Ni peces ni iguanas,
ni tierra ni agua.-🔱-
Hoseok entró a la escuela culinaria después de eso, estudiando en la jornada nocturna y gastando sus ahorros en aquello ya que sus padres, obviamente, decidieron no apoyarle con aquello.
Aunque Hoseok no se esperaba más que eso, realmente sabía que ir en contra de sus padres significaría que no le apoyarían y ahora que él vivía sólo, agradecía que por lo menos no tendría que soportar a sus padres inculpandolo y mirándolo de forma recriminatoria.
Continuó trabajando durante el día cómo psicólogo, esperando impacientemente para poder dejar ese trabajo que no lo satisfacía en lo más mínimo. Lo único que agradecía de su carrera anterior era el hecho de poder ayudar a Jungkook con ella.
La carrera que escogió duraba dos años, por lo que el tiempo se pasó volando entre el trabajo, las visitas a su Jungkook y sus estudios. Jamás hubiera creído, después de los cuatro largos años estudiando psicología, que el tiempo realmente se pasa rápido cuando haces lo que amas.
Se esforzó tanto porque le encantaba ver ese brillo en los ojos hermosos de su menor cuando le contaba que había sacado una buena nota o que lo habían alabado por su comida. Ya se acercaba su evaluación final de la carrera y entonces solamente estaría a una práctica de poder ejercer.
Era tan bueno en su carrera que ya había recibido varias ofertas en diferentes restaurantes, algunos incluso de cinco estrellas.
En esos momentos Hoseok se sentía estúpido por haber perdido tanto tiempo en una carrera que definitivamente no era lo suyo, se había forzado por cumplir con los demás pero no había cumplido consigo mismo.
Eso fue lo que Jungkook le enseñó. El menor se había esforzado hasta hacer hermosas obras de arte las cuales se habían vendido bien y ahora Jungkook tenía su propia cuenta de ahorro, la cual Hoseok le ayudó abrir.
Al principio tuvieron problema con el psiquiátrico intentando tomar el dinero de Jungkook pero eso se resolvió rápidamente.
─ No eres estúpido. ─ Le dijo Jungkook riendo mientras Hoseok le expresaba lo que sentía. ─ En todo caso, tú sólo hiciste lo que te obligaron a hacer.
─ Tú sólo dices eso para hacerme sentir mejor. ─ Le dijo el mayor pellizcandole una mejilla al menor.
─ Basta. ─ Le dijo Jungkook deshaciendose entre risas.
Jungkook podía notar los nervios del examen final en Hoseok, después de varios años ya a su lado, había llegado a conocer a ese chico cómo la palma de su mano y a sus poderes mágicos de primera mano.
Sonrió para Hoseok.
─ Cuando chasquee mis dedos. ─ Le dijo. ─ Tu destino estará sellado, ya no habrán ni peces ni iguanas, ni tierra ni agua, sólo tú haciendo lo que más te gusta hacer.
Hoseok le sonrió al menor.
─ Tú magia es impresionante. ─ Le dijo Hoseok sonriéndole dulcemente, sabía que Jungkook ahora sabía que su magia no era real, pero que en algún lugar dentro de él agradecía que ésta hubiera existido aún si sólo fue en su mundo de fantasía.
─ Sólo funciona contigo. ─ Le dijo Jungkook y luego cerró sus ojos y chasqueó sus dedos. ─ ya está.
De alguna forma Hoseok sintió una calidez envolverlo y llenar por completo su corazón, fue tan hermoso el sentimiento que se preguntó si realmente Jungkook tendría magia.
Se había sentido cómo si el menor si tuviera magia.
Respiró profundo y miró a Jungkook a los ojos mientras éste le sonreía con diversión. Llevó su mano a la mejilla del pelirrojo acariciando suavemente.
─ No tienes idea de cuánto te amo, Jungkook. ─ Le dijo.
El menor se sorprendió ya que ellos aún no se habían dicho aquello, pero inmediatamente después de que las palabras salieron de la boca de su chef el supo exactamente lo que sentía.
─ Yo también te amo, Hoseok. ─ Respondió y entonces ambos se besaron, ya sin importarles si alguien los miraba, su relación estaba más allá de eso.
Con Jungkook teniendo veintiún años ya no había mucho que temer y tal como Hoseok lo pensó, los padres del menor nunca regresaron por él.
Hoseok se despidió de su pelirrojo para dirigirse a su último examen, en el camino no pudo olvidar ni sacar de su corazón el sentimiento y las palabras de Jungkook. Incluso se preocupó pensando que no pasaría el examen por estar pensando en ello; Pero ese temor desapareció en el instante en el que el deseo de sacar la mejor nota posible para impresionar al pelirrojo quemó en su interior como una llama ardiente que nunca se apagaría.
El mayor dió lo mejor de sí mismo esa noche, en su examen, y entonces finalmente se pudo llamar a sí mismo "Chef." Finalmente pudo decirse a sí mismo que ahora ya podría hacer lo que había soñado y no lo que lo habían obligado a ser.
Realmente la magia de Jungkook si había funcionado. Su pelirrojo era el chico mágico de su vida, así cómo él era el chico mágico de su pelirrojo. Ambos salvando el mundo del contrario.
Hoseok no pudo esperar hasta el día siguiente, regresandose esa misma noche al psiquiátrico para contarle todo a su pelirrojo. Jungkook lo abrazó y lo llenó de besos sintiéndose completamente feliz con Hoseok.
Sabía que a su lado esos días lluviosos ya no volverían jamás, al menos que fuera lluvia real... Pero la lluvia real lo hacía feliz, no como la lluvia dolorosa que alguna vez existió en su interior.
Hoseok simplemente llegó a cambiar su vida y aunque el pelirrojo no lo sabía, él también había iluminado los días oscuros del mayor; lo había librado de esa vida llena de frustración y ahora Hoseok podía realmente decir que era plenamente feliz y que cada vez estaba cerca de lograr aquello por lo que había trabajado por años, estar junto a Jungkook, ambos como una pareja.
Se fundieron en besos esa noche, dejando que sus sentimientos fluyeran y los unieran más; hasta dejarlos sin aliento.
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Pez o Iguana |JungHope| ◇
FanfictionJungkook, un chico de dieciocho años, vive jugando y fantaseando siempre, el problema es que no es un juego y las fantasías son reales en su cabeza. Hoseok, un practicante de psicología que realmente no ama tanto la psicología, es contratado como ú...