furioso, su mal carácter no le permite pensar con la inteligencia característica de él, es muy pequeño para controlar sus emociones.
-¿Y si no lo hago?- Aila saca su lengua sólo para enfurecer aún más a su mellizo.
De un momento a otro Alec forma con su pequeña mano una bola de un extraño fuego azul chispeante y hermosa, sus ojos ya no son verdes, han pasado a totalmente blancos volviéndolo escalofriante. Aila, al ver a su hermano así de molesto dispuesto a lanzarle esa bola de fuego, suelta el libro a un lado y se cubre con sus bracitos. El suelo empieza a temblar, y desde lo más profundo de la tierra unas gruesas raíces salen a la luz cubriendo a Aila del ataque.
Aileana y Acair al sentir la oleada de poder tan poderosa, corren alarmados hacia el lugar de dónde proviene dicho poderío. Es imposible que alguien tenga los mismos niveles de magia que ellos, ya que son los únicos hechiceros supremos que existen. Es bastante preocupante ya que los niños podrían estar en peligro en dónde quiera que estén.
Al llegar, ven que de dónde provenía el poder era de los pequeños niños, los cuales estaban a punto de iniciar un duelo de magia inexperto, pero que podría acabar terriblemente mal.
Aila al ver a su hermano así de alterado y dispuesto a atacarla, rompe a llorar creando así una fuerte ventisca a su al rededor. Alec al ver a su pequeña hermana llorar desconsoladamente, corre hacia ella con su aire preocupado y sobre protector tan característico de él y la rodea con sus brazos tranquilizándola casi por completo. Aila al sentir que su hermano la abraza deja de llorar poniendo fin al desastre natural que estaba por crear.
-Perdóname hermanita, no quería hacerte llorar- Alec acaricia los suaves cabellos de su hermana totalmente arrepentido por su pasado comportamiento. Detesta ver llorar a Aila, es su talón de Aquiles.
Sus abuelos se quedan viendo todo estupefactos, Aila y Alec han heredado su magia, incluso son mucho más poderosos que ellos.
Acair observa a su esposa con sus ojos llenos de alegría e incredulidad.
-Nuestro momento por fin ha llegado- Dice con emoción. Aileana no es capaz de decir algo, está muy conmocionada por lo que acaba de ver que casi no lo cree.
-Tenemos trabajo que hacer- Dice por fin la reina, observando la hermosa escena de sus nietos abrazándose.
La vida de Aila y Alec cambiará para siempre a partir de ese 29 de Marzo.
Y no saben lo que su difícil destino les tiene preparado.
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¡Hola hechiceros!
Sé que me he tardado bastante pero el primer capítulo ya está aquí más emocionante que nunca. Mi ausencia se debía a que las clases virtuales me tenían bastante ocupada, por ende, no pude actualizar tan pronto. Millones de disculpas por eso, pero la buena noticia es que ya he terminado con todos mis deberes y por fin estoy libre para dedicarme de lleno a mis libros.
Muchas gracias por ser pacientes conmigo.
Todos los capítulos no serán narrados así, sólo en esta ocasión que en serio lo ameritaba. Procuraré que sean más largos y narrados por los personajes como he hecho con mi otra historia, así que mantengan la calma y no se alteren.
Espero que les haya encantado leerlo tanto como a mí escribirlo. Nos leemos en el próximo capítulo.
