O C H O

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Eran las cinco de la mañana, Jungkook no concilió el sueño en toda la noche, tentado a fumarse todos los porros a su disposición. Claramente no lo hizo, probablemente el aroma sería lo bastante evidente como para alertar a sus padres en el momento que cruzasen la puerta de su habitación, pero, realmente estuvo a nada de drogarse hasta la inconsciencia. 

Escuchó pasos en el pasillo, su madre probablemente, siempre se levantaba a estas horas para preparar el desayuno y luego despertarlo, por lo que sabía que no valía la pena intentar dormirse ahora, así que, como si su cuerpo pesase miles de toneladas se levantó de la cama, caminó hacia el baño y frenó frente al espejo. Echó sus ondulados y azabaches cabellos hacia atrás mientras se afincaba en el lavamanos, observó a detalle su rostro, sus ojos se veían somnolientos, unas ojeras bastante prominentes les hacían juego, sumado a su desordenada y larga melena la cual necesitaba urgente ser peinada.

Gimoteó sintiendose agotado y pegó su frente al espejo, cerró los ojos con fuerza en un intento de pensar en cosas bonitas, cosas que le hicieran feliz, y por supuesto la primera imagen que se le vino a la cabeza fue el rostro de Yoongi, sus manías y sus expresiones. 

Con eso se sintió un poco más motivado, por lo que, separándose del espejo, abrió el grifo y mojó su rostro con el agua fría intentando desperezarse un poco, cuando se sintió solo un poco más despierto se dispuso a continuar con su rutina de higiene, para luego salir del cuarto de baño y buscar algo que ponerse. La puerta de su cuarto fue tocada un par de veces justo cuando estaba poniéndose su camiseta de color negro, pudo asumir fácilmente que se trataba de su madre queriendo despertarlo, por lo que se encaminó hasta el trozo de madera para tomar la perilla y abrirla, encontrándose con la mujer que le dio la vida y la cual él creía le odiaba.

 Su madre no fue capaz de ocultar la sorpresa en su rostro al ver la esbelta figura de su hijo de pie en la puerta vestido y peinado para ir a clases, Jungkook jamás se levantaba temprano y ella era muy consciente de esto. Se fijó en el particular detalle de las bolsas negras bajo los profundos ojos de su hijo, y gracias a esto pudo deducir fácilmente que su bebé no había tenido una buena noche de sueño, por ello estaba despierto, debió haberlo asumido. 

─ Cariño, ¿dormiste bien? te ves cansado.─ Preguntó cautelosa, sabiendo lo irritable que era su hijo en muchas ocasiones. 

─ Yo...─ Suspiró.─ No importa...─ Evadió la pregunta como de costumbre.

Los suspiros nunca eran buenos a menos que fueran por amor, y la mujer era consciente de su malestar, deseaba ayudarlo, como sea, pero no tenía idea de que hacer o como hacerlo, Jungkook es demasiado cerrado en lo que respecta a sus sentimientos como para que fuese tarea fácil.

─ Por supuesto que importa Kook.─ Frunció el ceño a su vez que se cruzaba de brazos, luciendo firme ante su hijo quien era evidentemente más alto que ella.─ Dime que ocurre querido.─ Suavizó el tono queriendo convencerlo.   

Jungkook tragó un nudo en su garganta pensándolo con cuidado, hace mucho no hablaba de algo así como sus pesares con su madre, desde niño cree recordar, pero era complicado cuando ella le permitió a su padre traerlo aquí, ni siquiera su opinión ni punto de vista fue tomado en cuenta, por lo que no sabía si realmente sincerarse con ella sea conveniente.

─...No es nada.─ Dijo lo más tranquilo posible, al final del día sus recuerdos forman parte de él, y no hay manera la cual pueda desentenderse de ellos.─ Solo... no dormí bien, pero no es nada, de verdad.─ Parecía más una suplica a que no preguntara que una explicación.

Ella le observó con desconfianza, no se lo terminaba de creer y Jungkook lo sabía, sin embargo, su mamá no pudo adjudicar nada puesto que el sonido de la puerta de la habitación principal siendo abierta les hizo voltear. Por supuesto era su padre, quien salió de la habitación completamente vestido en un traje que comúnmente usaba para trabajar. Jungkook frunció el ceño, la figura de su progenitor se acercó hacia ellos acomodando los botones de su camisa, una vez llegó a ambos, intercaló miradas entre su esposa he hijo, se formó una extraña atmosfera. 

J A Y U S ~ KooKminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora